Beijing y el Banco Mundial sopesan reformas
BEIJING.- El Banco Mundial prepara amplias propuestas para que China privatice uno de sus principales bancos y los agricultores puedan vender sus tierras. Estos cambios podrían revertir drásticamente décadas de ideología del Partido Comunista, según funcionarios al tanto.
Las recomendaciones forman parte de una agenda de reformas que está elaborando el Banco Mundial con uno de los principales centros de estudios del gobierno chino, el Centro de Investigación de Desarrollo (DRC por sus siglas en inglés), a pedido del primer ministro, Li Keqiang.
El objetivo es frenar la desaceleración del crecimiento y enderezar la economía hacia una senda sostenible.
Es demasiado pronto para saber si el Banco Mundial respaldará formalmente las recomendaciones, si estas obtendrán la aprobación del DRC o si serán adoptadas por los líderes chinos.
Pero el hecho de que Li haya solicitado el aporte del Banco Mundial refleja una costumbre de larga data de los líderes chinos de recurrir al organismo para asesorías en temas económicos. Cuando China empezó a abrir su economía, tenía poca capacidad para hacer esta clase de análisis y a menudo acudió al banco en busca de ayuda.
El año pasado, el Banco Mundial y el DRC —que responde al Consejo de Estado de China, el principal ente del gobierno encargado de fijar políticas— esbozaron, a solicitud de Beijing, directrices a largo plazo para implementar reformas. La participación del centro es un indicio de la seriedad con que se toman las recomendaciones los nuevos líderes de Beijing.
Klaus Rohland, director de la oficina del Banco Mundial en China, dijo que las conversaciones están en una etapa inicial y que las propuestas no tienen el visto bueno del Banco Mundial o el DRC. Privatizar "es una idea que circula de vez en cuando", sostuvo Rohland. "Estas cosas siempre tienen aspectos positivos y negativos. Me gustaría pensarlo más profundamente". Funcionarios del DRC no respondieron a solicitudes de comentarios.
Una motivación clave para el proyecto es la idea de que China ha llegado a un punto de inflexión donde el antiguo enfoque para impulsar el crecimiento ya no funciona. La expansión interanual cayó a 7,5% en el segundo trimestre, lo que representa una fuerte desaceleración frente a las tasas de dos dígitos de hace algunos años, en medio de preocupaciones sobre un derroche en la inversion soberana y una creciente deuda.
El impulso hacia la privatización —un tema prohibido durante mucho tiempo en China— muestra la profundidad de los cambios que muchos de los que están involucrados en el proyecto del Banco Mundial creen que debe realizar el país para detener la caída de su tasa de crecimiento y alcanzar con el tiempo los niveles de los países más ricos. Economistas dentro y fuera de China han argumentado por años que el control estatal sobre importantes sectores de la economía china socava la competencia e innovación.
"La hipótesis del programa propuesto por los analistas de política es que el rol del gobierno cambiará a medida que comienza a depender de los mecanismos del mercado", señala un informe del Banco Mundial y el DRC acerca de las próximas recomendaciones sobre urbanización, al que tuvo acceso The Wall Street Journal. Se prevé que estas propuestas sean publicadas en unos meses.
El Banco Mundial está evaluando sugerencias para que China privatice partes de su sector financiero, dijeron funcionarios al tanto. Eso sería un cambio significativo para China, que insistió en mantener el control sobre sus bancos cuando empezó a vender acciones en Hong Kong y Shanghai en los últimos años. En la actualidad, el departamento de organización del Partido Comunista designa a los titulares de los principales bancos de China. Según un funcionario, China elegiría qué banco privatizar.
Funcionarios y consultores del Banco Mundial también están esbozando propuestas que permitirían a los cientos de millones de campesinos chinos vender sus tierras, con el fin de incrementar sus ingresos rurales, alentar la migración hacia las ciudades y consolidar los terrenos agrícolas. Privatizar la tierra agrícola ha sido durante mucho tiempo un tabú en China, donde el Partido Comunista llegó al poder prometiéndole al país que lo liberaría de terratenientes rapaces y donde la tierra es de propiedad colectiva.
Cualquier plan para privatizar tierras enfrentaría oposición tanto por motivos prácticos como ideológicos. Los gobiernos locales, que obtienen ingresos al expropiar terrenos a precios reducidos para luego venderlos a promotores inmobiliarios, "no estarán de acuerdo con la privatización", dijo otro asesor del proyecto del Banco Mundial, el economista Ming Lu, de la Universidad de Fudan.
The Wall Street Journal