Bono de $15.000. Un refuerzo solo para un grupo de jubilados, que surge de actualizar un viejo programa del PAMI
En un acto de campaña, Massa se refirió a un extra para los próximos tres meses, que se deriva de la ampliación del Programa Alimentario de la obra social de los pasivos, que existe desde hace décadas; cuáles son los nuevos requisitos para quedar incluido y por qué se distorsiona más el sistema previsional
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El cobro de un extra de $15.000 mensuales que tendrá un grupo de jubilados en octubre, noviembre y diciembre, ocurrirá por efecto de una actualización y una ampliación del Programa Alimentario del PAMI, que existe desde 1992. No se trata, por tanto, de una medida del Ministerio de Economía, sino de la modificación de una política de la obra social que se financia, principalmente, con aportes y contribuciones de los asalariados y sus empleadores y con un importe que se descuenta de todas las jubilaciones y pensiones. Eso explica por qué la medida, que se da en el contexto preelectoral y de una inflación que, en agosto último, fue de 124,4% interanual, no alcanza a quienes no están afiliados a la entidad.
El sábado último, en un acto de campaña hecho en Hurlingham, y junto con la directora ejecutiva del PAMI, Luana Volnovich, el candidato a presidente por el oficialismo y ministro de Economía, Sergio Massa, anunció “la puesta en marcha” del pago de $15.000 mensuales para jubilados. En rigor, la medida, que ya había sido anunciada el miércoles último, es una readecuación de un plan preexistente.
Hasta ahora, para estar en el Programa Alimentario había que tener al menos 80 años y cobrar una prestación equivalente a un haber mínimo. A partir del pago de octubre, además de elevarse el monto de la asignación, se elimina ese requisito de edad y se incrementa el ingreso tope para poder cobrar: en lugar de un haber mínimo, ahora será de un haber mínimo y medio. Según el PAMI, eso llevará a que el grupo de beneficiados pase de alrededor de un millón de personas a casi tres millones. Los pagos tendrán, en su totalidad, un costo fiscal de $133.542 millones.
Cómo desde este mes el ingreso básico es de $87.459,76, el refuerzo de $15.000 llegará a quienes tengan un ingreso de hasta $131.190 (en bruto). El pago se hace automáticamente y se liquida junto con las prestaciones mensuales. No debe hacerse ningún trámite.
El pago de esta asignación ampliará las distorsiones crecientes que acumula el conjunto de prestaciones previsionales de la Anses. Habrá jubilados que, con un haber bruto superior, por ejemplo, en un 60% al mínimo, cobrarán en mano menos de lo que percibirán muchos de quienes tienen el haber mínimo. El programa del PAMI, por otra parte, discrimina a los jubilados y pensionados no solo en función del nivel de ingresos, sino también según su afiliación a una obra social u otra, algo no vinculado directamente con el monto de los haberes. Muchos trabajadores pueden seguir en su obra social al momento de jubilarse, y hay quienes contratan una prepaga.
Los bonos de la Anses
Los jubilados no afiliados al PAMI no recibirán el refuerzo que surge de una política de la obra social, aun cuando perciban la jubilación mínima, debido a lo explicado en el primer párrafo. El bono que sí llegará a todos quienes cobren el haber básico (en su inmensa mayoría, se trata de quienes ingresaron al sistema previsional de la Anses a través de moratorias) es el de $37.000 ya anunciado. Ese refuerzo, otorgado dada la insuficiencia de las subas que determina la fórmula de movilidad frente a la inflación, se cobra a partir del actual mes de septiembre y hasta noviembre. En diciembre deberá haber una nueva actualización de los haberes, según el mecanismo definido por ley.
Por los reajustes según el índice de movilidad, en agosto los jubilados tuvieron haberes cuyos montos superaron en un 41,5% a los de fines de 2022. La inflación acumulada en el período, en tanto, fue de 80,2%, según reveló la semana pasada el Indec. Quienes no tuvieron ninguna compensación sufrieron una pérdida de poder adquisitivo de 21,5% solo en los primeros ocho meses del año.
En el caso del bono de $37.000, el Gobierno decidió que sea solamente para quienes tienen un ingreso de hasta $87.459,76, abarcando a los jubilados y pensionados del sistema contributivo y también a los beneficiaros de pensiones no contributivas. Ese límite es por persona y no por beneficio; por lo tanto, si alguien cobran una jubilación y una pensión, ambas equivalentes al haber mínimo, no queda alcanzado por el bono.
Fuera de quienes tienen un ingreso de hasta el haber mínimo, solo habrá un refuerzo de la Anses, de importes inferiores a $37.000, para quienes tienen un haber bruto mensual de hasta $124.459,76. En esos casos, se percibirá un adicional de un monto equivalente a lo que haga falta para llegar a este última cifra. Por ejemplo, con un haber de $110.000, se liquida un bono de $14.459,76. Tanto el de $37.000 como estos bonos de menor valor, no tienen descuentos.
Por otra parte, solo quienes hayan hecho efectivamente 30 años de aportes previsionales (entre quienes cobran el haber básico, es un grupo muy minoritario el que cumple con ese requisito) reciben este mes un suplemento de hasta $9300 si tienen un haber bruto que no supere los $96.760. Esto es así por una cláusula incluida en una ley de 2017, que establece que los haberes de quienes se jubilaron sin recurrir a una moratoria no pueden ser inferiores al 82% del salario mínimo, vital y móvil, que este mes es de $118.000.
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