Bahía Blanca: el buque regasificador ya está inyectando gas en el sistema
El buque Exemplar, de la empresa estadounidense Excelerate, amarró en el puerto de Bahía Blanca el jueves pasado
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El jueves pasado amarró en el puerto de Bahía Blanca el buque Exemplar, de la empresa estadounidense Excelerate, y, a partir de hoy, comienza a inyectar gas en el sistema. El barco regresó a la Argentina después de más de dos años para cubrir los picos de consumo de gas del invierno.
Se trata del segundo buque regasificador que tiene la Argentina, ya que hace 10 años está emplazado otro barco en Escobar, que tiene un máximo de capacidad de regasificación de 22 millones de metros cúbicos por día (m3/d).
El recién llegado buque de Bahía Blanca, en tanto, tiene una capacidad de 17 millones de m3/d. Junto con la compra de 14 millones de m3/d de Bolivia, las importaciones de gas superan los 50 millones de m3/d, a un precio promedio de US$7 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector y que equivale a 27,08 m3), que ayudan a cubrir la mayor demanda durante las temperaturas bajas, cuando el consumo residencial se quintuplica con relación al resto del año.
El gas, a diferencia del petróleo, no se puede almacenar. Para ello es necesario que pase por una planta de licuefacción, que hace el proceso inverso a la regasificación: se enfría el gas natural a menos de 160 grados para pasarlo a estado líquido.
En un principio se pensaba que la Argentina podía invertir en esta planta, que tiene un costo de más de US$3000 millones, pero ese proyecto quedó en stand-by, luego del nuevo congelamiento de tarifas, que derrumbó la inversión e hizo caer la producción.
El nuevo programa de estímulo fiscal Gas.AR, que le promete un precio mínimo en dólares a las productoras de US$3,9 el millón de BTU en promedio por cuatro años, busca en primer lugar frenar la declinación de la producción. La Argentina podría luego incrementar los volúmenes para recurrir de menos importaciones en el invierno, pero deberá buscar la manera de colocar los excedentes de gas durante el verano, para que la inversión sea rentable.
Además, para mejorar el interés empresarial privado en el país, la Argentina debería resolver sus problemas macroeconómicos, que incluyen las restricciones al acceso de capitales, la incertidumbre en las reglas de juego, la falta de estabilidad, la alta inflación, la rigidez del mercado laboral y el elevado costo del financiamiento, reflejado en un riesgo país superior a los 1500 puntos.
Un mercado peculiar
Otra diferencia que tiene con el petróleo el mercado de gas es que su demanda no es constante durante todo el año. En invierno, el consumo crece de un promedio de 130 millones a 180 millones de m3/d, lo que hace necesario recurrir a las mayores importaciones.
Además del gas importado por buques y del comprado a Bolivia, la Argentina produce localmente alrededor de 122 millones m3/d. Para cubrir la diferencia con la demanda, el país reemplaza el gas con combustibles líquidos (gasoil y fueloil), que no solo son más caros (US$13 el millón de BTU), sino que contaminan más.
Más del 50% de lo que cuesta producir o adquirir el gas en el exterior lo financia el Estado con subsidios. Las tarifas de gas, al estar congeladas durante más de dos años, generó este incremento en las transferencias del Tesoro, que seguirán subiendo tras el solo 6% de alza que tendrán las boletas a partir de mañana. Para fin de año, los usuarios residenciales podría cubrir con sus pagos, menos del 40% de lo que cuesta el gas en la Argentina.
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