Brasil registra su menor crecimiento en dos años mientras combate la inflación
RIO DE JANEIRO— La economía brasileña se contrajo en el tercer trimestre, afectada por las caídas de la inversión y la producción manufacturera y agrícola, en una noticia que agrava los problemas de un país donde hace poco se registraron manifestaciones masivas y que se prepara para organizar el Campeonato Mundial de fútbol del próximo año.
La mayor economía de América Latina se contrajo 0,5% en el tercer trimestre frente al segundo trimestre y 1,9% frente al tercer trimestre de 2012, el peor desempeño trimestral desde comienzos de 2009, cuando el mundo recibía los embates de la crisis global. Brasil se encamina a crecer apenas 2,1% este año, según las previsiones de Nomura Securities. Eso convertiría a 2013 en el tercer año consecutivo de una expansión por debajo de 3%, un ritmo significativamente inferior al de economías emergentes como China e India.
El flojo crecimiento se produce en un momento delicado para la presidenta Dilma Rousseff, quien buscará la reelección el próximo año. Uno de los factores que complica la situación es que la inflación bordea el 6%. Se espera que los rivales de Rousseff ataquen la débil expansión y la alta inflación y las transformen en ejes de sus campañas.
La popularidad de Rousseff bajó levemente en junio, después de que un aumento en los pasajes de autobús desatara protestas en todo el país contra el alza en los precios y la mala calidad de los servicios públicos. "Este año es más difícil. La gente no tiene dinero", dijo Maria Souza dos Santos, de 47 años, quien tiene un puesto de venta de jugos frente a la estación de metro del barrio de Botafogo, en Rio de Janeiro. Agrega que sus ventas han caído y se pregunta cuánto demorará en pagar el refrigerador nuevo que compró para su negocio.
La situación lucía muy diferentes a comienzos de año cuando el gobierno pronosticó un crecimiento de 4,5% debido al optimismo de que cederían los vientos en contra de la economía global.
Pero muchos de los problemas económicos de Brasil son internos. La burocracia excesiva se suma al costo de hacer negocios, y la fortaleza del real socavó las exportaciones. La inversión, en tanto, alcanzó 19,1% del Producto Interno Bruto en el tercer trimestre, muy por debajo del 25% que, según los economistas, es necesario para generar un crecimiento más acelerado.
Además, la lentitud del país para avanzar con los proyectos de infraestructura planeados, desde puertos hasta caminos y aeropuertos, provocó cuellos de botella en la economía, que según los expertos sofocan la economía.
La semana pasada, por ejemplo, se vino abajo una grúa en el sitio donde se construye un estadio para el partido inaugural del Mundial el año que viene, un accidente que dejó dos muertos y planteó dudas sobre si el estadio estará listo. Si bien el accidente no impactará la economía, simboliza los retrasos en las obras de infraestructura del país.
Los planes para subastar contratos de operación de carreteras y aeropuertos enfrentaron largos retrasos burocráticos. Algunos proyectos, como un tren de alta velocidad muy promocionado entre São Paulo y Rio de Janeiro, quedaron esencialmente archivados.
Mientras tanto, la injerencia del Estado en la economía asusta a los inversionistas. Las duras negociaciones para renovar los contratos de electricidad en 2012 aumentaron las tensiones entre el gobierno y el sector privado. El Estado regula los precios del combustible y la gasolina para moderar la inflación, pero esa política deteriora las finanzas de la petrolera estatal Petrobras y genera interrogantes sobre la capacidad de la compañía de implementar un programa de inversión ambicioso para desarrollar amplios yacimientos petroleros en aguas profundas. "Claramente, Brasil no ha podido crecer porque no cuenta con las condiciones necesarias para estimular la inversión", indicó Regina Nunes, presidenta de la firma de calificación de crédito Standard & Poor’s en Brasil.
El resultado es que Brasil parece estar quedando al margen de la recuperación global que comienza a materializarse.
El banco Santander prevé que la economía se expanda 1,7% el próximo año y 1,5% en 2015 conforme el gobierno reduce el gasto después de un año electoral. Recién en 2016 ve esperanza de un repunte, si el gobierno logra recuperar la confianza del sector privado, señala la economista Fernanda Consorte.
El gobierno de Rousseff ha vuelto más atractivas las condiciones de importantes proyectos de infraestructura con el fin de atraer a más empresas privadas. La estrategia pareció surtir efecto el mes pasado cuando numerosas empresas participaron en la concesión para operar dos de los aeropuertos más transitados del país.
El gobierno ha intentado estimular el crecimiento mediante exenciones tributarias y otros incentivos, pero hasta ahora ha tenido poco éxito.
Por otra parte, el consumo sigue siendo uno de los aspectos positivos de la economía brasileña. El desempeño es bajo y los salarios aumentaron. El consumo se expandió 1% en el tercer trimestre frente al segundo trimestre. No obstante, muchos brasileños están muy endeudados y se han visto obligados a ajustarse el cinturón.
Tal vez el crecimiento no sea el mayor problema económico. El alza de la inflación ha puesto en alerta a economistas y comerciantes por igual, quienes recuerdan los caóticos años de hiperinflación en los 90. El banco central ha elevado su tasa de interés de referencia en 3,75 puntos porcentuales desde abril para dejarla en 10%, lo que frena el crecimiento.
Pero Laercio Falcão, el dueño de Turandot Confecções Ltda., una firma textil de Rio de Janeiro, cree que esa es la estrategia acertada. "Pasé por las crisis previas en Brasil y la inflación es muy complicada", señala. "Aunque ahora es mucho mejor que entonces, temo un regreso de la inflación alta".