Barrios cerrados. Acostumbrados a la vida al aire libre, los vecinos se adaptan a la cuarentena
"Mi marido llevó a la señora que trabaja en casa a la guardia. Se quería ir, le dimos dinero y le pedimos que no venga hasta después de la cuarentena", relata resignada Violeta, vecina del barrio Castores de Nordelta. De a poco, quienes viven en barrios cerrados se adaptan a las nuevas normas que plantea una sociedad aislada.
Hasta ayer, los brokers recibieron consultas da familias interesadas en alquilar en forma temporal casas en las afueras de la ciudad en barrios como Nordelta. "Querían evitar que los hijos se tienten y visiten a amigos que viven cerca", reconoce un agente inmobiliario. Sin ir más lejos, el propio Marcelo Tinelli, antes de hacer las valijas rumbo a Esquel, habría buscado la casa en la que descansó durante un mes el último verano en el Barrio del Golf de Nordelta. Esta vez no tuvo suerte: no consiguió esa ni otras y tuvo que rumbear al sur del país.
Pero no es el único famoso preocupado por el aislamiento: fue el propio Juan Martín Del Potro, quien vive su cuarentena en el country Tortugas, el que instó a los vecinos de ese barrio a no salir de sus casas ni siquiera a caminar.
Por estas horas, los chats internos de los barrios están "en llamas". "Tiene la suerte de vivir en una casa con jardín y encima quiere salir a correr. Hay que cobrar multa o llamar a la policía", relata indignada una vecina del barrio La Damasia, en San Fernando.
Si bien todos los barrios ya tomaron medidas preventivas, nada garantiza que sean un buen refugio: ya se detectaron casos sospechosos en barrios del municipio de Tigre.
"Están todos muy nerviosos, habían cerrado la cancha de tenis, pero ayer la abrieron un par de horas, mi marido fue y al rato la guardia lo sacó", relata María, vecina del Golf de Nordelta, quien aclara que hay un antes y un después del decreto anunciado por el Gobierno. Hasta ayer era habitual ver a hombres pedalear en bicicleta, "mucha gente" en rollers, madres y niñeras con cochecitos, las plazas desbordaban de chicos y los adolescentes caminaban por las áreas comunes. Incluso el lago estaba a full, con equipos de remo aprovechando el tiempo libre para entrenar. Pero hoy cambió.
"Para algunos es una tragedia no salir con su kayac", afirma la misma vecina, quien celebra que las dos familias que habitan las casas de al lado "huyeron". "Si se quedaban los chicos saltando en el saltarín todo el día me moría", comenta aliviada, mientras toma conciencia de que vivirá en una casa de 400 metros cuadrados sin personal doméstico durante, por lo menos, 15 días.
Hoy la postal de los barrios es de calles desoladas. Con el correr de las horas, cada vez son más los emprendimientos que no dejan ingresar a nadie. Las plazas están sin niños y en la mayoría de los barrios las guardias son muy estrictas a la hora de autorizar quién sale, no permiten el ingreso de visitas, ni personal de servicios (pileteros, jardineros, empleadas domésticas), ni deliverys y relevan las calles.
"Una adolescente en cuarentena recién llegada de España caminaba por las calles de uno de los barrios de Nordelta, cuando la vimos la mandamos de inmediato a su casa y la alertamos de que, si seguía violando las normas, la denunciaríamos", relata el jefe de guardia de uno de los barrios.
Para evitar el desabastecimiento, los emprendimientos con despensas las dejan abiertas. También se contemplan permisos especiales para personal sanitario y recolección de basura. Y, en algunos casos, si se autoriza el ingreso, se limita a sólo una persona por auto.
"Nos comunicaron que rigen las mismas normas que para quien vive en un departamento en Capital, es decir, no se puede salir", reconoce Juan, un vecino atrincherado en su casa con vista al lago en el barrio Santa Matías, en Escobar. Incluso, en algunos proyectos circulaba el rumor de que la guardia va a autorizar el ingreso de fuerzas de seguridad para que corrobore que los vecinos cumplan el aislamiento. Y, de hecho, el intendente del partido de Pilar, Federico Achaval (Frente de Todos), dispuso que la cuarentena que hagan los habitantes de los barrios privados, condominios y countries sea dentro de las casas o departamentos. De esta forma, prohibió la circulación por las zonas comunes o la utilización de canchas de fútbol, tenis y golf, entre otras.
En otros emprendimientos, como Campos de Echeverría, en Canning, se permite salir a correr, pasear al perro y andar en bicicleta, pero de a uno y manteniendo las distancias aconsejadas.
Las administraciones y consorcios habían comenzado con las medidas de prevención hace más de una semana: Santa Bárbara prohibió los eventos masivos, incluyendo los deportivos; en Abril, el country de zona Sur, cerraron hasta nuevo aviso el teatro, las canchas de tenis, el gimnasio, el golf, el sum y el club hípico.
En el Golf de Nordelta organizaron para hoy y mañana una guardia de cuatro horas diarias para que los propietarios puedan retirar sus pertenencias del club house. Luego, quedará totalmente cerrado. Además, los pedidos o sugerencias a la intendencia se reciben vía mail o por teléfono.
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