Buenos Aires, una ciudad que quiere estar de moda
El gobierno porteño intenta impulsar la industria y darle estatus internacional; la informalidad, la inflación y las trabas a las importaciones son sus principales desafíos
En marzo, Buenos Aires es la ciudad de moda, y busca posicionarse al mismo nivel que Nueva York y París, capitales indisputables de la industria de indumentaria. Éste, por lo menos, es el desafío que se propuso el gobierno porteño para impulsar una actividad que, ya de por sí, tiene un peso más que significativo en la escena local.
"Lo que nosotros queremos instalar es una semana en la que los compradores puedan venir y encontrarse con los distintos desfiles, rondas de negocios, y poder así contactarse con los diseñadores más importantes de la ciudad", afirma Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico del gobierno de la ciudad y propulsor de esta iniciativa.
Asimismo, apunta que lo fundamental de la moda es que es una actividad que genera una gran cantidad de empleo y un valor agregado importante. Un panorama que se refleja en las cifras que ostenta este sector.
Según los últimos datos publicados por el Observatorio de Industrias Creativas, las actividades industriales vinculadas con él son el segundo generador de empleo a nivel nacional, detrás de la alimentaria, y el primero en la Capital Federal, donde se concentra más del 90% de sus actividades. Por otra parte, en 2010, último dato con el que se cuenta, la producción del sector generó un valor bruto de facturación de $ 6137 millones.
Como vehículo para ayudar a que la industria siga avanzando y que Buenos Aires alcance renombre mundial como capital de la moda, el gobierno de la ciudad eligió apoyar al diseño de autor. En este sentido, Cabrera explica: "Lo que venimos haciendo desde hace años ha sido impulsar a los diseñadores para tratar de transformarlos en empresarios sustentables con capacidad de exportación".
Marzo, el mes de los eventos
También como parte de esta estrategia, el Ministerio de Desarrollo Económico lanzó el evento "La ciudad de moda".
Dentro de este marco, se organizaron diversas actividades que incluyeron ferias y exposiciones comerciales y conceptuales, instalaciones, clínicas de capacitación, rondas de negocios, acciones vinculadas al diseño de indumentaria y a la industria, y "Desfile Buenos Aires", por cuyas pasarelas pasaron tanto diseñadores emergentes como de trayectoria.
Estos eventos, que tuvieron lugar entre el 20 de febrero y el 10 de marzo, se unió así a otros dos que desde hace años se hecen en esta temporada: el BAFWeek, del 21 de febrero al 1° de este mes, y el BAAM-Argentina Fashion Week, que comenzó el 11 del actual y terminará el martes próximo.
Cada uno de ellos tiene un matiz distintivo que queda evidenciado en su público asistente. El primero, en palabras de Kika Tarelli, directora de contenidos del BAFWeek, "es el único evento en el país que reúne a los distintos componentes de la industria y además es visitado por el público con un interés genuino de conocer las principales tendencias de la temporada". En el segundo, en cambio, explica su creador, Héctor Vidal Rivas, interesa fundamentalmente un asistente de buen poder adquisitivo y que pueda comprar las colecciones que se presentan.
Esta distinción se da porque el BAAM pone mayor énfasis en los diseñadores emergentes. Entre los que pasaron o pasarán por sus pasarelas, se encuentra Rosa Bucher Abate, que presentó ayer la primera colección de su marca Rose Bucher , con 13 prendas y 6 pasadas.
Nacida en República Dominicana, Bucher Abate vino a la Argentina para estudiar moda y buscar su lugar en la industria. "Buenos Aires es uno de los lugares ideales para lanzarse como diseñador porque tiene muchas culturas y se respetan mucho los distintos estilos", afirma.
Sin embargo, para que el gobierno porteño pueda posicionar internacionalmente a la industria de la moda local, esta tiene que enfrentar tres obstáculos que pueden hacer mermar su progreso.
Tres desafíos
En primer lugar, la contratación de mano de obra en negro. De acuerdo a las cifras provistas por el gobierno de la ciudad, 93% de la producción de este sector se terceariza a talleres. Este porcentaje equivale a 10.000 talleres que emplean 170.000 costureros, de los cuales más de 70% trabaja de manera informal.
En segundo lugar, la inflación que no solo quita competitividad al sector a nivel internacional sino que afecta la rentabilidad del mismo.
"Lo que nos dicen en el sector es que los precios locales han subido mucho y, por supuesto, los valores de exportación tienen que ser competitivos con el resto del mundo", afirma Cabrera. "Nosotros lo que esperamos, dada esta situación, es que la gran calidad del diseño de moda en Buenos Aires pueda imponerse como su característica distintiva y salve a la industria", añade.
El tercer obstáculo que se impone hoy como impedimento para el florecimiento de la moda son las trabas a las importaciones de determinadas materias primas que no se producen en la Argentina.
Entre los afectados por estas medidas se encuentra Carolina Sosa, que trabaja desde hace 17 años en el mercado y tiene desde hace 12 su propia marca, Caro Sosa , que se especializa en tejidos de autor.
"Yo trabajo con seda vegetal, un material que se importa desde la India principalmente. Ahora ya no ingresa más, con lo cual no voy a poder seguir haciendo mis tejidos. Pero eso no es lo único que falta, hay otros materiales muy básicos que desaparecieron. Mi proveedor, que hace 40 años se dedica a esto, perdió sus clientes más importantes y está fundido", explica. "La industria está muy golpeada por estas medidas", concluye.
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