Brasil es el obstáculo en el caminode Fiat Chrysler a la recuperación
Fiat Chrysler Automobiles NV esquivó la bala rusa que ha impactado a muchos de sus competidores globales y les causó enormes pérdidas en Europa.
Ahora, la empresa está enfrentando su propio dolor de cabeza en América Latina, especialmente en Brasil, donde las ventas de autos cayeron 14% interanual en el primer trimestre y hay pocas perspectivas de un repunte a corto plazo.
Aunque General Motors Co. y Ford Motor Co. también tienen una presencia importante en Brasil —las tres grandes automotrices de Detroit generaron la mitad de los autos vendidos en el país en 2014— ninguna empresa tiene más que perder que Fiat Chrysler, el líder del mercado por ventas de vehículos. El fabricante ítalo-estadounidense obtiene 10% de sus ventas globales del país sudamericano.
Un mercado que ofrecía tanta promesa hace sólo unos años ahora está intensificando las penurias de las automotrices fuera de Norteamérica y China. La caída de las ventas en Brasil se suma a los problemas que han afectado a las automotrices en Rusia debido a una combinación de sanciones de Occidente y recesión al acecho.
El miércoles, la empresa informó que volvió a la rentabilidad en el primer trimestre, al registrar una utilidad de 92 millones de euros (US$101 millones), frente a una pérdida de 173 millones de euros en el mismo período de 2014, gracias a sólidos resultados en Norteamérica y pequeños aportes de Asia Pacífico y Europa. Aunque obtuvo una ganancia operativa de 800 mi-llones de euros, perdió dinero en América Latina, donde es el líder en ventas de vehículos.
"La desaceleración en América Latina (…) ha sido un área que nos ha causado a todos algo de preocupación", había dicho Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de Fiat Chrysler, este año.
Además de los tres fabricantes estadounidenses, otras empresas del sector que tienen mucho en juego en Brasil incluyen a Volkswagen AG y una empresa conjunta de la francesa Renault SA y la japonesa Nissan Motor Co.
El miércoles, Volkswagen, la segunda automotriz de América Latina por ventas de vehículos, reportó un declive de su rentabilidad en la región. GM indicó la semana pasada que sus operaciones en Sudamérica perdieron US$214 millones en el primer trimestre, excluyendo partidas únicas, lo que se suma al saldo negativo de US$180 millones que registró en 2014. GM asumió un cargo contable de US$419 millones por la devaluación del bolívar en Venezuela y podría interrumpir la producción a mediados de año.
La pronunciada caída en Brasil golpeó los resultados de Ford, cuya división sudamericana perdió US$189 millones en el trimestre concluido el 31 de marzo, tras un saldo negativo de US$1.200 millones en 2014. En enero, el presidente ejecutivo de Ford, Mark Fields, advirtió que "la continuación de difíciles condiciones macroeconómicas" probablemente llevará a otra pérdida en la región este año.
La economía brasileña se ha estancado tras años de crecimiento embriagador, y el gobierno proyecta una pequeña contracción este año. Brasil genera casi dos tercios de las ventas de vehículos en América Latina, debido a lo cual una desaceleración de su economía se siente en todo el sector automotor, desde Detroit hasta Wolfsburgo. El debilitamiento de las divisas de Sudamérica también perjudica los resultados de los fabricantes, así como los menores incentivos y mayores impuestos en Brasil.
Las tribulaciones sudamericanas de las automotrices se producen después de un desplome en Rusia, donde las ventas cayeron 40% interanual en marzo, obligando a algunos fabricantes, incluyendo GM, a cerrar plantas allí.
En Brasil, los fabricantes han comenzado a disminuir la producción. Volkswagen suspendió la actividad en su mayor fábrica brasileña durante tres semanas este año. Fiat Chrysler agregó varios días a un reciente cese de operaciones debido a que los autos no vendidos se acumulaban en su planta de Betim, en el estado de Minas Gerais, a pesar de que la producción de la fábrica es 40% menor que el año pasado. En total, las automotrices en Brasil eliminaron 4.000 empleos en el primer trimestre, o 2,5% de la fuerza laboral del sector.
"Cualquier repunte en el mercado de autos brasileño no ocurrirá antes de fin de año como muy temprano y además sólo si el gobierno lanza incentivos o reduce los costos de endeudamiento", puntualiza Monica Bosio, analista del banco italiano Intesa Sanpaolo SpA. "La situación negativa está afectando a todos los sectores industriales, no sólo los autos, lo que muestra lo di-fícil que será salir de ésta".
El mercado brasileño se ha debilitado tanto que el gobierno pospuso el mes pasado la implementación de un tratado de libre comercio de vehículos que ya había acordado con México. Ante la insistencia de Brasil, los países aplazaron el comienzo del acuerdo hasta 2019, por lo que los límites actuales estarán vigentes hasta entonces.
El bajón brasileño está surgiendo como obstáculo en el plan de Marchionne para equilibrar las ganancias globales, que ahora están concentradas en Norteamérica. Las utilidades operativas de Fiat Chrysler en América Latina cayeron 83% en los últimos dos años. En 2014, divulgó una ganancia operativa de 177 millones de euros en la región, después de asumir un cargo contable de 98 millones de euros por la devaluación en Venezuela.
Fiat Chrysler no quiso comentar sobre sus operaciones en Brasil o el resto de Sudamérica.
De todas formas, Marchionne apuesta a que una expansión de su oferta de vehículos más caros en Brasil eleve sus ventas en la región en 40% hacia 2018 y la rentabilidad operativa vuelva a ser de más de 10% hacia 2017, frente a apenas 2% de los ingresos el año pasado.
El plato fuerte de su plan es una nueva fábrica de US$1.300 millones en el estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil. Empleará a 4.500 personas y tendrá capacidad para generar más de 250.000 vehículos al año. La planta acaba de comenzar a producir el Jeep Renegade, un pequeño todoterreno que debe venderse bien para que la empresa cumpla con los objetivos que ha establecido para su marca de más rápido crecimiento.
"El Renegade está perfectamente equipado para Sudamérica, donde las calles son más pequeñas y a veces no están bien pavimentadas", dijo este año Mike Manley, jefe de la marca Jeep.
Se trata de una gran apuesta en una región donde los autos urbanos subcompactos de márgenes bajos dominan el mercado.
"Vender el Renegade en Brasil supone que la clase media crecerá en Brasil y pedirá autos distintos a los pequeños que ahora dominan", indica Bosio. "No es seguro que esto vaya a ocurrir".
—Rogerio Jelmayer contribuyó a este artículo.