Bajar el gasto público, el gran desafío que enfrenta el Gobierno
Bajar el gasto público. Esa parece ser la gran tarea que tiene por delante el gobierno de Mauricio Macri , si quiere que empiecen a llegar las inversiones necesarias para impulsar la economía. La conclusión es clara: con 44% de gasto público en relación al producto bruto interno (PBI) es imposible encarar un proceso económico de crecimiento sostenido.
El dato no es menor. Al fin de la administración kirchnerista, había una participación del Estado en la economía de 45%, mientras que en el mundo el promedio era de 35%. Los analistas económicos coinciden en que la Argentina tiene un estado grande que financia con impuestos altos y malos, pero, como tampoco con eso alanza, echa mano al endeudamiento y la inflación.
Estas conclusiones surgieron de un panel "Las finanzas públicas tras el pacto fiscal", que, como parte de ExpoEFI 2018 , reunió a María Castiglione, socia de C&T Asesores Económicos; Daniel Artana, economista de FIEL, y José Luis Espert, director de Espert y Asociados. El rol de moderador estuvo a cargo del periodista y licenciado en Economía Guillermo Kohan.
Artana dijo que él le hubiera gustado que el Gobierno fuera más fuerte en lo fiscal. En su visión, hay que cumplir el cronograma fiscal y mantener el acceso al crédito, en un escenario que no deja espacio para relajar las metas fiscales. "El ajuste no lo definen los tiempos de la política, sino los de quienes nos prestan. Si uno quiere ser soberano en tema de decisiones, no puede ir todos los años a pedir 50 mil millones de dólares", subrayó.
Espert, por su parte, colocó al gasto público como uno de los tres problemas que, en su opinión, son responsables de la decadencia argentina de las últimas siete décadas. "¿Qué pasó acá?", se preguntó. "Ha pasado y pasa algo en serio. Por tres factores: el país pasó a cerrarse al comercio del mundo teniendo todo para ganar (a mediados de siglo XX, la Argentina tenía el 3% de las exportaciones del mundo, mientras que hoy tiene solo 0,36%); problema fiscal (hijo del primer problema); el nivel de gasto público extravagante e imposible de sostener (44% del PBI); los mayores costos laborales del planeta".
Castiglione enfatizó que desde 1961 hasta 2015 hubo un notable aumento del gasto y el tamaño del Estado, que superó en 2008 los récords históricos. "Esto en principio fue financiado con más impuestos (retenciones y nuevos impuestos provinciales y municipales). Este es un punto de partida bastante complejo, para salir de él evitando una crisis", afirmó.
En su opinión, para poder pensar a futuro, hay que analizar en qué rubros aumentó el gasto, qué puede corregirse y si se está en el camino correcto. Un 14% del PBI de gasto está explicado por salarios. Ahí, según puntualizó Castiglione, hay mucho por trabajar en eficiencia y planes de retiro (que se lanzó esta semana para la administración nacional).
En tanto, jubilaciones representa 9% del PBI, y allí todo dependerá del ajuste y de la cantidad de beneficiarios (2018 y 2019 será un gran desafío poder contener este gasto). "Por último, están las transferencias corrientes (subsidios por servicios públicos y prestaciones sociales). Acá ya empezó el ajuste (de 5% del PBI en 2005, hoy ya está debajo de 3%)", detalló la economista.
El Gobierno se ha fijado metas de reducción del déficit fiscal , pero la gran pregunta es si llegará a cumplirlas en un hipotético segundo mandato de Mauricio Macri. Artana responde que es posible su cumplimiento, más allá de que primero se cosechó lo que era más fácil cosechar (reducir subsidios, por ejemplo). "Ahora hay que mirar también que la mitad del gasto corresponde a provincias y municipios", adivirtió.
También para Espert es un objetivo cumplible. "Creo que tienen chance de cumplirlas. Si no la pueden cumplir por el lado del gasto, la van a cumplir con la recaudación que hoy está volando", concluyó el economista. Pero enseguida agregó: "Si la Argentina quiere dejar atrás la decadencia de los últimos setenta años tiene que hacer cambios profundos: ir a libre comercio, a un estado pagable y un mercado laboral flexible. Si no lo hace, no tiene ninguna chance".
El problema del endeudamiento también se coló en el panel. En ese sentido, todos coincidieron que el déficit externo de la Argentina no es ni bueno ni malo per se, sino que lo importante es para qué se usa esa plata que se pide prestada. "El que tiene un nivel de consumo público muy alto es el Estado, por lo que acá volvemos de nuevo a la cuestión del gasto público", comentó Artana.
"¿Se puede financiar esta transición?", se preguntó Castiglione. Y se respondió: "El sector público tiene 46% de la deuda total. El FMI plantea escenarios de estrés y qué ocurriría con la deuda en esos escenarios. La realidad es que, salvo en alguna crisis como de shock del PBI, los escenarios no parecen tan críticos. Igual, se trata de un camino angosto no exento de riesgos".
Artana explica que, suponiendo que el país se puede endeudar al 7% en dólares, se llegará a un ratio de deuda/PBI de 40%, que después empezaría a bajar para situarse en torno al 35% en 2025. "Pero si hay un salto del tipo de cambio de 30% por encima de la inflación, se dará un salto en la deuda muy importante que puede provocar alguna zozobra. Por el momento, hay una situación manejable, pero no hay que dormirse en los laureles", advirtió el economista.
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