Bonos y acciones: las noticias que impulsaron a los activos argentinos hacia un rally alcista
El trade electoral comenzó a observarse en el mercado argentino, que se ve favorecido por los precios en mínimos y las buenas noticias que llegan del exterior
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El mercado financiero argentino empezó 2023 con signo positivo. Pese al escenario sombrío que ofrece la macroeconomía local, con alta inflación y un nivel de actividad que se frena, la bolsa porteña en dólares supera la barrera de los 650 puntos, valores que no se observaban desde las PASO presidenciales de 2019. En tanto, el optimismo también se ve reflejado en los precios de lo títulos soberanos, que desde octubre pasado operan en alza. El inicio de un año electoral ya comienza a impactar en los activos financieros locales que, con la ayuda del buen clima internacional y aprovechando los precios que venían del subsuelo, registran un rally alcista en las últimas semanas.
El S&P Merval, el principal índice bursátil argentino, avanzó 62 puntos en dólares en los primeros diez días del año. El número refleja una escalada del 10,7% en moneda dura. Y si se extiende la mirada, el recorrido alcista desde mediados de octubre, cuando hubo un quiebre en la tendencia de los papeles argentinos, es del 48,2%.
La última vez que el Merval se encontró en torno a los 650 puntos, ajustado al valor del dólar contado con liquidación (CCL), fue antes de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias de 2019. En aquel entonces, el resultado fue opuesto al que preveía el mercado y, en consecuencia, en cuestión de días el índice bursátil se desplomó de los 947 puntos a la barrera de los 500. Y desde entonces no se recuperó.
“Estamos frente a un año bisagra para la Argentina. Un escenario base que plantea un cambio de administración (más pro-mercado) en las próximas elecciones generales obliga a repasar los apuntes de otras experiencias pasadas, donde tanto los bonos como las acciones exhibieron retornos muy interesantes durante los nueve meses previos (en promedio). Sin embargo, el frente electoral no minimiza los desafíos que tiene la economía por delante, en especial, ante el alud de pesos que se avista en el horizonte”, apuntó Pedro Siaba Serrate, head of research & strategy de Portfolio Personal de Inversiones (PPI).
La racha alcista también se replica en el valor de los bonos argentinos. Por estos días, los Globales impulsaron el precio promedio a un máximo en seis meses hasta los US$29,69, en vistas de superar el umbral de los US$30. Desde el mínimo histórico, en poco menos de tres meses el valor promedio trepó 47% en dólares, aunque las cifras son todavía muy lejanas a los US$78,3 que se ponderó desde las pre-PASO 2019, de acuerdo con datos de PPI.
“El precios de los bonos y acciones vienen muy bajos, lo que abre la oportunidad del trade. Se compra a US$20 y se vende a US$24, y eso da una rentabilidad en el corto plazo. A eso se suma un contexto externo muy favorable, donde toda la deuda high yield (deuda riesgosa), como Ecuador y Angola, está muy demandada. Los retornos están subiendo significativamente y hace que los bonos de esta categoría se incrementen también”, resumió Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria, la consultora que lidera el exministro Hernán Lacunza.
Para Siaba Serrate, el punto de quiebre en la tendencia del mercado local ocurrió en octubre, en coincidencia del dato positivo de inflación de Estados Unidos y un “cambio de tono” de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). Los inversores globales empezaron a descontar que la escalada de precios había alcanzado un pico, lo que despertó un rally en los mercados emergentes. Y eso incluyó a la Argentina.
Y en las último tiempo, siguieron llegando las buenas noticias. Según dijo Martín Polo, jefe de estrategia de Cohen Aliados Financieros, desde hace algunas semanas se sumó una cierta “descompresión” de la crisis europea, China reabrió su economía al desarmar algunas de sus restricciones para contener la expansión de los contagios de Covid-19 y los datos de actividad en Estados Unidos fueron mejores a los esperados. Aún con la amenaza de una recesión, el contexto internacional contuvo las expectativas.
“Eso fue una ayuda para la Argentina. Pero el país venía de unas condiciones iniciales donde tanto bonos como el Merval venían de un piso. Si uno esperaba que la Argentina no iba a terminar en una crisis disruptiva, rondaba la sensación de que los activos locales estaban baratos. Eso les permitió acoplarse al humor internacional. Aún así, si bien los papeles salieron del pozo donde cayeron en el segundo semestre del año pasado, con el cambio de ministros en el Palacio de Hacienda, no hubo cambios de fondo en la política económica hacia un sendero de inflación decreciente y baja del déficit fiscal”, planteó.
¿Empezó el trade electoral?
Si bien el viento en popa internacional y los precios “regalados” de los activos explicaron parte de la fuerte escalada, Siaba Serrate indicó que los bonos argentinos fueron más allá y se destacaron frente al resto de los emergentes. Para el economista, esa suba “extra” podría tratarse de los primeros albores del trade electoral.
Con una mirada histórica, los bonos tienden a arrancar antes el rally, entre seis a nueve meses previos a las elecciones, de acuerdo con el análisis de Portfolio Personal de Inversiones. En cambio, en el mercado accionario la suba se acentúa cuatro meses antes. A su vez, en las últimas cuatro de cinco elecciones consideradas “pro-mercado” resultó en una tendencia alcista “importante” para ambos activos. La única excepción fue 2021.
Por esa razón, 2023 se abre como una “ventana de oportunidad” en el corto plazo para los inversores más agresivos, que están dispuestos a tomar riesgos en busca de mayores ganancias. Para Polo, el precio de los bonos argentinos son “una buena opción” en cualquier escenario de reestructuración. Y para Siaba Serrate, si el Merval volviese al mismo valor nominal en dólares que reflejaba antes del ballotage 2015 o previo a las PASO 2019, todavía debería subir 57,9% o 63,7%, respectivamente.
“Pero estas cuestiones hay que tomarlas con cuidado, porque el horizonte para la Argentina es un tablero de ajedrez. Habrá que ver cómo se mueve el Gobierno y el país en general. El último trimestre del año hubo muchas condiciones extraordinarias que mejoraron la foto de fin de año, pero no son cuestiones duraderas. El inversor no mira un solo gobierno, sino la película que sigue de acá en adelante y si el país puede ser un buen lugar para destinar el capital. Cuanto más previsibilidad haya, mejor le irá a los activos; y viceversa”, cerró Polo.
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