Azúcar extranjero para golosinas de EE.UU.
Empresas trasladan su producción a países como Guatemala y México por menores precios
A pesar de una caída en los precios del azúcar en Estados Unidos, los fabricantes de golosinas del país están incrementando su producción en otros países, ya que el apoyo del gobierno a los precios y un exceso en el suministro global les dan una ventaja cada vez mayor a los rivales de otros países.
Una caída de 50% en los precios del azúcar en EE.UU. en los dos últimos años no ha sido suficiente para eliminar los problemas causados por una prolongada brecha entre el azúcar estadounidense y el de otros países.
El lunes, el contrato de azúcar estadounidense en el mercado de futuros cerró a 22 centavos de dólar por libra, o 13,3% más alto que el precio de referencia global.
Los precios en EE.UU. no pueden caer mucho más debido a un programa del gobierno federal que les garantiza un valor mínimo a los procesadores de azúcar. El resto del mundo también tiene un exceso de azúcar, pero menos restricciones de precios, y se prevé que grandes productores como Brasil logren una cosecha récord esta temporada.
Esta situación explica por qué Atkinson Candy Co. trasladó 80% de su producción de caramelos de menta a una fábrica en Guatemala que abrió en 2010. Eso significa que puede venderlos a minoristas por entre 10% y 20% menos.
"No lo hicimos en busca de ganancias. Lo hicimos para sobrevivir", afirma Eric Atkinson, presidente del fabricante de golosinas de Texas, de propiedad familiar. "Son 60 empleos allí (…) que podrían estar en EE.UU.", agrega.
Jelly Belly Candy Co. está terminando su segunda expansión de una fábrica en Tailandia que la empresa de California inauguró en 2007. El negocio familiar vende alrededor de 20% de sus caramelos fuera de EE.UU.
El azúcar representa alrededor de la mitad de los ingredientes y los costos de un típico jelly bean, indica Bob Simpson, presidente y director de operaciones de la empresa. Tailandia es el cuarto productor mundial de azúcar y le permite a Jelly Belly reducir costos en azúcar, empleados y otras materias primas.
Ya "no se puede competir enviando productos terminados de EE.UU.", señala Simpson. En EE.UU., el fabricante tuvo que aumentar los precios "varias veces" en los últimos 10 años debido a los altos costos del azúcar.
Algunos fabricantes de golosinas estadounidenses culpan a la política azucarera del gobierno, establecida por el Congreso y administrada por el Departamento de Agricultura. Préstamos, asignaciones de ventas y restricciones a la importación garantizan un precio mínimo de unos 21 centavos por libra para los procesadores de azúcar estadounidenses. Los usuarios de azúcar sostienen que las protecciones inflan los precios mayoristas, reducen los márgenes de ganancia y afectan la competitividad de los fabricantes de dulces de EE.UU. en el mercado mundial.
Los que defienden el programa estatal sostienen que es una red de seguridad esencial para los productores y procesadores de azúcar estadounidenses, abrumados por las importaciones récord de México. Los créditos respaldados por el gobierno de EE.UU. son la única opción para algunos procesadores que necesitan acceso a financiación, según la Alianza Estadounidense del Azúcar, un grupo de la industria. Sin la actual política oficial, 90% de los 142.000 empleos del sector en EE.UU. estarían en peligro, estima la asociación.
Para muchos tipos de dulces, no hay sustituto para el azúcar. La brecha en los precios llevó a algunas empresas estadounidenses a abandonar su histórica resistencia a trasladar al menos parte de la producción a países más económicos.
El fabricante de golosinas Bobs Candies Inc. trasladó la mitad de su producción a México entre 2001 y 2002. Los 250 empleos que quedaban se eliminaron en 2005, luego de que la empresa fuera vendida a Farley’s & Sathers Candy Co., ahora llamada Ferrara Candy Co. "A nadie le importaba si [la caña de azúcar] era ‘hecha en EE.UU.’. Sólo les importaba que era más barata", indica Greg McCormack, quien dirigía Bob Candies en ese entonces.
Las presiones financieras han incrementado porque los crecientes costos de mano de obra, servicios públicos, envases, transporte de carga y cobertura médica en EE.UU. hacen imposible reducir los precios de las golosinas cuando cae la cotización del azúcar, afirman algunos fabricantes de golosinas.
El traslado de Atkinson a Guatemala no afectó la producción estadounidense de algunas de sus marcas, debido a que contienen menos azúcar que los caramelos de menta. Pero los Mint Twists, envasados de forma individual, contienen 60% de azúcar. Menos de 25% de la producción total del fabricante fue trasladada fuera de EE.UU., pero el porcentaje que se produce en el extranjero está aumentando, dice Eric Atkinson. La expansión internacional, incluido un segundo turno que se acaba de agregar en la fábrica en Guatemala, ayuda a la empresa a vender sus productos a menores precios que resultan atractivos para los minoristas grandes.
"Preferiríamos poder fabricar dulces en EE.UU.", asegura.
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