Barry Eichengreen: “Macri intenta una reforma big bang que traería recesión, pero una recuperación más rápida”
El economista de la Universidad de California, Berkeley, uno de los más influyentes en Estados Unidos, dice que el hecho de que un gobierno sea de izquierda o de derecha no necesariamente significa algo, y que Venezuela debería seguir el camino que tomó la Argentina
Barry Eichengreen, uno de los economistas más influyentes de Estados Unidos, escribió en mayo pasado que "la historia está llena de cadáveres de los países que han liberalizado los mercados financieros y abrieron la cuenta de capital de la balanza de pagos antes de tiempo, lo que resulta en crisis financieras en lugar de la reforma y el desarrollo económicos". Pero no se refería al levantamiento del cepo cambiario argentino, sino que advertía sobre los efectos, no de corto, sino de mediano y largo plazo en el caso de que China prosiga los ejemplos liberalizadores de Europa, América latina y Asia de los 90.
En otro estudio, pero de 2009, este profesor de la Universidad de California, Berkeley, de 63 años, concluía que "los efectos positivos de la apertura de la cuenta de capital están limitados a los países con relativo buen desarrollo de sus sistemas financieros, buenos estándares contables, fuertes derechos de los acreedores y el imperio de la ley". En diálogo con LA NACION, este doctor en Economía de Yale, ex asesor del Fondo Monetario Internacional (FMI), ex presidente de la Asociación de Historia Económica de Estados Unidos y experto en controles de capitales, analizó la situación de la Argentina y el resto de América latina. Calificó la política económica de Mauricio Macri como una reforma big bang, por haber recurrido a una modificación del tipo de cambio de manera no gradual, y sostuvo que ese tipo de estrategias pueden llevar a una recesión más aguda, pero más tarde a una recuperación más rápida y a un crecimiento más sostenido.
–¿Cuál es su opinión acerca de la Argentina si se tiene en cuenta el acuerdo con los fondos buitre, la devaluación, la eliminación de los controles de capital, una mayor inflación, la caída del PBI, el ajuste monetario, los recortes de gasto y las buenas expectativas de los hombres de negocios con el presidente Mauricio Macri?
–Las discusiones sobre la reforma de la política en la Argentina me recuerdan el debate entre los defensores del ajuste big bang y el gradual en las economías en transición de Europa oriental y la antigua Unión Soviética a principios de los 90. La cuestión es saber si hay que hacer la estabilización, la liberalización, el ajuste del tipo de cambio y la privatización de una vez en una reforma tipo big bang, o proceder gradualmente con el fin de reducir al mínimo las disrupciones en la economía y la profundidad de la recesión inicial. La experiencia de la región sugiere que si un país hace una reforma big bang puede provocar una recesión más aguda, pero logra una recuperación más rápida y mucho más vigorosa y un crecimiento sostenido posteriormente, si los responsables políticos mantienen el rumbo. Eso es lo que el señor Macri está tratando de hacer. Es demasiado pronto para decir con seguridad si va a tener éxito.
–¿Existen alternativas para el ajuste que están emprendiendo países como la Argentina, México o Brasil?
–En las circunstancias actuales, no hay alternativa obvia. Brasil y la Argentina, en particular, tienen que indicar que tienen planes creíbles a mediano plazo para poner sus deudas públicas en una senda sostenible, y convencer a los mercados de esto hará necesario tomar medidas dolorosas a corto plazo. Por supuesto que cuanto más ruido político y mayor desacuerdo haya, la mayoría en los mercados dudará de la habilidad de los gobiernos para continuar cumpliendo con sus promesas de política fiscal a futuro, lo que requiere que esos gobiernos tomen más medidas ahora como modo de enviar una señal de su compromiso. Por eso Brasil está obligado a presentar ahora un ajuste fiscal especialmente ambicioso, a pesar de la debilidad de su economía.
–¿Qué errores económicos cometió la variopinta izquierda latinoamericana que condujeron a su derrota electoral en la Argentina, Venezuela y Bolivia, y amenazan con un resultado similar en Brasil?
–Sin duda voy a tener revocado mi visado para entrar en los países de América latina por decir esto, pero el error número uno fue no hacer una reforma más estructural en los buenos tiempos. Eso habría sido una manera fácil de crear las condiciones para un crecimiento más rápido. Ahora que la bonanza de las commodities se ha terminado, no hay un camino fácil.
–¿Qué significa en términos económicos el giro al centro o a la derecha de América latina?
–No creo que necesariamente signifique algo. Hemos visto gobiernos de izquierda y de derecha ejecutando políticas responsables y llevar a cabo reformas estructurales significativas en varios países de América latina. La coloración política de una administración importa menos que sus políticas.
–¿Qué podría producir América latina y para qué mercados, ahora que las commodities valen poco?
-Commodities más baratas y tipos de cambio más débiles harán que las exportaciones de manufacturas sean más competitivas. Esto beneficia a México en la medida en que tiene extensas operaciones de montaje y está cerca del mercado de Estados Unidos. Beneficia a Brasil en la medida en que tiene por lo menos un poco de fortaleza en sectores fabriles como aviones y neumáticos de camiones. Sin embargo, un tipo de cambio competitivo es sólo una condición necesaria, pero no suficiente, para el crecimiento de las exportaciones no tradicionales.
–¿Cómo impactará el TPP (siglas en inglés del Tratado Transpacífico de libre comercio entre Estados Unidos, Brunei, Chile, México, Perú, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Japón, Malasia y Vietnam) en los países de América latina que lo firmaron y en los que se quedaron fuera?
–Estoy fuera del consenso en el sentido de que no creo que el TPP sea un gran arreglo. Aumentará modestamente el comercio entre los participantes. A las empresas estadounidenses les gustarán las disposiciones sobre derechos de propiedad intelectual. Pero no contiene ningún elixir mágico del crecimiento económico.
–¿Cómo ve la situación económica brasileña y el impacto de la crisis política en ella?
–La de Brasil es fundamentalmente una crisis política. El país se metió en este lío porque los políticos fallaron en ponerse serios durante la bonanza de las commodities. Las cosas siguen empeorando porque los políticos no son capaces de ponerse de acuerdo sobre qué medidas tomar ahora, mientras el desorden empeora. Uno tiene la sensación de que algunos políticos están realmente felices de que las condiciones económicas sigan empeorando porque creen que esto desacredita a sus oponentes.
–¿Hay solución a la crisis económica de Venezuela?
–Venezuela tiene que hacer como la Argentina. La pregunta es si puede completar una transición política ordenada al igual que su vecino del Sur.
–¿Cómo ve a Chile, Perú y Colombia, cada vez más afectados por la caída del precio del petróleo?
-Hay un efecto negativo obvio para todos ellos, probablemente más para Colombia y menos para Chile, ya que Colombia se basa más en las exportaciones de petróleo.
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