Crisis en el Gobierno: el ranking de los ministros que más enojan a Cristina Kirchner
Cristina Kirchner siempre se levanta temprano. Lee los diarios, revisa los portales digitales de noticias e inicia una ronda de llamados a funcionarios de confianza, muchos de los cuales forman parte del Gobierno. Suele preguntar quién hizo tal o cual operación en su contra, un término que volvió a usar en la carta pública que difundió por la noche.
La vicepresidenta le dedica mucho tiempo a revisar los números. Su nota de ayer es prueba de ello. Acusó al Gobierno de no “ejecutar” el presupuesto. En términos sencillos, a Cristina Kirchner le molesta la enorme cantidad de dinero disponible en la contabilidad pública que los ministros no volcaron a la calle en un año electoral. Son $352.000 millones.
El ahorro de recursos tiene una connotación positiva para una parte de la biblioteca. El kirchnerismo tradicional no está en esa línea. Aníbal Fernández explicaba que era tan mal funcionario alguien que robaba como quien dejaba sin usar el dinero que le habían asignado. Tomó esa sabiduría de Julio De Vido. Las palabras de Cristina Kirchner parecen inspiradas en esa misma raíz de pensamiento.
La lista de ministros cuestionados por la vicepresidente por su mal funcionamiento en el Gobierno es relativamente fácil de determinar a partir de números públicos. A esta altura del año, quienes hayan usado menos del 69% de los recursos disponibles están incumpliendo con la utilización cronológica de los fondos. Hay sorpresas que incluso llamarían la atención de Cristina Kirchner.
Nadie hasta ahora usó menos dinero disponible que el Ministerio de Transporte, que encierra una particularidad. Alexis Guerrera asumió el cargo tras la muerte de Mario Meoni. Es una cartera que responde a Sergio Massa y gastó apenas un 43% de los fondos. Por allí pasa parte de la obra pública y el subsidio a trenes y colectivos, que afectan directamente el bolsillo de los sectores menos favorecidos.
Luis Basterra (Agricultura) y Matías Lammens (Turismo) son otros dos apuntados, con algunas particularidades. Manejan menos plata que sus compañeros de Gabinete y tuvieron refuerzos presupuestarios en el año que los dejaron cada vez más lejos del objetivo de la vicepresidenta. El último, por caso, trepó 70% en los últimos días. Espera consumirlo en la última parte del año, en parte por el uso del programa PreViaje.
Matía Kulfas es cuarto en la lista. El ministro de Desarrollo Productivo pertenece al equipo original del Presidente y desde el principio tuvo una relación tormentosa con el ala kirchnerista. Su negativa a incorporar a Federico Bernal desató una discusión entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner que se saldó para el lado de la última. Luego, la cartera de Energía, que estaba bajo su órbita, pasó a la riñonera de Martín Guzmán, con quien las diferencias son por la orientación de la economía.
Kulfas usó hasta ahora uno de cada dos pesos que tiene disponibles. Para cumplir con el mandato de la vicepresidenta debería arrojar de inmediato casi $26.000 millones a la calle.
Hay otro ministro apuntado por Cristina Kirchner que se ubica en la misma línea. Es nada menos que el jefe de todos ellos, Santiago Cafiero. Tiene el sexto lugar en la lista de funcionarios con dinero ocioso.
Entre Kulfas y Cafiero aparece un nombre que puede resultar desconcertante. Es el de Eduardo De Pedro, más conocido como “Wado” en la política. El caso es curioso porque le caben las críticas de Cristina Kirchner, si bien es uno de los funcionarios propios que puso en disponibilidad su renuncia tras la derrota electoral.
Otra ministra es poco mencionada: Elizabeth Gómez Alcorta. A la titular del Ministerio de las Mujeres le sobra el dinero o tiene dificultades para emplearlo, si bien su billetera gravita menos en las cuentas nacionales.
Hay otros nueve ministros que, en menor medida, caen en la crítica de Cristina Kirchner: Cultura, Ciencia, Medio Ambiente (donde está Juan Cabandié), Cancillería, Educación, Obras Públicas, Defensa, Trabajo, Justicia y Seguridad. También la propia Presidencia de la Nación. En muchos casos, los jefes de las carteras sostienen que tuvieron problemas para avanzar con sus programas por la pandemia.
El caso de Salud es particular. Si bien muestra una subejecución de fondos, Carla Vizzotti sumó 70% de recursos en el año.
La vicepresidenta mira estos números desde hace tiempo. En noviembre del año pasado María Eugenia Bielsa dejó su lugar en el Ministerio de Hábitat porque no había logrado poner en marcha los programas de su cartera. La reemplazó el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien aumentó el uso de los recursos y es uno de los pocos que gastó más de lo que debía para esta altura del año. Ironías: está casi al mismo nivel de lo que se usó para pagar la deuda, una cuenta que la Casa Rosada tiene al tope de las prioridades.
Ferraresi es, también, el número dos del Instituto Patria, la casa política de la vicepresidenta. Quizás esa filiación militante y el uso del dinero disponible en el año electoral arrojen pistas sobre el perfil de funcionario ideal que imagina Cristina Kirchner.
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