Bitcoins: la moneda virtual crece en la Argentina y apunta a los clientes no bancarizados
A medida que la masa de usuarios se vuelve significativa, surgen compañías que montan sus negocios alrededor de la nueva divisa
Desde que emergió en forma anónima en 2008, el bitcoin fue sumando adeptos en todo el mundo. De fondo, existe una tecnología, una base de datos común alojada en miles de servidores alrededor del planeta, que contiene el historial de pagos de todos y cada uno de los bitcoins en circulación y que provee constancia de propiedad en todo momento. Es allí donde radica la verdadera maquinaria de confianza que hace de esta moneda virtual una apuesta atractiva para emprendedores y capitalistas de riesgo locales.
A medida que la masa de usuarios de bitcoins se vuelve significativa, surgen las primeras empresas que montan sus negocios alrededor de esta divisa. En la Argentina ya existe una comunidad de más de 10.000 bitcoiners locales, aunque el desafío es romper la barrera de entusiastas y llegar a un público diverso que podría encontrar soluciones a ciertos obstáculos financieros, con los usuarios no bancarizados como target ideal.
De acuerdo a los datos de la ONG Bitcoin Argentina, en la actualidad existen unas 15 empresas en operación, entre desarrollos locales y compañías del exterior con presencia en el país. La gran mayoría trabaja sobre los usos financieros de la moneda: desde casas de cambio especializadas hasta servicios de billetera digital, préstamos colaborativos en bitcoins o bien compañías de procesamiento, intermediarios entre una persona que quiere pagar en esta moneda y un comercio que desea cobrar en pesos. También hay espacio para inversores muy arriesgados, con fondos a medida. Una compañía, incluso, vende cajeros automáticos para que alguien con bitcoins pueda salir del paso en moneda local.
En el país, si bien la oferta es selecta, se puede realizar el pago de servicios con bitcoins y pagar en ciertos restaurantes, bares y heladerías. Una casa de e-commerce de electrodomésticos permite pagos en la moneda y hasta hay psicólogos, profesores particulares y abogados que la aceptan. Además, hay servicios del exterior que se pueden abonar con bitcoins.
"La Argentina es el mercado más avanzado en América latina en lo que hace al bitcoin", dice Ciro Echesortu, del fondo regional NXTP Labs, que inverte en seis empresas asociadas a la divisa digital. "Es una apuesta a largo plazo; a medida que más usuarios prueben las soluciones, se fortalecerá el ecosistema", agrega.
"Hace dos años, empezaron a aparecer empresas para consolidar la moneda en el sistema financiero. La primera ola de start ups facilitó la entrada a bitcoins. Si bien algunas maduraron, los tiempos de adopción del público son más lentos. Falta regulación", resume Santiago Siri, uno de los socios de la argentina Bitex.
Junto a ella, SatoshiTango -fundada en 2014- es una de las casas de cambio especializadas más relevante: procesa más de 500 transacciones semanales. Cobra una comisión del 2% y le permite al usuario convertir pesos en bitcoins y viceversa. El punto de cash in y cash out de pesos: redes de pago o transferencia bancaria. Los bitcoins se acreditan en la billetera de la persona. ¿El rol en el ecosistema? Sin casas de cambio, comprador y vendedor debieran primero encontrarse.
Además de un exchange, el negocio de la firma Ripio incluye el servicio de billetera digital: un software, típicamente una aplicación de celular, que tiene una clave digital que permite al usuario firmar en la gran base de datos cada transacción que realiza. Similar a un navegador web, facilita el acceso y resulta imprescindible para acreditar debidamente los fondos.
Según Sebastián Serrano, su CEO, tienen cerca de 40.000 usuarios en la Argentina. El servicio de billetera es gratuito, pero cobra por transacciones y provee también microcréditos. A su vez, 600 comercios están adheridos a su servicio de pagos, donde la persona puede abonar en bitcoins y la empresa le remite pesos al local, prácticamente ajeno a la conversión de monedas que realiza la compañía internamente.
Serrano define la fase por la que transita el sector: "Es como Internet a mediados de los 90: lo que se está haciendo es infraestructura. Estamos comenzando a abordar la fase en la que es más o menos sencillo comprar bitcoins y hay una masa suficiente de usuarios que justifica el diseño de aplicaciones. Estamos en esa etapa de transición en la que se empiezan a construir cosas sobre la misma tecnología. Los emprendimientos que hoy tienen tracción de ingresos, no obstante, son los que están en las primeras capas".
El desafío de usar bits de computadora para representan valor intercambiable por bienes y servicios -"dinero programable"- encuentra su soporte en el verdadero trasfondo de la criptomoneda: la blockchain o "cadena de bloques". En un sentido muy simple, es una suerte de libro mayor contable, online y global, que contiene el historial de todas las transacciones alguna vez realizadas y que suma nuevas páginas, o "bloques", a medida que se agregan los últimos movimientos.
"Es una base de datos pública, auditable, universal y transparente, alojada en miles de nodos a lo largo de todo el mundo que van cambiando continuamente y a cuya copia acceden todos, ya que se puede consultar desde cualquier PC. Y tiene una característica especial: cuando uno graba algo, no se puede borrar ni modificar. Alterar siquiera una coma hace que el resto de los servidores rechace la actualización al contrastarla con su propia copia", cuenta Franco Amati, cofundador de la ONG local y de Signatura, una de las primeras empresas en la Argentina que explora los usos no monetarios de la tecnología detrás de bitcoin.
Invertida por NXTP, el Rofex y el Banco Industrial, la start up adapta la blockchain a la industria legal: diseñó una solución que permite dejar constancia en ese "libro contable" de contratos que son firmados digitalmente por los usuarios parte.
Esa firma se hace a través de la plataforma de la empresa, a donde ingresan los usuarios, y luego es esta quien almacena una prueba del documento en la base de datos global. ¿Cuál es el servicio? "Notariar en la blockchain cualquier tipo de información", responde Amati, quien suma entre los beneficios mitigar riesgos internos de personal de sistemas y dejar constancia legal de un documento frente a reclamos de terceros. Es decir, en última instancia brinda la seguridad de que el quién, el cuándo y el qué no podrán ser adulterados.
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En la Argentina ya existe una comunidad de más de 10.000 bitcoiners locales; el desafío es llegar a los usuarios no bancarizados