Bitcoin: ¿salvavidas económico o juguete electoral?
Los movimientos políticos, las políticas regulatorias y el ciclo de mercado de criptomonedas se entrelazan para crear un panorama intrigante para esta moneda digital que continúa transformando el mundo financiero
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El año 2024 ha marcado un período de transformaciones significativas para el Bitcoin y el ecosistema de los criptoactivos, especialmente en su relación con la esfera política. En medio de un ciclo electoral en la economía más avanzada del mundo, Estados Unidos, el papel del Bitcoin podría ser determinante en la elección del próximo presidente. Este escenario ha llevado a una serie de movimientos interesantes, como el intento de Donald Trump por cautivar a los millones de ciudadanos estadounidenses que utilizan criptomonedas, adoptando un discurso favorable al Bitcoin en sus últimas semanas de campaña.
Este enfoque pro-Bitcoin de Trump ha tenido repercusiones notables, induciendo a los demócratas a flexibilizar sus posturas regulatorias. Un ejemplo reciente de este cambio es la aprobación sorpresiva del ETF spot de Ethereum (adelantada en esta columna hace un par de meses), la segunda criptomoneda en tamaño de mercado, para cotizar en Wall Street el pasado 23 de mayo.
Además, en el ámbito nacional, se ha observado un creciente interés en seguir los pasos de El Salvador y considerar la adopción del Bitcoin como moneda de curso legal en Argentina, lo que podría tener implicaciones significativas en el panorama económico y financiero del país.
¿Qué implicaciones tienen las promesas de Donald Trump en relación al Bitcoin en caso de alcanzar la presidencia? ¿Cuáles son las noticias emergentes que podrían tener un impacto significativo en la relación entre el Bitcoin y Argentina? ¿Cómo podrían estos acontecimientos influir en la valoración de la criptomoneda más destacada a nivel mundial?
Intentaremos responder estas preguntas a continuación.
Donald Trump: los matices ocultos de su “conversión” al Bitcoin
En su campaña para una eventual reelección como presidente, Donald Trump ha hecho declaraciones sorpresivas respecto a su posición personal con respecto a la industria de las criptomonedas. Se ha comprometido a liderar el camino hacia el desarrollo y la adopción de Bitcoin y otros criptoactivos en el país, con la visión de convertir a Estados Unidos en el epicentro global de la innovación criptográfica.
Detrás de esta aparente “conversión” de Donald Trump al Bitcoin, se vislumbran motivaciones que van más allá de lo superficial. Su respaldo a las criptomonedas podría ser una estrategia deliberada para atraer a un electorado más joven y tecnológicamente orientado, que ve en estas monedas digitales una alternativa al sistema financiero tradicional y a las políticas gubernamentales vigentes. Asimismo, esta postura también podría ser una forma de diferenciarse de la administración Biden, percibida como más restrictiva en este ámbito.
El respaldo de Trump al Bitcoin, si bien puede mejorar sus posibilidades electorales al captar el apoyo de la comunidad cripto y de votantes con inclinaciones libertarias, también podría generar divisiones dentro de su base tradicional, menos entusiasta respecto a las criptomonedas.
En contraste, los demócratas han mantenido una postura más cautelosa y reguladora hacia las criptomonedas. Aunque han mostrado ciertos signos de apertura, especialmente con la reciente aprobación del ETF Spot de Ethereum para cotizar en Wall Street, la administración Biden, liderada por figuras como Gary Gensler en la SEC, mantiene un enfoque regulatorio riguroso hacia este sector. Gensler ha destacado la importancia de aplicar regulaciones similares a las criptomonedas y sus plataformas como las que rigen para los valores tradicionales (acciones bursátiles).
Esta dinámica refleja la complejidad política en torno a las criptomonedas, donde los partidos buscan equilibrar entre la innovación tecnológica y la necesidad de una regulación adecuada. La aprobación del ETF Spot de Ethereum es un paso importante en el reconocimiento institucional de las criptomonedas, parte de una estrategia más amplia para no alienar a un electorado cada vez más interesado en este ámbito, sin perder de vista la importancia de un marco regulatorio claro y efectivo.
La Argentina: ¿siguiendo los pasos de El Salvador hacia la adopción del Bitcoin?
