Ante una posible devaluación, la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma) pidió a sus afiliados prestar atención a las negociaciones con sus dadores de trabajo para no salir perjudicados
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En medio de la volatilidad económica y cambiaria que atraviesa el país, la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma) alertó a sus socios a “tener prudencia a la hora de convenir tarifas o acuerdos que pueden llegar a ser perjudiciales para sus empresas”.
En un comunicado, explicaron que, “dadas las circunstancias económicas que se encuentra atravesando el sector y la economía en general, cualquier tarifa que se estipule, que no sea abonada al contado y previo a las elecciones presidenciales, resultará en una negociación perjudicial para el contratista y atentará contra los equipos y economías del mismo”.
En diálogo con LA NACION, el vicepresidente de la entidad, Luis “Fredy” Simone, aseguró que la intención de Facma fue poner en conocimiento a sus afiliados que, frente a una posible devaluación post elecciones, “los únicos perjudicados serán los prestadores de servicios agropecuarios”.
“A río revuelto, ganancias de pescadores, dice el dicho. Y es eso lo que está ocurriendo. Muchas dadores de trabajo que contratan nuestros servicios nos están pidiendo que le facturemos ahora, antes de las elecciones, para pagarnos con un cheque a 30 o 60 días”, dijo.
“Esto, con una devaluación, nos licúa toda nuestra ganancia. Es un claro aprovechamiento de los productores que ven nuestra necesidad de trabajar y de no tener nuestros equipos parados. Quieren que carguemos con la devaluación”, detalló.
En este contexto, Facma que tiene unos 4000 socios en todo el país dedicados, entre otras labores, justamente a la siembra y la cosecha, señaló que “no se pretende interferir entre el dador de trabajo y el contratista, ni así tampoco atentar contra las actividades actuales del sector agro y la producción del país”.
Simone entiende que la situación que atraviesa la actividad es frágil y que en este escenario, son muchos necesitan poner sus maquinarias en movimiento, incluso resignando precio en sus tarifas. En esto, “el mercado libre juega en contra de los socios, donde el precio está mucho más bajo que el valor del mercado orientativo que puso la entidad donde se evaluá los gastos y la amortización de la maquinaria”.
“La necesidad es inmensa. Muchos socios nos dicen que si no trabajan no comen y que no pueden mantener la empresa a flote, por lo que prefieren bajar los valores para seguir trabajando. Pero eso perjudica a todos. Estamos cautivos de estas empresas y debemos cuidar entre todos nuestro sector”, afirmó.
Para el contratista, la situación se agrava porque la sequía que continua en muchas zonas, retrasó la siembra de maíz de primera y muchos productores ya decidieron cambiar al cultivo tardío o directamente pasarse a soja.
“Algunos contratistas desesperados por trabajar y cubrir gastos se sientan a negociar con las empresas en inferioridad de condiciones y rebajan sus servicios por necesidad. Entendemos que cuesta tener un equipo parado, además del personal al que hay que pagarle los sueldos. Por eso, es lamentable que se juegue con el trabajo de la gente”, indicó Simone.
Según describió, la actividad viene de capa caída desde hace ya un tiempo. “Los problemas que enfrenta el sector contratista se van sumando día a día. A la sequía que nos quitó trabajo, está la inflación creciente que no da respiro, dejando las tarifas desactualizadas: todo el tiempo aumentan las cosas. En relación a la inflación, las tarifas están muy por debajo de esos índices, solo aumentaron un 110% y nos superó la inflación. A eso se suma, inversiones paradas; importaciones muy racionadas y; créditos con intereses siderales casi usureros, imposibles de tomarlos. Los números no cierran por ningún lado”, detalló.
Dijo que llegan muy ajustados para sembrar, casi sin liquidez de plata para comprar combustible que encima es escaso. “En julio, por ejemplo, luego de terminar de sembrar el trigo, hicimos nuestras proyecciones hasta octubre y esa plata que teníamos previsionada para aguantar hasta ahora se nos diluyó con la inflación. Sumado a que la sequía está retrasando la siembra y eso hace que la oferta de servicios sea mucha. Todo se nos hace cuesta arriba”, añadió.
Con una mirada a mediano plazo, el dirigente señaló que hay preocupación para lo que viene. “Aunque ponemos una gotita de esperanza a que las cosas con un nuevo gobierno cambien, el corto plazo es muy incierto y tampoco se ven luces claras hacia más adelante”, finalizó.
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