Cada vez hay más ofertas para trabajar en otros países
Australia, Dinamarca, Irlanda, Dubai y China están entre los que abren sus puertas a jóvenes argentinos
Mochila al hombro, los jóvenes argentinos que viajan por el mundo mediante los programas Working Holiday –trabajo en vacaciones– ven ampliarse el abanico de opciones con más destinos para elegir. Luego del puntapié inicial que en 2003 dio Nueva Zelanda en este tipo de convenios con el país, durante estos últimos años se sumaron acuerdos con Australia, Dinamarca, Francia e Irlanda.
La idea es propiciar unas extensas vacaciones con la posibilidad de trabajar para costear la estada por medio de visas especiales. En general, estos permisos se otorgan a quienes no tienen más de 30 años y por única vez en la vida para cada lugar, con tope de permanencia de un año.
Si bien los requisitos para obtenerlas varían para cada país, sobre todo en el nivel de estudio e idioma, sin excepción se requiere además de la inversión del pasaje, la contratación de un seguro y una demostración de fondos que puede ir de 1700 a 2500 dólares por persona. Eso sí, aunque se vayan bien asesorados y con contactos para conseguirlos, los jóvenes deben procurarse el trabajo y el alojamiento en el destino.
"En general no tienen intención de hacer una diferencia monetaria, sí de ganar lo suficiente para mantenerse. Y hay dos perfiles de jóvenes que viajan: los que se toman un año sabático después de terminar la Universidad y los que buscan un plus académico trabajando en algo de su área, como los que van a Francia o Dinamarca", dice Gladys Semenas, directora de la agencia Intereduca, especializada en estos programas.
Tras su experiencia con tres amigas en la lejana Nueva Zelanda en 2010, Gloria Caride –de 25 años– regresó a Buenos Aires a terminar su carrera de actuario en la UBA y hoy hace su experiencia en la lejana tierra de los canguros. Ella se siente feliz: "Esta vez viajé sola. No fue fácil irme porque mis papás no aprobaban mucho mi decisión. Sin embargo, venir a Australia para mí era un sueño. Es un país lindísimo, gigante, todavía me falta mucho por recorrer", explica la joven.
Después de una estada en Manly rodeada de argentinos y con la idea de mejorar su inglés y seguir conociendo buscó trabajo en Perth, al otro lado de Australia.
"Es un lugar que siempre quise conocer", dice y agrega: "Y aquí estoy viviendo con una familia italiana, cuidando a su bebe. Al mismo tiempo trabajo con otra familia en una pizzería y en un boliche". Y resume su experiencia: "Hubo momentos difíciles que llevan a extrañar más a la gente que está lejos, pero no cambiaría por nada del mundo lo que estoy viviendo ahora. Mi idea -se entusiasma vía correo electrónico- es conseguir un sponsor de algún trabajo actuarial antes de que venza la visa".
Más destinos, más viajeros
Ideal para presupuestos jóvenes con ganas de salir al mundo, la propuesta de las working holiday va sumando cada vez más viajeros.
Desde que el pionero programa de Nueva Zelanda se estrenó en la Argentina con 100 cupos, en la actualidad viajan 1000 chicos por año a la exótica tierra de los maoríes, mientras que otros miles se desilusionan. "Cuando se abre la convocatoria aplican al mismo tiempo en un mismo portal entre 6000 y 7000 personas, así que hay que tener suerte para obtener la visa", afirma Marcelo Pironelli, director de la agencia Welcome Abroad.
Las oportunidades empezaron a ampliarse a otros destinos -acaso aún no tan conocidos- como Irlanda (desde 2008), Australia, Francia y Dinamarca (2011), según explica Semenas. Y destaca lo que sucede en el mítico destino de las hadas y los duendes: "Desde el inicio del programa, Irlanda ofrece 100 cupos que se van agotando cada vez más rápido. En 2014 explotó con las solicitudes y es lógico porque a medida que los chicos viajan y cuentan la experiencia se contagia el amigo, el vecino, el hermano. Lo que más les impacta es la amabilidad de las personas, allá se sienten muy cómodos, seguros".
