A la volatilidad natural de las monedas digitales, se sumó la huida de los inversores hacia activos más seguros luego de la suba de tasas en el mundo; los analistas esperan una depuración del mercado y un incremento en las regulaciones
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Las opiniones están divididas. El crash cripto de los últimos meses genera diagnósticos y pronósticos divergentes. Hay quienes creen que se trata de la explosión de una burbuja, aquellos que opinan que es una etapa de “limpieza” cíclica del mercado, otros que sugieren un simple traspié en una industria que continuará su crecimiento y, los más pesimistas, que anticipan el principio del fin de este universo emergente. La vorágine de los últimos días, en los que el bitcoin casi rompe la barrera de los US$20.000 (al cierre de esta edición rondaba los US$20.670) y ethereum, la de los US$1000, hace cobrar relevancia a estas teorías, mientras los inversores y entusiastas se debaten su futuro financiero.
Desde noviembre de 2021 –cuando alcanzó un pico de más de US$67.000–, el bitcoin perdió más de un tercio de su valor, con un retroceso de 70%. La capitalización de todo el mercado de criptomonedas cayó de un máximo de US$3 billones a cerca de US$913.000 millones. Decenas de empresas del sector anunciaron despidos masivos (ver aparte) y congelamientos en los retiros de tokens. Hace semanas que el bitcoin fear and greed index (“índice de miedo y codicia”, la medición del sentimiento en el mercado elaborada por alternative.me) muestra una “sensación de temor extremo”.
Ethereum descendió 39% en una semana y el resto de las altcoins –los tokens alternativos a bitcoin– siguieron su camino. BNB, la criptomoneda de Binance, bajó 27%, mientras que Cardano y Solana cayeron 24% y 23%, respectivamente.
Bitcoin Fear and Greed Index is 9 - Extreme Fear
— Bitcoin Fear and Greed Index (@BitcoinFear) June 17, 2022
Current price: $21,114 pic.twitter.com/wh7X1DHvb4
Uno de los exchange de criptomonedas más grandes de Estados Unidos, Coinbase Global Inc., reducirá su plantilla en un 18% (cerca de 1100 personas). Similares medidas debieron tomar otras plataformas en los últimos días. Crypto.com, Robinhood, BlockFi, Rain Financial y 2TM se suman a otras empresas como Buenbit, Bitso y Gemini que ya habían anunciado despidos. Reducirán su planta entre 5% y 50%.
¿Qué hay detrás?
Son varios los hechos y procesos que derivaron en esta situación de incertidumbre en los mercados. Pese a los eventos de los últimos dos meses, la causa subyacente al derrumbe de las criptomonedas se remonta a la pandemia, según explican los especialistas. La emisión de los bancos centrales en el mundo (para impulsar la recuperación de la actividad) inyectó dinero en los bolsillos en momentos de menor posibilidad de gasto en consumo, principalmente vinculado al turismo y al ocio. La expansión monetaria, las tasas bajas y el encierro fueron condiciones propicias para inversiones 100% digitales y de mayor riesgo.
En estas circunstancias y pasado el peor momento de cantidad de casos de coronavirus en el mundo –que provocaban incertidumbre en los mercados–, el bitcoin alcanzó su máximo histórico a fines del año pasado. Mientras la fiebre por las criptomonedas crecía, la macroeconomía empezó a mostrar indicios de tensión por la mayor base monetaria. Frente a los peores datos de inflación en 41 años, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) comenzó un plan de suba tasas de interés para absorber el excedente de dinero. El jueves la aumentó en 75 puntos básicos, el incremento más importante desde 1994, alimentando las alarmas respecto de una recesión incipiente.
Este contexto provoca que los inversores prefieran opciones más seguras y de mejor rentabilidad para resguardarse (flight to quality). Los efectos también se sintieron en los mercados tradicionales, con caídas en índices como el S&P 500 de 10% en el último mes y de 11,43% en el caso del Nasdaq, que agrupa a las empresas tecnológicas.
