Banco Central: asume el hombre fuerte de Massa como director con el objetivo de acumular reservas

Casi 25 días después de que el ministro de Economía, Sergio Massa, anunciara a Lisando Cleri como vicepresidente del Banco Central (BCRA) a través de un tuit, hoy finalmente salió el decreto que lo nombra oficialmente director de la entidad (y podría ser nombrado vicepresidente segundo). Cleri es el referente principal de Massa en el diseño de la política monetaria y, de hecho, el ministro de Economía le había pedido que asuma la presidencia, una oferta que el exdirector del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses declinó para mantener el perfil bajo.

Cleri asume en un contexto de escasez de dólares en el Banco Central, que alimenta las expectativas de una mayor devaluación del tipo de cambio oficial y su consecuente aceleración de la inflación.

Hoy, como todos los jueves, hubo reunión de directorio en el BCRA, y se especulaba con que hubiera novedades acerca del “dólar soja”, cuyo régimen vence el próximo miércoles. Finalmente, esto no ocurrió.

Se trata de la política de incentivos para liquidar dólares que había implementado el Banco Central previo a la llegada de Massa al Palacio de Hacienda, cuando todavía ocupaba el cargo Silvina Batakis, pero que no tuvo buena recepción entre los productores.

El esquema le permite a los productores comprar dólar ahorro ($238) por una cantidad equivalente al 30% de los pesos que obtuvieron por vender previamente sus granos al tipo de cambio oficial menos el 33% de retenciones ($92). Además, se les permite depositar el 70% restante de los pesos en una cuenta bancaria especial que ofrece intereses diarios atados a la variación del tipo de cambio oficial.

“Hoy fue la última reunión de directorio del mes y no prorrogaron el esquema 70/30, que vence el 31 de agosto″, confirmaron desde la entidad monetaria.

Cleri asume en un Banco Central cuyo directorio está dividido acerca de qué hacer con el mercado cambiario. La diferencia de valores entre el tipo de cambio oficial ($137) y los paralelos (en torno a $292) desincentiva las exportaciones de granos y el ingreso de dólares, mientras que al mismo tiempo la entidad tiene que abastecer con divisas las importaciones de energía. Esto generó una pérdida de reservas brutas, que actualmente están en US$37.002 millones (las de libre disponibilidad están en niveles negativos).

En lo que va del año, los productores vendieron 22,3 millones de toneladas de soja, cuando en el mismo período del año pasado habían vendido 27,8 millones de toneladas, lo que representa una diferencia de 5,5 millones de toneladas (19%). Gracias a los mayores precios internacionales de las commodities, el ingreso de dólares de las cadenas agroindustriales (US$31.000 millones) aumentó 21% interanual en el primer semestre, pese a que las cantidades vendidas fueron menores. Pero la perspectiva a futuro es negativa, con los precios en caída y con el campo a la expectativa de una señal del Gobierno para vender los granos.

Las opciones que baraja el Gobierno es mejorar el esquema del “dólar soja” (para que el campo liquide), desdoblar el mercado cambiario o, si se queda sin margen de maniobra, eventualmente, devaluar (si bien por ahora se descarta esta última definición debido a la cantidad de pesos que hay en la economía). La decisión, dicen los técnicos del Banco Central, es política y se está discutiendo entre los socios del oficialismo: el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y Massa.

Un desdoblamiento del mercado cambiario implicaría quitarle presión al tipo de cambio comercial ($137), al enviar a los sectores de servicios, turismo y compras con tarjeta, entre otros, a operar a un dólar oficial más alto. Pero el Banco Central teme que la brusca devaluación para ese segmento igualmente impacte en los precios de la economía (generando una aceleración de la inflación) y no arregle el problema de fondo, que es la falta de incentivos para liquidar divisas de los exportadores. Quienes están en contra de este esquema son Alberto Fernández y el titular del BCRA, Miguel Pesce, ratificado ayer de nuevo en el cargo por el propio Presidente en una entrevista con TN.

Si bien el equipo de Massa cree que se puede evitar una devaluación, mientras tanto están haciendo todos los deberes para que, si se vuelve inevitable, encuentre a la economía lo mejor preparada posible. Esto significa que haya una brecha cambiaria más acotada y un Estado con menos gastos. En ese sentido, se decidió el brusco aumento de tasas de interés en casi 18 puntos porcentuales en menos de 20 días, y los recortes de partidas presupuestarias y aumentos tarifarios más agresivos de lo que se tenía pensado.

El camino intermedio es ofrecer al campo, el sector con más posibilidades de ingresar una cantidad importante de dólares en el corto plazo, un tipo de cambio más atractivo. Ese debate se espera que sea el tema principal hoy en la reunión de directorio del Banco Central.

Cleri no llega en soledad al Banco Central. Dentro del directorio cuenta con el apoyo de Pablo Carreras Mayer (que era parte de su equipo en el FGS), Zenón Biagosch (cercano al exministro de Economía Roberto Lavagna) y de Agustín D’Attellis.

El director designado por Massa pasará a ocupar la vicepresidencia segunda del Banco Central en reemplazo de Jorge Carrera, que igualmente seguirá dentro del directorio. Para liberar el cupo de un director, Arnaldo Bocco presentó su renuncia. El resto del directorio está compuesto por el vicepresidente primero, Sergio Woyecheszen, y los directores Claudia Berger, Claudio Golonbek y Betina Stein (son 10 miembros en total). El próximo 23 de septiembre vencen los mandatos Pesce, Woyecheszen, Golonbek, Stein y Berger, y se espera una señal del Ministerio de Economía para renovarle los cargos.

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