A cuánto: subió el peso de los impuestos en los alimentos y uno de cada 4 pesos van al Estado

CÓRDOBA.- Cada ocho bollitos de pan que come un argentino, traga también dos de impuestos; por cada sachet de leche se toma un vaso de carga tributaria y, por cada kilo de carne, un cuarto de presión fical. El peso de los impuestos en estos alimentos básicos es muy similar al de hace seis meses: varió levemente en el caso de pan y leche. Los datos se desprenden del informe “composición de precios” de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

Desde el campo a la mesa, el precio de la leche se multiplica por cuatro y el del trigo por diez, dice Nicolle Pisani Claro, economista jefe de FADA. En el caso de la leche, en el precio el tambo representa 27% (versus 29% de hace seis meses); la industria el 28% (era 26%) y el comercio el 18% (era 19%). En tanto, los impuestos son 27% (un punto porcentual más que en el anterior reporte). A nivel de cadena productiva, 63% son costos de producción, 10% es el resultado y 27% son impuestos, agrega la economista.

Del total que paga el consumidor por el kilo de pan francés, el trigo representa el 10% (era 12% en el reporte anterior); el molino 4% (era 3%), la panadería se mantiene en 59% y los impuestos son 27% frente al 26% de seis meses atrás. A nivel cadena, 48% son costos, 27% impuestos y 25% ganancias.

Del precio del kilo de carne, la cría representa 26% (cayó tres puntos porcentuales); el feedlot 31% (se mantiene); el frigorífico 4% (igual al anterior); carnicería 15% (era 12%) y los impuestos el 24%, lo mismo que en el informe previo. Así la carga tributaria es 24% del precio, 60% son costos de la cadena y 16% ganancias.

Pisani Claro se enfoca en la relación entre el trigo y el pan, ya que en las últimas semanas creció el debate sobre las retenciones sobre el cereal (12%) de cara a la próxima campaña: “Los costos del trigo aumentaron significativamente en el último año, mientras que el precio del grano está por debajo del promedio de los últimos cuatro. En este contexto, las retenciones empeoran la situación”.

La economista Natalia Ariño entiende que la quita de las retenciones “ayudaría a todos” porque “generaría más inversión y más producción, que a su vez impactan en “más empleos, mayor uso de fletes, más maquinarias y fertilizantes, entre muchos otros beneficios”. Dice: “Aportaría a la reactivación de la economía, una rueda en la que estamos todos, tanto para los que vivimos en las ciudades o en el campo. También para los distintos rubros en los que trabajamos, porque de alguna manera, todos formamos parte de esta rueda”.

Retenciones

Repasa lo que pasó cuando se redujeron las retenciones al trigo durante la gestión de Mauricio Macri; creció 20% la siembra y 40% la producción. “Se generaron US$1000 millones más por producción y se usaron 203.000 nuevos fletes”, añade y enfatiza que las las retenciones actúan sobre el “ingreso bruto y no sobre las ganancias, de tal forma que, si el productor tiene pérdidas, se aplica igual”.

El informe muestra que uno de cada 4 pesos que se pagan por los alimentos lo explican los impuestos. En promedio, entre los tres productos analizados, las cargas nacionales representan el 80%, impuestos provinciales 16% y municipales 4%.

Las autoras del reporte precisan que el hecho de que un eslabón tenga mayor participación en la composición del precio no significa necesariamente que sea el que más gane, sino que está relacionado con los procesos, escalas, ganancias y costos que tiene ese eslabón. “Esto se puede ver, por ejemplo, en el caso de la panadería: es el eslabón que tiene más participación, pero porque la escala de producción es menor y más artesanal y porque combina dos actividades: producción y venta minorista. Tiene también costos más elevados, principalmente de servicios, alquileres y salarios”, aclaran.

Conforme a los criterios de

Conocé más

Según expertos. Qué pasa si como pan blanco todos los días y por qué el integral es más saludable

Bien caliente. Sándwich de atún gratinado

Perfecta combinación. Ensalada de brócoli y espinaca con panceta y crocante de almendras