Bristol se reinventa para vivir sin sus patentes
Tras una reorganización, la farmacéutica se plantea las grandes adquisiciones que evitó
Luego de que el año pasado la patente de su anticoagulante Plavix (clopidogrel) expirara en Estados Unidos, versiones gené-ricas han capturado la mayoría de las ventas (US$7.100 millones globalmente en 2011), que alguna vez representaron un tercio de los ingresos de Bristol.
Como parte de su plan de contingencia, la empresa protagonizó una de las mayores reestructuraciones de la industria. Se deshizo de sus divisiones de leche para bebé, máquinas de ultrasonido y gasas quirúrgicas. Ahora, tiene un equipo que es un tercio menor y la mitad de las plantas de producción comparado con los niveles de hace siete años. Incluso la cafetería que tenía en su sede central en Nueva York fue cerrada.
Hoy en día, Bristol se ha reducido a una empresa mediana y exclusivamente farmacéutica, concentrada en el lanzamiento de nuevos medicamentos, incluyendo una nueva generación de anticoagulantes llamada Eliquis (apixaban), y una serie de medicinas que se encuentra en etapa avanzada de pruebas para tratar cáncer, diabetes y hepatitis C.
"Tenemos por delante un futuro muy brillante", dijo el director general de finanzas, Charles Bancroft, en una entrevista con The Wall Street Journal.
Pero no está claro si las nuevas drogas serán suficiente para reactivar el crecimiento. El año pasado, Bristol registró US$17.600 millones en ventas, un descenso de 17% frente a los US$21.200 millones que la empresa facturó el año previo cuando la patente estadounidense de Plavix estaba vigente. Se estima que las ventas de Bristol en 2013 estén a la par de las de 2012.
Si las medicinas que están en etapa de prueba no tienen éxito, Bristol podría verse obligada a implementar cambios incluso mayores. La empresa ha sido considerada en Wall Street como un blanco de compra. O puede que necesite sumar productos de otra compañía a través del tipo de acuerdos de gran escala que ha evitado durante su plan de reducción. Bristol, ya ha evaluado, aunque de forma preliminar, una gran adquisición, de acuerdo con personas al tanto de los planes de la empresa. A fines de 2012, la farmacéutica tenía US$6.400 millones en efectivo y equivalentes.
En meses recientes, Bristol ha estudiado una posible adquisición de Biogen Idec Inc., una firma de biotecnología con una capitalización de mercado de US$39.000 millones que produce medicamentos para tratar enfermedades neurológicas como esclerosis múltiple, dijeron personas al tanto. El año pasado, Bristol también les pidió a asesores que estudiaran una posible compra de Shire PLC, una firma británica de biotecnología cuyas medicinas tratan el déficit de atención y trastornos hipe-ractivos, dijeron otras fuentes al tanto del asunto. Shire tiene una capitalización de mercado de casi US$18.000 millones.
En 2011, Bristol coqueteó con la idea de comprar Pharmasset Inc., fabricante de un medicamento contra la hepatitis C que Gilead Sciences Inc. compró por US$11.000 millones.
Bristol declinó revelar detalles de compras o adquisiciones. Biogen y Shire no quisieron hacer comentarios para este artículo.
El éxito o fracaso de Bristol podría ser un catalizador para otras farmacéuticas que han tenido que simplificar sus negocios de cara al vencimiento de sus patentes. Pfizer Inc. —cuya patente estadounidense para Lipitor (atorvastatina), su medicamento más vendido, venció en 2011—, ha vendido sus divisiones de leche en polvo para bebés y de salud animal. Abbott Laboratories, preocupada por la dependencia de su tratamiento para la artritis reumatoide, Humira (adalimumab), se dividió en dos empresas, una de equipos médicos y otra puramente farmacéutica
Estos esfuerzos han provocado un alza en los precios de las acciones de las empresas. Wall Street está pendiente si las medicinas en etapa de prueba de Bristol pueden justificar estas altas cotizaciones, dicen analistas. La compañía tiene actualmente una capitalización de mercado de más de US$60.000 millones.
Un acuerdo de gran escala representaría un cambio de rumbo para Bristol, conocida por sus compras pequeñas y medianas. Después de un esfuerzo fallido por defender la patente de Plavix de la competencia genérica, Bristol nombró en 2007 a James Cornelius como presidente ejecutivo y anunció planes de reducir su tamaño y usar las firmas que había adquirido para reabastecer su línea de producción. En 2010, Lamberto Andreotti se convirtió en presidente ejecutivo.
Elliott Sigal, jefe de investigación y desarrollo de Bristol, dijo que la empresa siempre ha sido "agnóstica" ante el tamaño de los acuerdos o su estructura. Lo que busca, señaló, es ganar medicamentos prometedores que complementen su portafolio de tratamientos para enfermedades virales como el sida, trastornos neurológicos y otras condiciones, sin gastar en exceso o asumir grandes riesgos.
Para el crecimiento a corto plazo, Bristol cuenta con Eliquis (apixaban), la pastilla para prevenir derrames cerebrales aprobada en EE.UU. el año pasado y que venderá en alianza con Pfizer. Algunos analistas creen que las ventas podrían alcanzar US$5.000 millones al año. La empresa también está apostando a un tratamiento contra el cáncer que usa el sistema inmunológico humano, llamado Yervoy y que fue aprobado en 2011.
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