Brasil tendría más que perder que Chevron
El caso penal que alista contra la petrolera podría ahuyentar inversiones extranjeras
Las acusaciones que fiscales brasileños planean presentar contra de ejecutivos de Chevron Corp. por un derrame de crudo en alta mar amenazan con frenar los proyectos de exploración de empresas extranjeras en el país.
Brasil tiene previsto presentar hoy cargos penales contra ejecutivos de la petrolera estadounidense y el operador de plataformas de perforación Transocean Ltd., a quienes acusa de cometer crímenes medioambientales relacionados con un derrame en noviembre, dijo en una entrevista el procurador Eduardo Santos de Oliveira.
Chevron no ha podido aliviar las reacciones negativas generadas por el accidente, que ocurrió en el lecho marino del campo Frade, a unos 370 kilómetros al noreste de Rio de Janeiro. La semana pasada, la petrolera informó de una segunda filtración en el subsuelo marino que estaba arrojando una pequeña cantidad de crudo en el océano. La empresa ha detenido su producción en el campo.
Un juez prohibió la salida del país de un grupo de ejecutivos de Chevron y Transocean.
Oliveira dice que "existe información y evidencia de que ocurrió conducta penal" por parte de empleados en las empresas relacionadas al accidente, que causó el derrame de entre 2.400 y 3.000 barriles de crudo.
"Defenderemos a la empresa y a los empleados. Chevron confía en que cuando todos los hechos terminen de ser examinados, se demostrará que Chevron respondió de manera apropiada y responsable al incidente", manifestó Kurt San Ramon, vocero de la empresa con sede en California.
Guy Cantwell, vocero de Transocean, indicó que su empresa "siempre ha colaborado con las autoridades pero al mismo tiempo seguirá defendiendo a su personal enérgicamente".
Los accidentes constituyen un golpe para Chevron, que tiene reservas de cerca de 700 millones de barriles de crudo en Brasil y está invirtiendo unos US$2.000 millones en uno de sus proyectos más grandes, el campo en alta mar Papa-Terra, con la estatal Petróleo Brasileiro SA, Petrobras.
"Creo que esto alarmará a algunos ejecutivos que se encaminan a Brasil para dirigir las operaciones de sus compañías", dijo Subash Chandra, analista de Jefferies & Co. en Nueva York.
Pavel Molchanov, analista de la firma de servicios financieros Raymond James, en Houston, sostuvo que Brasil tiene más que perder que Chevron, cuyas reservas brasileñas representan apenas 1% de su total.
"Al gobierno brasileño podría salirle el tiro por la culata", dijo Molchanov. "Brasil aún necesita capital y pericia tecnológica. Estratégicamente hablando, no le conviene ahuyentar gente o sus inversiones".
Glaubitz, de Chevron, asegura que la empresa no ha cambiado sus planes de inversión en Brasil, pero el presidente ejecutivo, John Watson, dijo a analistas la semana pasada que el futuro de la empresa en el país "está por verse".
La polémica ha sacudido a la industria local de la exploración en aguas profundas, dominada por Petrobras, y podría repercutir en otras empresas que se asocian con el gobierno, como la británica BG Group. La estadounidense Anadarko Petroleum Corp. busca vender sus activos en la costa de Brasil. Voceros de ambas compañías declinaron comentar al respecto.
Los gigantescos depósitos de crudo en la costa brasileña son altamente atractivos para compañías que intentan ingresar en uno de los pocos países del mundo con potencial para elevar su producción y que no es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
Las reservas en alta mar de Brasil juegan un papel político clave en el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Su Partido de los Trabajadores ha prometido utilizar los ingresos petroleros para financiar más programas sociales y sostener una expansión económica que ya lleva años.
Los reguladores brasileños han multado a Chevron con millones de dólares por infracciones medioambientales y le han prohibido realizar perforaciones exploratorias. Procuradores federales han solicitado US$11.000 millones en reparaciones de Chevron y Transocean.
Entre los ejecutivos a quienes se les ha impedido la salida del país figura George Buck, el estadounidense que dirige la filial brasileña de Chevron.
Las filtraciones de petróleo son comunes en aguas por encima de reservas petrolíferas. Sin embargo, estos incidentes han calentado aún más el debate en Brasil sobre cómo regular las exploraciones en alta mar, a la sombra del desastre de BP en el Golfo de México en abril de 2010.
Unos 12 empleados de Chevron y Transocean serán acusados de delitos medioambientales que acarrean penas de prisión de entre dos y cinco años, señaló Oliveira.
Un juez federal luego decidirá si procesar los cargos en los tribunales.
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