En medio de desarrollos estratégicos recientes, la Argentina podría estar contemplando la posibilidad de declarar al Bitcoin como moneda de curso legal, inspirándose en la experiencia de El Salvador. Funcionarios argentinos han mantenido diálogos con sus contrapartes salvadoreñas para estudiar de cerca los aspectos clave de esta transición. Estas conversaciones han sido fundamentales para evaluar tanto los beneficios potenciales como los desafíos inherentes a un cambio de esta envergadura.
Esta propuesta, de materializarse, podría conllevar una serie de ventajas significativas:
Inclusión financiera: la adopción del Bitcoin podría ampliar la inclusión financiera en la Argentina, ofreciendo una alternativa accesible para aquellos que carecen de acceso a servicios bancarios tradicionales. Esta medida podría reducir la dependencia del efectivo y mejorar la eficiencia en las transacciones cotidianas.
Atracción de inversiones: la decisión de adoptar el Bitcoin podría posicionar a la Argentina como un destino atractivo para inversiones extranjeras en el sector de las criptomonedas. Esto podría estimular la innovación tecnológica y generar oportunidades de empleo y crecimiento económico a través de empresas y startups relacionadas.
Protección contra la inflación: dada la historia de alta inflación en la Argentina, el Bitcoin podría fungir como una reserva de valor, protegiendo el poder adquisitivo de los ciudadanos ante la devaluación del peso argentino, tal cual lo venimos afirmando en esta columna desde el año 2013.
En cuanto a la propuesta de “dolarización” impulsada por Milei, la adopción del Bitcoin no necesariamente se opone a esta idea. Ambos sistemas podrían coexistir armoniosamente, permitiendo el uso libre tanto del dólar como del Bitcoin en el mercado. Mientras la dolarización ofrecería estabilidad económica, el Bitcoin podría representar una alternativa descentralizada y resistente a la censura, ampliando las opciones financieras disponibles para los argentinos.
A modo de conclusión: política, Bitcoin y su trayectoria futura
El 13 de marzo de este año, el Bitcoin alcanzó su máximo histórico de 73,777 dólares por unidad. Desde entonces, su valor ha fluctuado en un rango lateral entre los 60,000 y 70,000 dólares, un patrón común durante los años de Halving, cuando la oferta de Bitcoin se reduce a la mitad. Según la teoría de los ciclos, entre 3 y 5 meses después del Halving, Bitcoin suele experimentar sus mayores subas, sugiriendo un posible incremento significativo en su precio para el último trimestre del año o incluso antes.
Sin embargo, el reciente interés político en la criptomoneda introduce un nuevo factor que podría acelerar esta tendencia alcista. En Estados Unidos, la estrategia de Donald Trump de adoptar un enfoque favorable al Bitcoin ha llevado a los demócratas a suavizar sus políticas regulatorias sobre las criptomonedas. Este cambio en el panorama político podría influir en la percepción del mercado y, en consecuencia, en el precio de Bitcoin, dependiendo de los resultados de las encuestas electorales y las políticas implementadas.
Aunque la volatilidad y los riesgos asociados con Bitcoin siguen siendo significativos en el corto y mediano plazo, eventos imprevistos, cambios regulatorios y la evolución de las campañas electorales pueden tener un impacto considerable en su precio. Sin embargo, a largo plazo, Bitcoin sigue siendo considerado como un activo refugio, apodado el “oro digital” debido a su escasez y cualidades como reserva de valor.
El interés político en Bitcoin presenta un escenario ambivalente. Por un lado, la validación de la criptomoneda por parte de figuras políticas prominentes puede atraer nuevos inversores y aumentar la demanda. Por otro lado, el escrutinio y posibles regulaciones estrictas podrían generar incertidumbre y volatilidad en el mercado. Será crucial observar cómo se desarrolla este “romance” político con Bitcoin, especialmente considerando su histórico de rechazo por parte de ambos partidos principales en Estados Unidos hasta hace poco.
Como se ve, el futuro próximo de Bitcoin promete ser fascinante y lleno de posibilidades. Los movimientos políticos, las políticas regulatorias y el ciclo de mercado de criptomonedas se entrelazan para crear un panorama intrigante para esta moneda digital que continúa transformando el mundo financiero.
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