En Fortín Olmos, en el norte de Santa Fe, José Marcelo Ramos vivió una odisea para conseguir agua hasta que logró la ayuda de sus pares
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“Se me estaban muriendo”, dice José Marcelo Ramos (52), un productor agropecuario que vive en Fortín Olmos, en el norte de Santa Fe, quien desesperado por el escenario desolador que se atraviesa por la sequía, comenzó a arrear el ganado con la esperanza de hallar una fuente de agua. En el camino se encontró con la ayuda de un grupo de productores que le acercó un camión cisterna que le sirvió para evitar la mortandad de más vacas. En rigor, a raíz del fenómeno climático, que se agudizó en esa zona, se le murieron 21 animales de sed. Posee 86.
Los amigos de la región lo conocen como “Tinito”, fueron esos mismos, liderado por Yolanda Arce, una productora que moviliza a un grupo de colegas de Reconquista, quien fue el nexo para que le acercaran 17.000 litros de agua en equipos para que el ganado no se le muriera. Esto lo ayudó a no bajar los brazos y abandonar lo que con mucho esfuerzo había comenzado en los 90 cuando se fue de Sunchales “por necesidad”.
“Yo ya ni quería vivir de los animales, porque ya había invertido en ellos”, sostuvo. En un halo por encontrar “ayuda y refugio”, se acercó a la comuna para buscar una solución, pero al llegar, relató, se encontró con que le negaban el agua. Terminó en otras perforaciones comunes donde los animales toda a noche para sacar 7000 litros de agua.
En medio de la situación desesperante por la promesa de los políticos para acercarle agua, también escucharon de parte de las autoridades provinciales que el dinero prometido que se iba a destinar en ayudas iba a llegar a través de la Sociedad Rural de Vera, pero esto después habría cambiado para ser vía la comuna. “El primer mes de aplicación de las ayudas fue un desastre, porque no había un control, te llevaban el agua y solo con la firma te comprobaban eso. Después me encontré con que los animales hacía dos días no tomaban agua, pasó el segundo día, el tercero, cuarto y quinto día sin agua y llamé. Era una situación desesperante”, señaló.
Esto llegó tras una visita del ministro de Producción, Daniel Costamagna, en enero pasado a la región. “En la reunión se la pasan diciendo que hacen cosas, pero a la vez no se hacen las cosas”, contó.
La situación de la falta de lluvias se ha agudizado en la zona. “Si bien hay zonas donde ha llovido, hay otras donde todavía no llovió. Por ejemplo, anoche [por ayer] llovió en Olmos, pero a 2000 metros al norte, por la ruta 40, no llovió nada”, ejemplificó.
“La seca todavía no se corta. Nosotros necesitábamos que se acercaran a ayudar desde el Gobierno, hacer ayudas puntuales para los pequeños productores, porque una persona que tiene entre 80 y 100 animales no puede gastar $1 millón de pesos para hacerse una represa. Hay cosas que los políticos no entienden, como que al pequeño productor no le alcanza”, afirmó.
Además, sostuvo que le cobraban $83.000 para hacer 55 kilómetros con un tanque de 25.000 litros de agua para los animales. Así pudo pagar dos viajes, pero el resto lo tuvieron que ayudar de la Rural de Reconquista y colaboradores. “Fue una cosa desesperante y hay lugares donde hay gente a la que todavía no le han llevado agua. En medio de la desesperación me vine porque había agua en los charcos más adelante. En siete horas caminé 15 kilómetros para llevar a los animales, cuando normalmente hacés esos 15 km en dos horas con el animal caminando. Con la gran sed, los animales [de raza criolla] tenían los ojos hundidos”, extendió.
Por la falta de agua, el productor perdió 21 cabezas de ganado vacuno que vio él mismo morir, según aseguró. “Después, me faltan algunos que no sé si están muertos o están deambulando en el campo del vecino, porque se pasan para buscar agua. El animal cuando busca agua rompe lo que sea”, destacó.
Ramos se fue de Sunchales en 1998 con la creciente de ese año. “Gracias a Dios que me fui. Lo que tengo no lo quiero salir a vender, porque con esto sale el que aprovecha la necesidad y quiere pagarte lo menos posible el animal”, puntualizó. Hoy, en total tiene 86 vacas y hace lo posible para evitar una catástrofe. “Hay gente que puede comprar agua y otra que no, que es algo necesario”, dimensionó.
Antes de finalizar, se esperanzó con que la situación de la sequía sirva para mejorar e invertir en infraestructura en las zonas rurales para evitar un escenario similar en el futuro. “Se pueden hacer perforaciones para que la gente no tenga que hacer tantos kilómetros para buscarse el agua”, resumió.
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