Causas internas
El crash cripto tiene también causas internas. Dos hitos fueron catalizadores del terremoto de los últimos dos meses. Por un lado, el desplome del protocolo Terra, su criptomoneda Luna y su stablecoin UST (criptomoneda estable en paridad con un activo externo, por ejemplo, el dólar), a principios de mayo, debido a su debilidad inherente por el algoritmo sobre la que estaba construida. El token pasó de US$119 a casi US$0 en cuestión de días. Por otro lado, el congelamiento de retiros impuesto por una de las plataformas de préstamos más grandes de Estados Unidos, Celsius, las últimas semanas, como consecuencia de una falta de sostén en sus activos. El bitcoin cayó 32% y 29% luego de estos eventos. Pese a que se trata de proyectos fundamentalmente distintos, la caída de ambos tuvo un mismo efecto: desconfianza y una catarata vendedora que hundió los precios de los principales tokens. Un detalle al que apuntan los analistas, que empeoró las bajas, fue el apalancamiento de muchos inversores, que generó liquidaciones masivas.
“Se están corrigiendo los precios de todos los activos. En el caso de las cripto, la fase exponencial de agregación de valor se combinó con una etapa de alta liquidez, incluso de provisión directa a través de los bancos centrales. Se dio una situación atípica de compra”, explica Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma. Para el analista, la situación de las criptomonedas se asemeja a la burbuja de las puntocom entre 1997 y 2001. Por eso, Caamaño cree que se está “separando la paja del trigo”. “Hay valor en la tecnología blockchain. Se viene un proceso de desarrollo más lógico y lento. Esta etapa fue muy inorgánica”, agregó.
¿Qué puede pasar?
El debate persiste con respecto a las consecuencias que este crash traerá, pero la mayoría de los especialistas coincide en que se generará una depuración de proyectos y una limpieza de inversores menos informados y más “espantables” ante un bear market (mercado en caída sostenida). Con respecto a los traders, Rodolfo Andragnes, presidente de Bitcoin Argentina, opinó: “No es un mundo para invertir a ciegas. Esto es una purga natural que se da periódicamente. Un montón desaparecen y vendrán nuevos que también se asustarán en la próxima bajada”.
También dice lo mismo sobre los proyectos: desaparecerán hasta un 20% de las criptomonedas actuales y podría crecer ese porcentaje si se profundiza la crisis. En este contexto, por sus años de desarrollo y su lenguaje de programación, bitcoin es la opción más segura.
Actualmente existen 19.901 criptomonedas, según CoinMarketCap (una reconocida plataforma de seguimiento de precios de criptoactivos). Para muchos, una gran porción desaparecerá con el tiempo, en esta crisis o en otra, a través de distintos mecanismos. Podrán integrar sus protocolos a otros más sólidos, fundirse o bien derrumbarse completamente, como fue el caso de Terra. Para Damián Di Pace, analista económico de Focus Market, tan solo quedará un 2%; el resto tenderá a abandonar el mapa progresivamente y muchas se llevarán puestos a sus inversores, como aquellos entusiastas de Luna. “Quedarán aquellas que resuelvan un problema real, que tengan escalabilidad, rapidez en sus transacciones y generen un protocolo descentralizado”, analiza.
Fernando Martínez, director general para las Américas del exchange OSL, apunta a una teoría de fases. Considera que, por primera vez desde la existencia de las criptomonedas, los ciclos fueron profundizados por la macro, lo que entiende como algo positivo en la integración tecnológica de la economía. “Entre 2013 y 2015, bitcoin pasó de US$1127 a US$200, cerca de un 82% de pérdida. En la siguiente reventada, entre 2017 y 2018, pasó de US$19.432 a US$3217, una baja de similar porcentaje”, recuerda.
Según su visión, a este ciclo todavía le falta caer aún más. Considera que la criptomoneda estrella retrocederá un 15% adicional antes de volver a entrar en un bull market (con alzas) si mantiene las tendencias de los últimos años. Además, es partidario de destacar la fortaleza de la tecnología ante esta crisis, debido a que en la mayoría de los casos los protocolos continuaron funcionando y no sufrieron problemas técnicos que hayan provocado rupturas en las cadenas. “Se está demostrando la resiliencia. Los que frenaron los retiros tenían muchas actividades de riesgo”, apuntó respecto al caso de Celsius.
