Buenos Aires, ¿ciudad global?
Un informe de la consultora inmobiliaria Newmark Grubb Bacre explora las potencialidades de la capital argentina para posicionarse como una súperciudad –esos nuevos imanes globales tanto para las grandes corporaciones como para los talentos que trabajan en ellas– de aquí a 2030
¿Cuáles son los factores que, en este mundo laboral modelo siglo 21, impulsan a una empresa a definir a una ciudad determinada como su nuevo punto de desembarco? Lo más interesante de la respuesta, quizás, es que ya no tiene que ver sólo con la infraestructura o los servicios –aunque los sigue incluyendo, claro–, sino que más bien pone el foco sobre elementos hasta hace poco impensados, como un entorno cultural capaz de seducir al personal. De hecho, se trata cada vez más de tener diversidad, estilo de vida y oportunidades para atraer y retener a la gente con talento, concluye el informe de Newmark Knight Frank Global cities: the future of real estate. The trends shaping 40 leading cities (Ciudades globales: el futuro del real estate. Las tendencias que están dando forma a 40 ciudades líderes). Y si bien los empleadores pueden ofrecer una microubicación de sus oficinas donde estos factores estén presentes, también deben existir a nivel ciudad para generar la masa crítica de personas capacitadas y creativas que se necesita para alimentar a las empresas exitosas. Por eso, las ciudades globales que hoy prosperan combinan tantas redes informales: techies, gourmets, LGBTQNB, veganos, amantes de las cervezas artesanales, consumidores de cultura de todo tipo.
El efecto porteño
"Buenos Aires tiene ciertas ventajas competitivas: se encuentra en la misma zona horaria que los Estados Unidos; tiene buen nivel de educación y profesionales con gran capacidad de adaptación a los cambios y a la adversidad; es muy ´europea´, con una oferta extensa de gastronomía, arte, espectáculos, entretenimiento, vida nocturna", dice Domingo Speranza, CEO de Newmark Grubb Bacre en el país. "Y la distancia no debería ser un factor determinante. Sydney, Melbourne o Singapur están más lejos cultural y geográficamente de los centros tradicionales de decisión y financieros, y sin embargo han sabido posicionarse y avanzar como súperciudades".
Con la incorporación de 900.000 metros cuadrados al stock de oficinas clase A entre 2018 y 2025, Buenos Aires podría estar lista para competir por el liderazgo en la región. La fluidez de las redes informales, y de los entornos comerciales y culturales alternativos, ya se viene reflejando en el crecimiento de nuevos distritos y también de diferentes formatos de espacios de trabajo. Habría que sumar los desafíos que plantean las obras de infraestructura y servicios a escala metropolitana, y todas las cartas –al menos desde el punto de vista urbanístico y humano– estarían sobre la mesa. En las próximas movidas, o invertimos e innovamos para posicionarnos realmente como súperciudad de Latinoamérica, o nos perdemos el tren bala.
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