El balance cerrado al 31 de octubre de 2020 arrojó esa cifra todavía en terreno negativo pero inferior al rojo de los $72.100,2 millones del ejercicio de 2019
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La cerealera Vicentin redujo en el último ejercicio cerrado al 31 de octubre de 2020 su fuerte pérdida de 2019, pero igual quedó en terreno negativo. Según el último balance conocido, la pérdida de la compañía que en 2020 quiso expropiar el presidente Alberto Fernández fue de $15.194.153.602, por debajo de los $72.100.201.211 del ejercicio anterior, ajustados con la inflación.
La compañía, en concurso de acreedores con una deuda concursal por $122.375,4 millones, quedó en tanto con un patrimonio neto negativo de $39.325,02 millones, en este caso mayor a los $24.020,3 millones del ejercicio cerrado el 31 de octubre de 2019. La fecha clave ahora es septiembre próximo, ya que para ese momento debería estar el acuerdo para la salida del concurso. La empresa contempla para eso quitas para los acreedores y la llegada de inversores.
“Es imposible pagar todo el pasivo”, dijo en diálogo con La NACION Estanislao Bougain, director independiente, anticipando, aunque no precisó de cuánto, un porcentaje de quita para los acreedores. Bougain integra el directorio que, desde octubre pasado, encabezan Omar Scarel como presidente y Daniel Foschiati de vicepresidente.
La empresa está negociando para crear una Mesa de Reestructuración por la deuda, que además de casi US$300 millones con el Banco Nación y US$530 millones con un consorcio de bancos internacionales, incluye a productores, cooperativas y acopios. La palabra clave que usan en la cerealera para ganar el interés de los acreedores en este proceso es la de “coconstruir”.
“El acuerdo va a corregir esta situación de desbalance”, indicó Scarel en diálogo también con este medio.
Tras caer en default en diciembre de 2019, la firma culpó por su debacle a diversos factores, entre otros la sequía de 2018 que derivó en menor molienda, la pérdida de un diferencial arancelario en las retenciones de la soja para la industrialización -ahora reimplantado por el presidente Alberto Fernández-, el contexto económico tras las PASO de 2019, la caída del crédito y los fuertes compromisos para cumplir con los pagos a los productores que se apuraron a fijar precios ante un temor por mayores derechos de exportación.
Caída en desgracia, y tras ingresar en el concurso preventivo que lleva adelante el juez de Reconquista Fabián Lorenzini, la firma pudo al menos mantener operativas sus plantas con contratos a fasón, es decir alquilando sus instalaciones a otras empresas. Eso lo logró luego de varios meses de inactividad.
Eso le permitió continuar la operación, si bien como señala el mismo balance quedó por debajo de la capacidad instalada de la compañía. Esto ocurrió con dos plantas de molienda de soja, por ejemplo, que molieron 7000 toneladas diarias contra una capacidad instalada diaria de 16.500 toneladas.
No obstante, la firma fue mejorando la capacidad de trabajo. Sobre esto, entre noviembre de 2020 y febrero de 2021 en tres plantas (con soja y girasol) se llegó a casi un millón de toneladas, una fuerte mejora respecto de las 266.827 toneladas de los anteriores seis meses a ese período. Como dato para destacar, en la firma no descartan, más allá de los contratos a fasón, comenzar a comprar de manera directa granos de cara a la cosecha de soja que se va a generalizar. “La idea es comprar cuando podamos”, apuntó Scarel.
Tanto Scarel como Bougain insistieron en que la empresa está marchando bien. En rigor, el dato de la pérdida de $15.194,1 millones (incluye una diferencia de cambio en la deuda concursal) se explica en gran parte por el tiempo que estuvo parada. Dejó de operar el 4 de diciembre de 2019 y recién en mayo-junio de 2020 logró tener su primer contrato a fasón. “Esa pérdida del primer semestre (posterior a la inactividad) fue muy importante, pero luego se fue revirtiendo”, apuntó el presidente de la empresa. “Durante el segundo semestre reaccionó tremendamente”, agregó Bougain, que remarcó: “Ahora estamos con los números completamente positivos”.
Según un informe de la compañía sobre la marcha de los negocios, en febrero último los ingresos relacionados con contratos a fasón, elevación y almacenaje fueron de US$7.180.000. En cuanto a los egresos, se ubicaron en US$6.000.000.
Inversor
La compañía destaca en el balance que “para la superación del proceso concursal la Sociedad requiere de un robustecimiento de sus fondos propios a través de la capitalización o de financiación de sus accionistas, actuales o futuros”. Hace un tiempo, la firma había contratado al banco de inversión Maxim Group para que buscara precisamente un inversor.
“La Sociedad contará al finalizar el Período de Exclusividad con fondos propios importantes para elaborar una solución colectiva, pero difícilmente pueda alcanzar la reestructuración por sí misma. Por tanto, como ha sido explicado en todos los foros que se ha presentado, se encuentra en la búsqueda permanente de incorporación de nuevos accionistas que con su aporte puedan contribuir al ansiado Acuerdo Preventivo”, indicó.
Vale recordar que, cuando se constituyó el nuevo directorio, la firma comenzó a impulsar la idea de una nueva Vicentin con “mayoría nacional”. Es decir, la compañía apunta a que lo que venga tras el concurso sea una empresa que, más allá de que pueda tener un inversor externo, quede con mayoría nacional.
En el balance se remarca, entre otros puntos, que la “continuidad exitosa y la evolución de la situación patrimonial y financiera de la Sociedad” dependerá, entre otras cosas, de la “confección de una propuesta satisfactoria a los acreedores”, además de la incorporación de un nuevo accionista.
Diego Guelar, exembajador en China, está asesorando a la firma de manera externa en cuanto a su vinculación. Dice que ve “la luz al final del túnel” para su operación. “De una situación de demolición, quiebra, desguace -que era con lo cual se criticaba en su momento a Vicentin- estamos viendo una empresa con capacidad de reacción; hay una enorme expectativa positiva. Estamos en el camino de una nueva Vicentin”, señaló.
Ante una consulta sobre si la firma se podría desprender de algún negocio -entre otros, por fuera del rubro granos controla el de yogures y postres que compró a SanCor hace varios años- Bougain remarcó: “No hay una hipótesis de desguace; la hipótesis es de una Vicentin unida”.
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