La pregunta obligada es: tras este criptoinvierno, ¿qué quedará? Hay un considerable consenso en que uno de los principales efectos será el incremento en la regulación por parte de las instituciones de la economía tradicional. Aunque algunos son partidarios de darle libertad a este mercado, otros especialistas creen que un mayor control será positivo para la construcción de seguridad en el mundo cripto. En particular, se considera que los intentos de reglamentación recaerán sobre dos principales cuestiones. Por un lado, en la emisión de tokens por parte de los proyectos y, especialmente, de las stablecoins, para las que se espera que se demanden licencias cuasi bancarias. Podría haber una aversión a los protocolos algorítmicos. Por otro lado, en las empresas proveedoras de servicios financieros, para evitar la proliferaron de esquemas Ponzi.
“Se vienen cambios, principalmente en cuanto a casas de cambio e inversiones. Lo primero que vendrá será una regulación en las criptomonedas estables basadas en fiat, en efectivo. A nivel mundial, en países donde es más fácil abrir una empresa, también se focalizarán en la estructura de las compañías de este sector”, comentó Iván Tello, COO de Decrypto.la (una billetera de inversiones).
A nivel macro, María Castiglioni, economista de C&T Asesores Económicos, considera que el efecto será de un ajuste general. “Pensar que todas las cripto van a ser una moneda es muy prematuro. Cuando se estudia la historia de los bancos centrales, se da cuenta de que se crearon porque cada banco emitía una moneda distinta sin respaldo. Llevó a la idea de un patrón y a la creación secundaria de dinero. Todavía es difícil saber qué rol van a tener en el futuro. Por ahora es el de un activo financiero”, opinó.
¿Cuándo volverá a subir?
En el mundo cripto, salvo algunas excepciones, dan por descontado un mínimo de seis meses y un máximo de un año y medio de tendencia a la baja. Estará atado a la posibilidad de una recesión mundial y a la continuidad de la suba de tasas de la Fed. Aunque las criptomonedas pueden repuntar a valores cercanos a los de principios de este año, no se esperan grandes movimientos alcistas hasta fines de 2023 o principios de 2024. En esa fecha ocurrirá un evento clave: el halving del bitcoin, ya que una de sus principales ventajas es su previsibilidad en la emisión y deflación. Cada cuatro años, el protocolo recorta a la mitad la cantidad de bloques que se producen cada un promedio de 10 minutos. En 2024 pasará de 6,25 BTC a 3,125 BTC. Por eso los bitcoins serán finitos. En 2140 se emitirá el último, el número 21 millones. El efecto será una apreciación de la moneda, seguida de una suba de las altcoins, como ocurre en todos los ciclos.
Mientras tanto, el mercado estará signado por la volatilidad. La recomendación de los especialistas es tener cautela y paciencia. José Sarasola, economista y CEO de Cryptogranjas, considera que una forma de minimizar el riesgo es invertir en minería. “En caso de que el precio del bitcoin baje, la inversión se tornará en negativa. En cambio, si adquirió una máquina de minería, por más que el precio caiga, la máquina continuará generando ingresos, siempre que el costo de la energía sea menor a las ganancias. Por eso, en la Argentina, donde la energía es económica en comparación al resto del mundo, la minería es una forma de invertir en bitcoins disminuyendo la exposición a su volatilidad”, explicó. Sin embargo, es importante considerar que el Gobierno avanzó en una quita de subsidios a quienes minen, reduciendo la rentabilidad.
Para entrar en un nuevo bull market será clave la innovación. En cada proceso han sido las novedades tecnológicas las que impulsaron las inversiones, como los Defi (finanzas descentralizadas), los NFT y los ICO (oferta inicial de monedas). Y algunos especialistas posan su atención en la última gran disrupción: el metaverso podría ser el nuevo promotor.