La mayoría -comenta la experta- se radica en Dublin y consigue trabajo en pubs, comercios, y los que saben de sistemas, en alguna de las muchas empresas informáticas que se abrieron en los últimos años.
Con 500 cupos anuales, Australia es otro destino con demanda y que -entre otras cosas- requiere un mínimo de dos años de estudios superiores aprobados y nivel de inglés que debe acreditarse con un examen.
"La mayoría de los chicos que viaja a Nueva Zelanda y Australia -dice Pironelli- trabaja en la industria de la hospitalidad, hoteles, restaurantes, bares, empresas de catering, y suelen quedarse entre cinco y seis meses."
También con 500 visas por año -pero que no llegan a cubrirse- los que van a Francia prefieren alojarse en los alrededores de París y suelen trabajar en hoteles, restaurantes y tomar clases de francés para mejorar el idioma, comenta Semenas.
Acaso el destino menos conocido de las Working Holiday es Dinamarca. "De a poco va resultando cada vez más atractivo, sobre todo para los universitarios que van interesados por la arquitectura, el diseño inmobiliario, la energía sustentable", explica la especialista.
Los más clásicos
La posibilidad de armar el combo empleo y vacaciones en Estados Unidos data de 1996, con el ya clásico programa Work & Travel mediante la masiva visa J1.
"Se emiten alrededor de 2500 por año y es una visa de intercambio cultural destinada únicamente a estudiantes universitarios regulares que les permite trabajar durante nuestro verano", comenta Pironelli.
"Muchos vuelven todos los años cuando terminan de dar los finales, trabajan tres meses y el resto del tiempo lo aprovechan para seguir conociendo el país", agrega. Con cuatro meses de estada permitida como máximo, generalmente los jóvenes se emplean en centros de esquí, bares y hasta en hoteles de Hawai.
Y si el interés de viajar viene de la mano de aprender o perfeccionar otro idioma o hacer algún curso de actualización, existe la posibilidad de costearse la estada por medio del también tradicional programa Work & Study.
"Es uno de los más solicitados porque no tiene límite de edad preestablecido. La permanencia puede extenderse hasta un año y Australia, Nueva Zelanda, Canadá e Irlanda son los destinos más requeridos", expresa Silvia Sokal, directora de la agencia NetWork.
Sipárrafo confusopárrafo confuso bien las agencias ofrecen asesoramiento para obtener la visa y los contactos para alisar el camino de llegada, el trabajo y el alojamiento –que suele ser en residencias estudiantiles o casas de familia– es también un requisito que todo se busque en el destino final del viaje.
Esta oferta educativa -además del idioma local- contempla cursos de Recursos Humanos, management, marketing, sistemas, así como deportes y recreación o relacionados con la televisión, por ejemplo.
"Por año viajan muchas personas con este programa, pero es difícil precisar cuántos porque no hay datos oficiales. Generalmente son egresados del secundario y de la Universidad", destaca Sokal.
Otra puerta al mundo
Ya con el título de profesional en la mano y cuando lo que se busca es hacer experiencia laboral en otro país, las pasantías –se sabe– pueden ser una importante puerta de entrada.
"El año último trabajamos mucho con las visas de trabajo para Estados Unidos", cuenta Verónica Ferreyra, directora de la agencia Interlatina. "Estas son para graduados que van con un contrato de seis meses y quienes las reciben se pueden quedar trabajando hasta tres años", explica la especialista.
El destino más novedoso es China. Según averiguó este medio, con una visa por seis meses se permite hacer pasantías profesionales en áreas como arquitectura, finanzas, comercio exterior, turismo. Lo básico es saber inglés y –claro– aprender algo de chino en destino. "El programa es con alojamiento y se comparte con chicos europeos o latinoamericanos. Las pasantías generalmente son en empresas de expatriados, por eso piden gente del exterior", dice Ferreyra. Agrega: "Les ofrecemos asesoramiento y servicios, porque en China es clave que te vayan a buscar al aeropuerto, te den alojamiento, ¿si no cómo hacés?", dice. Otro destino exótico: Dubai, con pasantías en hoteles y en el área gastronómica.
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