Beijing halla un camino para liberalizar las tasas
La reforma da una inyección a la economía y sugiere un cambio de dirección de China
China decidió reformar su viejo modelo de tasas de interés fijadas por el gobierno, lo que proporciona una inyección a una economía alicaída y sugiere un cambio de dirección significativo en un sistema financiero que ha apuntalado el crecimiento del país durante décadas.
El banco central anunció el jueves pasado una reducción de un cuarto de punto porcentual en sus tasas de interés de referencia tanto para préstamos como para depósitos. Se trata del primer recorte desde diciembre de 2008 y es parte de un intento del gobierno de estimular el crecimiento. La medida otorga a los bancos mayor flexibilidad para ofrecer créditos y depósitos a tasas de mercado, lo que representa un paso importante hacia la liberalización de los tipos de interés, uno de los objetivos más codiciados por los reformadores.
Las bajas tasas de interés fijadas por el gobierno, que los bancos utilizan para trasladar los ahorros de los chinos a las empresas estatales que necesitan capital, han sido una de las características de la economía del país.
El sistema ha sido inmensamente efectivo al transformarse en un pilar de una expansión económica que promedió cerca de 10% al año. Pero había un precio que pagar: el capital barato desató una oleada de inversiones que, a su vez, desembocaron en un exceso de capacidad industrial. Los bajos retornos obtenidos por los ahorristas disminuyen los ingresos de las familias y entorpecen los esfuerzos del gobierno para estimular un crecimiento basado en el consumo.
En 2011, la inversión constituyó 49,2% del Producto Interno Bruto chino, un alza frente al 36,5% de una década antes. El consumo interno, por su parte, cayó de 45,3% a 34,9% en el mismo período.
Aunque la economía ha perdido fuerza en el primer semestre, el rígido sistema de tasas de interés pasó a ser un problema más urgente para las autoridades.
Las bajas tasas ofrecidas a los ahorristas han provocado un éxodo de fondos desde la banca hacia nuevos productos de gestión de patrimonio, inversiones de corto plazo que ofrecen la seguridad de un depósito con un retorno superior a la inflación. Los activos invertidos en estos productos pasaron de casi cero hace unos años a alrededor de 10% de los depósitos en los bancos a finales de 2011, según algunas estimaciones. El resultado es que a los bancos les faltan depósitos y les cuesta más aumentar el crédito en la economía para estimular el crecimiento.
Los líderes chinos ya habían hecho llamados para una reforma del sistema. Zhou Xiaochuan, el presidente del banco central, indicó en marzo que había llegado la hora de liberalizar las tasas de interés.
Un sistema de mercado elevaría el ingreso de las familias al ofrecer intereses más altos por sus ahorros y apuntalaría los depósitos para que los bancos puedan otorgar más créditos. El problema, sin embargo, es que la liberalización pone en riesgo el amplio margen entre las tasas de depósitos y préstamos que se ha convertido en uno de los principales negocios de los bancos.
En el caso del estatal Banco Industrial y Comercial de China, el mayor del país por activos, un alza de un punto porcentual en la tasa que ofrece para captar depósitos habría reducido su ganancia operativa de 2011 en 24%. Y ahora que los bancos están procesando grandes cantidades de préstamos en mora concedidos como parte del paquete de estímulo de 2009, el gobierno no parece muy dispuesto a sacrificar ganancias.
En esta ocasión, no obstante, las autoridades podrían recibir ayuda de una fuente inesperada: la apreciación del yuan.
Los bancos chinos tienen la obligación de mantener más de 20% de sus depósitos en reserva en el banco central, donde obtienen un retorno insignificante. Esto refleja una peculiaridad del régimen cambiario de China.
Durante muchos años, la subvaloración del yuan se traducía en constantes superávits por cuenta corriente e ingresos sostenidos de capital especulativo que apostaban por un fortalecimiento de la divisa.
Para prevenir que las entradas de capitales se transformaran en grandes aumentos de préstamos y generaran presiones inflacionarias, el banco central incrementó los requisitos de reservas de 6% de los depósitos en 2003 a 21,5% a finales de 2011, atrapando el capital antes de que llegaran a la economía.
La gran diferencia entre las tasas de préstamos y de depósitos compensaba a los bancos por los magros retornos que les ofrecía el gobierno por mantener sus reservas.
Ahora, no obstante, la situación es distinta. La apreciación del yuan ha ayudado a reducir el superávit por cuenta corriente de China de 10,1% del PIB en 2007 a una proyección 2,3% del PIB para 2012.
El capital especulativo, a su vez, ya no sólo llega. Los especuladores sacan del país la misma cantidad de dinero que la que ingresan.
Eso cambia la situación de los bancos, ya que si no tienen necesidad de mantener fondos en reservas de bajo rendimiento, no necesitan compensar eso con un amplio margen de interés.
El fortalecimiento del yuan y un mayor equilibrio entre la economía de China y la del resto del mundo han generado las condiciones para la liberalización de las tasas de interés del país sin sacrificar toda la rentabilidad de los bancos. No podría ser un momento
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