No alcanza con que comience a declinar la tasa de contagio a raíz de la pandemia, con que los países levanten sus restricciones aéreas ni con que las empresas pongan a punto sus estructuras para volver a operar. Para que el sector aerocomercial se reactive, es necesario que haya personas dispuestas a subirse a un avión. "El punto central que debate la industria es cómo restablecer la confianza del pasajero", resume Franco Rinaldi, licenciado en Ciencia Política y especialista en el mercado aerocomercial.
La manera que encontró la industria de avanzar en este sentido fue concentrarse en la elaboración de protocolos: hojas de rutas que dictarán cada uno de los movimientos antes, durante y después de viajar, que no solo apuntan a minimizar efectivamente las posibilidades de contagio, sino que también contribuyen a la tranquilidad de los pasajeros. Son, además, el resultado de un trabajo mancomunado, donde la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) -dependiente de las Naciones Unidas- y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) aparecen como los grandes articuladores a nivel global.
Tal vez en otro escenario las empresas hubieran estado en condiciones de hacer grandes inversiones para readecuarse a las necesidades de sus clientes, pero ahora, con sus cajas en rojo después de meses de una virtual parálisis, además de eficientes los protocolos deben ser "sustentables económicamente". Una elevación de los costos, aseguran en el sector, redundaría en un aumento del precio de los tickets y retrasaría aún más la recomposición de la demanda.
"El último gran cambio que hubo en materia de cómo se vuela fue el 11 de septiembre del 2001. Después de los atentados a las Torres Gemelas se ajustaron todos los protocolos de seguridad. Ahora se viene la segunda oleada de cambio, con la siguiente salvedad: es probable que cuando se descubra la vacuna contra el Covid-19 o el virus pierda letalidad estas medidas se retrotraigan", analiza Rinaldi. Esa es, al menos, la esperanza del sector.
Si bien en las últimas semanas fueron publicados muchos protocolos (a nivel local están el de Aerolíneas Argentinas y el de la concesionaria Aeropuertos Argentina 2000,entre otros), el de la OACI -titulado "Despegue: orientación para viajes aéreos en medio de la crisis de salud pública de Covid-19"- fue respaldado por IATA y enviado como referencia a todos los países del mundo.
En el Ministerio de Transporte dijeron a LA NACION que todavía no está definido si se unificarán los protocolos vigentes o si será suficiente con que las autoridades den el visto bueno del que cada empresa proponga. Sin embargo, ya está claro cuáles son los principales puntos de acuerdo y, también, las polémicas sin saldar.
Antes de abordar el avión
- Anticipación. Los distintos protocolos convergen en un procedimiento previo al viaje más largo que el de tiempos de "normalidad", por lo que se sumará una hora más a la antelación habitual para llegar al aeropuerto.
- Sin despedidas. Solo podrán ingresar los pasajeros que tengan vuelos desde esa terminal. Es decir, no está permitido el acceso de familiares, amigos u otros acompañantes, a menos que la persona que viaje necesite algún tipo de asistencia.
- Control de temperatura. Deberá implementarse en los puntos de entrada a la terminal aeroportuaria y deberá ser realizado por personal capacitado, capaz de decidir si un pasajero está en condiciones de volar o no.
- Distanciamiento físico. Será implementado de acuerdo con las normas y reglamentos locales, pero la OACI recomienda una distancia de al menos un metro. Para cumplir con este punto, deberá reorganizarse y señalizarse de manera precisa la disposición del flujo de pasajeros en la terminal, en los puestos de control y migraciones.
- Protección. Será obligatorio el uso de tapabocas para pasajeros y de equipo de protección para el personal de las aerolíneas y aeropuertos.
- Trámites digitales. Se intentará que todos los trámites que requieren interacción con personal sean reemplazados por interfaces electrónicas. Esto va desde el check-in al despacho de equipaje.
Respecto de los test, la OACI señala que "al momento de la publicación [27 de mayo de 2020], las pruebas rápidas no pueden ser una condición previa para viajar debido a su poca confiabilidad o impracticabilidad". En IATA detallan que solo se implementarán cuando cumplan con cuatro criterios: que sean "rápidos, confiables, escalables y de bajo costo".
