Ya hay varias provincias donde se detectaron casos de Encefalomielitis Equina (EE) y no existen las vacunas suficientes; por este motivo, el Senasa señaló que solo será obligatoria a partir del 1º de febrero próximo
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Como reguero de pólvora, la Encefalomielitis Equina (EE) avanza sin control por todo el país. A las provincias de Corrientes y Santa Fe, donde estuvieron los primeros casos confirmados, ahora hay que sumar a Córdoba, Santiago del Estero, Entre Ríos y Buenos Aires e incluso en el Uruguay.
En el sector equino señalan que va a ser “muy difícil parar la enfermedad” y que lo que se tendría que haber hecho desde un primer momento es haber frenado todos los movimientos de caballos. Vale recordar que se trata de una zoonosis, es decir que el ser humano es susceptible de contraerla, donde muchas veces lo ataca en forma subclínica, sin síntomas o síntomas muy ligeros, como dolor de cabeza, espalda, un poco de fiebre, pero que no es grave. En la Argentina, en todas las epidemias que hubo en el pasado, se registraron 4 o 5 personas con la enfermedad declarada. Por lo que “la gente vinculada al sector equino debería cuidarse pero el resto de la población puede estar tranquila”.
“Si bien se parte de la base que de caballo a caballo no se contagia, que las que llevan la enfermedad son las aves y el vector es el mosquito, con lo cual se puede decir empíricamente que el movimiento de caballos no afectaría el contagio. Pero entendemos que algo que es tan grave, parar los traslados, debería haber sido una norma para tomar conciencia. Ya tenés casos por todos lados, lo que pasa es que mucha gente siente miedo de declararlo”, dijo a LA NACION Raúl Etchebehere, criador y expresidente de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Criollos.
En este contexto, Santiago Tapia, veterinario y miembro por la Sociedad Rural Argentina (SRA) de la Comisión Nacional de Sanidad Equina del Senasa, indicó que el brote está en plena diseminación, avanzando muy rápido.
“Empezó en Corrientes y Santa Fe pero ya había sospechas en otras y hoy tenemos casos confirmados en Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero y en provincia de Buenos Aires. Ya llegó al oeste y se espera que se siga expandiendo. Es muy difícil que quede donde está, sino que, donde haya mosquitos va a ir avanzando su enfermedad porque la probabilidad de infección es alta”, alertó.
El especialista detalló algunas de las sintomatologías que posee el animal infectado. “Esta epidemia tiene una sintomatía neurológica importante, con distintas expresiones, el caballo entra en depresión, se los ve girar en círculos, con la cabeza en el piso. Cuando caminan tienen serios problemas ambulatorios, con pérdida de equilibrio. Hoy todo síntoma neurológico en un caballo, el 99% es que sea encefalomielitis, a tal punto que Senasa ya no toma más muestras sino que evalúa síntomas y directamente confirma el caso, porque no tendría mayor sentido”, explicó.
Si bien el organismo sanitario diagnosticó que se trata del virus del Oeste, el menos patógeno y cuya mortalidad en equinos es de un 20 o 30%, el problema es que no hay vacunas para inmunizar los tres millones de caballos del país.
Dicen que “en el mejor de los casos para fines de diciembre habría entre 400.000 y 500.000 dosis”. Es decir que en el mediano plazo no se cubriría la demanda, sobre todo que se necesita doble dosis por animal para tener la manada totalmente inmunizada.
“La única manera de estar tranquilo y tener la seguridad de que se está a salvo de la enfermedad es tener un alto porcentaje de caballos vacunados con dos dosis. Mientras tanto es a cruzar los dedos y rezar que no te caiga”, enfatizó Etchebehere.
En este escenario de espera (por vacunas), angustia y de desesperación, muchos criadores buscan salvar a sus caballos de cualquier manera e improvisan con diferentes tratamientos a su alcance que, si les da resultado positivo continúan para adelante y los comparten con otros. Van desde la aplicación de antibióticos, antiinflamatorios, corticoides, terramicina, ivermectina, suero hasta inyectarle jugo de limón.
“Sé de algunos caballos que se han salvado pero es difícil. Justamente ayer estaba hablando con un amigo que salvó una yegua con dexametasona y aunque no creas con jugo de limón inyectado en sangre. Le ponía 20 mililitros cada seis horas durante tres o cuatro días y la salvó. Aparentemente eso lo que hace es sacarle presión al cerebro”, señaló Etchebehere. “Hay algunos paliativos de dudoso éxito, pero la gente está intentando todo lo que puede”, agregó Tapia.
En esa línea, para Hernán Largel, veterinario especializado en caballos de polo, los informes del Senasa son confusos, sus idas y vueltas con prohibiciones y recomendaciones mantienen al sector “descolocado”. “La semana pasada, arrancó cortando el movimiento de tres provincias que tenían casos positivos y provincias que no tenían casos. También se podían mover animales vacunados con mínimo 15 días antes del movimiento. Prohibió los eventos de aglomeración de equinos Y el viernes pasado emitió otro comunicado que recién a partir de febrero se va a pedir en forma obligatoria la vacuna. Lo que indica que después del viernes está todo permitido, que no hay ninguna restricción para el movimiento. Eso nos tiene un poco descolocados. He hablado con veterinarios de Senasa local y no están de acuerdo con la decisión del organismo central. Mientras tanto, los veterinarios que manejamos centros grandes de caballos tampoco queremos hacer movimientos, por más que haya animales vacunados porque hay un gran población equina sin vacunación”, afirmó.
En lo personal, dijo que su centro de embriones lo tiene cerrado al movimiento de caballos. “No entra ningún caballo hasta que se aclare o hasta que podamos vacunar. Yo tengo muchos caballos vacunados dentro del campo, pero tengo un porcentaje que no y ese el de riesgo. Estamos esperando que se cumplan con las 300.000 dosis que saldrán la semana próxima y a partir de ahí ya cambiará el panorama”, cerró.
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