Brufau: "Espero que podamos llegar a un acuerdo con Argentina sobre YPF"
La petrolera española valoró en 10.500 millones de dólares su participación del 57,4% en YPF cuando fue expropiada la compañía por el Gobierno; Brufau espera obtener un "valor justo" de compensación pero ratificó que si es necesario recurrirá a los tribunales internacionales
MADRID,- El presidente de la petrolera española Repsol, Antonio Brufau, espera que la compañía pueda llegar a un acuerdo con la Argentina que le compense adecuadamente por la expropiación del 51 % de YPF ocurrida el pasado mayo, aunque lo considera "difícil".
En una entrevista al diario español El País , Brufau asegura que "todo país tiene derecho a nacionalizar lo que crea importante, pero esto implica "un justiprecio" y "no el que decida la parte que nacionaliza".
Brufau afirma que "vamos a usar todas las vías jurídicas. Acudiremos al CIADI -el tribunal de arbitraje del Banco Mundial- cuando lo veamos más conveniente" . Interrogado sobre el momento en que se rompieron las relaciones con Argentina , Brufau cree que el origen está cuando dieron a conocer el pasado año el gran descubrimiento de crudos y gases no convencionales de Vaca Muerta.
"Algo tan positivo ha resultado ser el detonante de la expropiación. Aquí está el origen del problema, en mi opinión", afirma Brufau.
El Gobierno anunció el pasado 16 de abril la expropiación del 51 % de la compañía YPF, controlada por Repsol.
La petrolera española valoró en 10.500 millones de dólares su participación del 57,4 % en YPF y dijo que para expropiar el 50,1 % de la compañía el Gobierno debería lanzar una opa.
¿Qué posibilidades hay de llegar a un acuerdo con Argentina sobre YPF?
Es muy difícil. Una negociación depende la voluntad de las dos partes y de que ambas reconozcamos el justo valor de lo expropiado. ¿Soy optimista? Más bien razonablemente realista. Vamos a usar todas las vías jurídicas hasta el límite y acudiremos al CIADI cuando lo veamos más conveniente, pero la demanda se puede retirar si hay acuerdo. Espero que seamos conscientes de que esto no es bueno para Repsol, pero sobre todo no lo es para Argentina, y que seamos capaces de llegar a un acuerdo. Las vías jurídicas son el último recurso para conseguir que se reconozca el valor de lo expropiado.
Hay quien dice que tal vez usted, que ha tenido el enfrentamiento con el Gobierno argentino, no sea la persona más indicada para llegar a un acuerdo.
El "hay" no se sabe muy bien qué quiere decir, pero si eso fuese así, no parece muy lógico que la parte que inicia el conflicto sea la que pide que cambien al interlocutor en la negociación. Esto no es un tema personal, sino entre Repsol y el Estado argentino y la prioridad es que esta casa recupere lo que es suyo. Pero si fuese cierto, el día que hayamos recuperado lo que es nuestro, ese mismo día convoco el consejo de administración y le pongo mi cargo a disposición. Ese día.
¿Se plantea Repsol demandar personalmente a los que han sido responsables de la expropiación?
Ahora mismo, no vamos a las personas, sino a las instituciones, por ahora no estamos pensando en ello.
¿En qué momento se rompió la cuerda con Argentina?
Es difícil saberlo. Hasta noviembre de 2011, éramos una de las compañías favoritas de Argentina y de sus autoridades, según lo que decían públicamente. En el último trimestre del año pasado, tras muchos años de esfuerzos, pusimos de manifiesto el gran descubrimiento de crudos y gases no convencionales de Vaca Muerta, que podían representar un nuevo paradigma energético para Argentina. Algo tan positivo ha resultado ser un detonante de la expropiación. Se llevaba mal que fuese una empresa privada, en este caso YPF, la que tuviese la responsabilidad de desarrollar un yacimiento así. Hoy, en YPF solo se habla de Vaca Muerta. Aquí está el origen del problema, en mi opinión. No había otros problemas. Si en noviembre pasado, la presidenta, los ministros o el propio representante del Gobierno en el consejo de YPF decían que todo se estaba haciendo a plena satisfacción del Gobierno, no puedo entender cómo en enero, tras la reelección de la presidenta, pasase lo que pasó.