Dentro del avión
La posibilidad de que la nueva normalidad llegue con la obligación de dejar asientos vacíos entre pasajeros es uno de los grandes puntos del debate. Por el momento, no está contemplado dentro de las indicaciones de los grandes organismos internacionales del sector.
En la industria consideran que es inviable económicamente. Según IATA, obligaría a llevar la ocupación máxima por debajo de los niveles de equilibrio de las empresas, lo que se reflejaría en tarifas hasta un 54% más altas. Además, lo ven innecesario.
Según su argumento, los filtros de alta eficiencia HEPA (High Efficiency Particulate Air) de los que disponen los aviones remueven el 99,97% de las partículas y renuevan íntegramente el aire de la cabina cada tres minutos, lo que los convierte en un ambiente seguro. Esa protección, insisten, se ve reforzada por la disposición actual de los asientos -los respaldos como "barreras"- y las medidas preventivas nuevas que se adoptarán a raíz de la situación.
Se asume que en los casos en los que el avión no complete su ocupación, los pasajeros serán dispuestos de forma tal que mantengan la mayor distancia posible entre ellos. En la Argentina, puntualmente, las autoridades pretenden que en una primera etapa no se supere el 70% de la capacidad.
Hasta el momento, las medidas contempladas oficialmente tanto en los protocolos internacionales como en el de Aerolíneas Argentinas son las siguientes:
- Entrada y salida del avión en mangas, siempre que sea posible. De ser necesario el uso de micros para el traslado hasta el avión, se hará en grupos reducidos.
- Uso permanente de tapabocas para pasajeros y tripulación.
- Suspensión de servicios de catering a bordo en el caso de los vuelos de cabotaje o regionales y servicio limitado en el caso de los vuelos internacionales.
- Limitación de circulación de los pasajeros dentro de la cabina durante el vuelo, evitando la formación de filas en los baños o aglomeraciones de cualquier tipo.
- Eliminación del material de lectura, mantas, almohadas y auriculares que suele entregar la aerolínea.
No obstante, algunas empresas privadas vinculadas al sector elaboraron propuestas para volver más seguros los asientos. La italiana Aviointeriors, por ejemplo, ideó dos prototipos. Uno revierte la posición del asiento del medio y separa a los pasajeros en la misma fila con una protección transparente. El otro, adapta los actuales diseños de los asientos instalando un escudo entre ellos, "aislando" a cada pasajero desde los hombros hacia arriba.
La firma Haeco, de Hong Kong, planteó un diseño de planta del avión donde se alternan pasajeros con la carga que usualmente viaja en la bodega, lo que permitiría aprovechar de otra forma el espacio en el avión y, eventualmente, separar a los pasajeros. También circuló la propuesta del ingeniero aeronáutico francés Florian Barjot, llamada PlanBay, que consiste en adosar a los asientos de clase turista un panel de protección detrás del asiento y otro entre los asientos.
Por otro lado, también comenzaron a aparecer aerolíneas que ofrecen, como un servicio adicional, la posibilidad de viajar con el asiento de al lado vacío. La aerolínea estadounidense Frontier ofrece esa opción (llamada "más espacio") por US$39. Evidentemente, lo que quede por fuera de los protocolos puede ser recogido por las empresas y reconvertido en estrategias comerciales.
En el aeropuerto de destino
De acuerdo con los protocolos, al descender del avión se controlará nuevamente la temperatura de los pasajeros con personal capacitado. En el caso de los vuelos internacionales, el pasajero deberá entregar completo y firmado el formulario solicitado por las autoridades sanitarias.
Al igual que en la etapa de preembarque, se deberá buscar el mínimo contacto posible entre personas a la hora de completar trámites como el control de fronteras y aduanas. Además, se deberá reconfigurar la disposición de los carriles y mantener la distancia incluso en el momento de recolección de equipaje.
En el caso de los pasajeros en tránsito, la cooperación entre países será clave para poder tomar como válidas las instancias de control realizadas en el aeropuerto de origen y evitar repetirlas íntegramente en las escalas subsiguientes. De ese modo, se podrá reducir el operativo que tendremos que atravesar cuando regresen los vuelos.
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