Cambio climático: la energía nuclear avanza en punta para reemplazar el petróleo y el carbón y reducir las emisiones
La Argentina está construyendo “la planta nuclear del futuro” con el Carem 25
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La energía nuclear tiene mala imagen a nivel mundial. Los accidentes de Fukushima (Japón) y Chernobyl (Ucrania) la catalogaron como un peligro y hay mucha resistencia en las sociedades para implementar esta forma de generación eléctrica. Sin embargo, los científicos insisten en que el avance de la tecnología ha mejorado la seguridad de las plantas y que son la alternativa más conveniente para acelerar la transición energética a un mundo sin necesidad de quemar carbón, petróleo o gas. En este sentido, la Argentina está construyendo la primera central nuclear diseñada completamente en el país y espera posicionarla a nivel internacional como la “planta nuclear del futuro”.
“Hay muchos reportes que señalan que la energía nuclear es una solución engañosa para la transición a una generación eléctrica con menos emisión de carbono. Estoy en desacuerdo. La energía nuclear debe estar a la misma altura que otras fuentes de energía limpia. Y vemos que avanza su implementación cuando los países basan sus decisiones en la ciencia más que en la ideología”, dijo el argentino Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), en la reunión anual del Consejo Internacional de Academias de Ingeniería y Ciencias Tecnológicas 2021 (Caets), organizado por la Academia Nacional de Ingeniería de Argentina.
“Hoy hay 800 millones de personas que no tienen electricidad. En 2019, el 63% de la electricidad fue producida a base de carbón. No es sustentable esto, sobre todo si creemos que la demanda aumentará 40% en los próximos años. Las energías renovables son una forma de reemplazar el carbón, pero cuando el sol no brilla o el viento no sopla, la energía nuclear da estabilidad al sistema”, indicó Grossi.
Según datos de la IAEA, en el mundo hay 442 reactores en operación en 31 países, que producen alrededor del 11% de la electricidad mundial. Además hay 53 unidades en construcción en 20 países, entre los que se encuentran China, India, Rusia, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Finlandia y Francia.
La Argentina fue el primer país de América Latina en tener una planta nuclear. Atucha I, ubicada en Lima, en la provincia de Buenos Aires, comenzó a construirse en 1968 y su producción comercial inició en 1974. Luego llegaron Atucha II y Embalse, construida en Córdoba. El desarrollo de energía nuclear fue una política de Estado que atravesó gobiernos peronistas, militares y radicales.
Actualmente, en el país se está construyendo “la planta nuclear del futuro”, Carem 25, que está bajo la órbita de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Se trata del primer reactor nuclear íntegramente diseñado y construido en la Argentina.
“Es una planta chica, con una potencia de 30 megawatts (MW), que tiene varias características que la hacen única y la posiciona como uno de los proyectos más avanzados de este tipo en el mundo. Por ejemplo, se puede construir en una fábrica y después llevarla al lugar final. De esta forma necesita una inversión inicial menor y a medida que crece la demanda, se pueden construir otros prototipos y colocarlos uno al lado del otro”, explicó Sol Pedre, Head Of Robotics Division en CNEA.
“La Argentina tiene una manera de construir este prototipo para probar las innovaciones del reactor. Tiene unas medidas de seguridad que la hacen muy segura y ya exportamos este prototipo a países tales como Argelia, Países Bajos y Australia, entre otros. Queremos posicionarnos como referentes mundiales en estos reactores. El país tiene una industria fuerte en energía atómica y hay muchas empresas proveedoras en este sector, sobre todo las compañías de metalmecánica”, agregó Pedre.
Como ejemplo, mencionó a la empresa mendocina Impsa, que este año fue rescatada por el gobierno nacional y provincial con una inyección de capital de US$15 millones, y a Combustibles Nucleares Argentinos (Conuar), cuyos accionistas son el Estado y el Grupo Perez Companc.
Ambas compañías construyen las partes principales de la planta, pero además hay otros 1000 proveedores locales. El país ya invirtió US$450 millones de los US$800 millones presupuestados en la infraestructura, el prototipo y la validación de la planta, y la obra tiene un avance del 70%.
“El reactor ofrece una mejor performance en seguridad, porque están pensando principalmente para que sean los más seguros posibles. Además ofrece soluciones que son prefabricados y después se envían; esto permite reducir el tiempo de construcción, que es uno de los mayores problemas en esta industria”, agregó por su parte Ignacio de Arenaza, responsable de Ingeniería Civil de CNEA, en un panel moderado por Raúl Bertero, de la Academia Nacional de Ingeniería (ANI).
La reunión anual del Consejo Internacional de Academias de Ingeniería y Ciencias Tecnológicas 2021 (Caets), que continúa hasta el viernes, tuvo a Manuel Solanet, el presidente de Caets para este año y de ANI, como principal orador en la apertura. “Nuestro rol como ingenieros es trabajar para un mejor mundo. Para eso se necesita de mucha investigación para mejorar y cuidar al desarrollo teniendo en cuenta la sustentabilidad”, señaló.
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