“Cada vez que vea especulación, va a intervenir”: la jugada de Massa que recuerda a la de Macri y continúa en Washington
El accionar de Economía hizo rememorar al de Luis Caputo, en 2018, cuando, como presidente del Banco Central, intercedió en el mercado cambiario, incumpliendo el acuerdo con el FMI; parte del equipo del ministerio viajará a EE.UU. para negociar un nuevo programa
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La ansiedad de los minutos previos a la apertura de los mercados financieros contrastó esta mañana con la tranquilidad que trasmitían varios grupos de chicos de 12 años corriendo y saltando con guardapolvos blancos en la Plaza de Mayo, que se observaban desde las ventanas del Palacio de Hacienda. El equipo económico difundió ayer que, luego de haber ordenado que el Banco Central (BCRA) interviniera en el mercado de bonos para frenar el alza de los tipos de cambios financieros, esa maniobra iba a “arrastrar al blue” hacia la baja.
La jugada del ministro de Economía, Sergio Massa, no fue menor, ya que implicó trasgredir una prohibición tácita del Fondo Monetario Internacional (FMI): usar reservas para intervenir en el mercado. “Cada vez que vea especulación, Massa va a intervenir. Hasta ahora, eso estaba prohibido por el acuerdo con el FMI. Pero Massa le dijo al Fondo que eso también entraba en la revisión, porque él tiene la obligación de mantener la estabilidad en el país”, explicaron fuentes de la cartera.
Por eso, la expectativa acerca de la apertura de la cotización del dólar ilegal era mayúscula. El accionar de Massa hizo acordar al de Luis Caputo, en 2018, cuando, siendo presidente del Banco Central, incumplió también el acuerdo con el FMI, apenas seis semanas después de haberlo firmado, para intervenir en el mercado cambiario y frenar la corrida. En esos tres meses que duró su presidencia en el BCRA, el dólar oficial subió de $28 a $40 (43%).
En su libro Primer Tiempo, el expresidente Mauricio Macri describió lo duras que fueron las negociaciones con el FMI para que los deje frenar la escalada del dólar. Incluso, confesó haber dicho que estaban avanzando en un nuevo acuerdo con el organismo, sin haber tenido el visto bueno primero del FMI.
“Admito que fue un error y que incumplió sus objetivos del día, pero sí cumplió otro: despertó al FMI de su siesta y les hizo ver que necesitábamos un nuevo acuerdo lo antes posible. Hasta ese momento el FMI venía reaccionado con displicencia a las subas del dólar. Respondía con argumentos económicos clásicos a los problemas con ingredientes políticos”, escribió Macri.
El expresidente también contó que, cuando quisieron explicarle a Christine Lagarde, la entonces directora gerente del FMI, las “particularidades” del caso argentino, la actual presidente del Banco Central Europeo (BCE) respondió: “El dólar tiene que encontrar su equilibrio natural, no me preocupa”.
“No podía hacerle ver que habían desaparecido los vendedores y que había días en los que solo con chirolas nos movían el dólar un peso o dos para arriba. Los días siguientes fueron peores, quizás los peores de todo mi mandato”, reconoció Macri en el libro.
A diferencia de ese entonces, que el FMI tardó en convalidar las negociaciones para llegar a un nuevo programa, esta vez el Fondo respondió ayer con un escueto comunicado, aunque no se refirió a la intervención en el mercado de cambios que hizo público Massa en Twitter. “El staff técnico continúa trabajando con las autoridades argentinas para fortalecer el programa económico acordado con el país en el contexto de la sequía muy severa. Los intercambios entre las autoridades y el equipo del Fondo Monetario Internacional avanzan de manera constructiva”, dijo el organismo.
Mañana, parte del equipo económico de Massa viajará a Washington para renegociar el acuerdo. La comitiva será liderada por el jefe de Asesores, Leonardo Madcur, y el secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein. La expectativa del Ministerio de Economía es conseguir un auxilio de dólares, sabiendo que, como contrapartida, el Fondo les pedirá un mayor ajuste fiscal o, por lo menos, cumplir con la meta acordada.
La situación es complicada, porque la sequía no solo implicó que ingresen US$20.000 millones menos al país, sino que afectó fuertemente los ingresos fiscales. Eso se vio claramente en los resultados de cuentas nacionales de marzo, donde pese a que el Gobierno ajustó 17% en términos reales el gasto, los ingresos cayeron 21% y el déficit (las diferencia entre gastos e ingresos) aumentó.
“El dato de marzo confirmó lo esperado: en los primeros tres meses del año, el rojo primario suma $690.000 millones, $250.000 millones por encima del compromiso asumido con el FMI. El desvío respecto a la meta es del 56%”, dijo la consultora LCG.
A simple vista, parece difícil que el FMI le conceda al Gobierno una flexibilización en la meta fiscal y un alivio financiero en el desembolso de fondos, sobre todo teniendo en cuenta que a Macri –pese a que tenía una buena relación con el entonces presidente estadounidense Donald Trump– se le exigió un fuerte ajuste fiscal, de casi tres puntos del producto. En detalle, debía achicar el rojo del Estado de 2,7% del PBI a cero en 2019, pleno año electoral. El resultado implicó una derrota en la elección presidencial del oficialismo en primera vuelta y una caída de la actividad económica de 2,2% del PBI.
En el equipo económico de Massa admiten, sin embargo, que, más allá de si consiguen una buena predisposición del FMI, es inevitable avanzar con un mayor ajuste fiscal porque ya no hay fuentes de financiamiento. “Esta corrida va a pasar, pero si no hacés nada, vas a tener varias más”, reconocieron.
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