¿Hay algo de lo que se arrepienta, algo que podía haber hecho de otra manera?
Lo he pensado mucho. A día de hoy, no se me ocurre qué podíamos haber hecho diferente. Yo estuve tres meses intentando hablar con la presidenta y con los ministros cuando ya se empezaba a ver la crisis. No hubo forma. Seguramente se podrían haber hecho otras cosas, pero a día de hoy, yo no sé qué.
¿Aprovechó Argentina un momento de debilidad española, con un Gobierno recién llegado?
El Gobierno español estuvo muy encima y me he sentido muy acompañado por él. Tampoco se me ocurre qué más podía haber hecho. La protección de inversiones en el mundo no es fácil. Hay tratados bilaterales y mecanismos de arbitraje, pero no son inmediatos, a diferencia de lo que ocurre con las reglas del comercio internacional. Esta es una reflexión que está haciendo Europa en estos momentos: cómo proteger de forma más eficaz las inversiones con terceros países.
Repsol sigue teniendo una participación del 12% en YPF. ¿Cómo va la compañía?
Sí, somos el primer accionista después del Estado. Queremos actuar de forma profesional. Nuestro representante trata de defender nuestros intereses y los de todos los accionistas minoritarios. La compañía no va muy bien. La cotización ha caído de 18.000 a 3.000 o 4.000 millones de dólares, lo que muestra que el mundo no está viendo bien lo que ha hecho Argentina con YPF. Cuando se analizan las inversiones o la producción, está por debajo que en el pasado. Y la cuenta de resultados también queda muy perjudicada cuando se confunde lo público con lo privado. Son los frutos de una decisión absolutamente equivocada. Había otras soluciones a través de la negociación.
¿En qué otros países percibe Repsol riesgo para sus inversiones? Respuesta. Estamos en más de 30 países y hemos visto muchos procesos de nacionalización o renegociación en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, en Libia.... En todos estos casos nos hemos sentado en una mesa a negociar y hemos llegado siempre a acuerdos satisfactorios. Para Repsol no es nuevo sentarse a negociar. Tenemos una premisa básica, que es el respeto al entorno y a las autoridades de los países que nos invitan. Nos consideramos invitados en cada país y, por tanto, cuando un país que te ha invitado a trabajar con ellos, a compartir el futuro, te pide que plantees de una forma diferente lo que estás haciendo, te adaptas. Este es un sector muy dinámico, donde no hay que pensar que por firmar un documento hoy, no puedes después firmar otro. Pero hay que sentarse a negociar. Si el Gobierno argentino hubiese querido participar más activamente en Vaca Muerta, nos hubiésemos sentado para ver cómo incorporábamos sus intereses en el desarrollo de esta nueva área del crudo o gas no convencional. Nosotros estábamos dispuestos. Pero una cosa es eso y otra decir: "Quítate tú, que me pongo yo".
Alguna vez lo ha calificado como un robo.
No me gustaría utilizar estas palabras porque al final están los tribunales para ver cómo se compensa por el daño causado. Y yo todavía creo y espero que podamos llegar a acuerdos entre las dos partes sobre YPF. Hubiese sido mejor antes, pero espero que lleguemos a algún acuerdo para que se nos compense por aquello que era nuestro. Todo país tiene derecho a nacionalizar lo que crea importante, pero eso implica un justiprecio y un pago. Un pago justo, no lo que decida la parte que nacionaliza.
¿Están abiertas ahora mismo negociaciones concretas?
La discreción es muy importante. Estamos usando todas las vías necesarias.
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