Auge y caída del millonario banquero español que se pasó de vivo
La suerte le hizo un guiño a Miguel Blesa, al “asignarle” como compañero de trabajo a un hombre que llegaría a ser presidente del Gobierno español y que, una vez en esa posición, lo ubicara al frente de una de las entidades financieras más importantes de su país, donde se haría millonario, poderoso e influyente. Pero su buena estrella un día se le acabó, cayó en desgracia y terminó por suicidarse poco antes de cumplir los 70 años.
Miguel Blesa de la Parra, tal su nombre completo, había nacido el 8 de agosto de 1947, en Linares, en el municipio de Jaen, España. Estudió Derecho en la Universidad de Granada y en 1978 ingresó en el Cuerpo de Inspectores Tributarios del Estado, obteniendo el primer destino en la delegación de Hacienda de Logroño.
Allí fue donde coincidió con José María Aznar, ya que ocuparon dos pisos en el mismo edificio (decidieron quién ocuparía cada uno tirando una moneda al aire). Blesa forjó una gran amistad con quien algún día llegaría a ser presidente del Gobierno de España, algo que resultaría crucial en su vida unas décadas más tarde.
Durante ocho años Blesa ocupó diversos cargos en la Administración, mientras que Aznar empezó a dar sus primeros pasos en política. El hombre nacido en Linares llegó a ser, entre otras cosas, secretario del Gabinete Técnico del Ministerio de Hacienda, pero en 1986 dejó la administración pública y abrió un estudio especializado en Derecho Tributario, con el que obtuvo cierto éxito.
Pero, como se dijo, su amistad con Aznar pronto le daría buenos dividendos: la influencia del Partido Popular (PP) en el que éste militaba hizo que en 1996 se convirtiera en consejero de Caja Madrid y poco después, cuando su viejo amigo llegó a la presidencia del Gobierno de España, él pasó a ser presidente de esa entidad.
Se convirtió así en capitán de una de las instituciones financieras más importantes de España, luego de que su nombre sonara también para dirigir grandes empresas españolas que Aznar quería privatizar. Desde su encumbrado sillón en Caja Madrid, Blesa hizo y deshizo a su antojo.
Dirigió la expansión territorial de Caja Madrid y la compra del City National Bank of Florida, que en aquel momento se ubicaba sexto en el ranking de mayores bancos de los Estados Unidos. Mientras estuvo al frente de la entidad llegó a duplicar sus ganancias. En 2005 fue nombrado Mejor Presidente de Entidad Financiera, por la revista económica Banca.
Asimismo, fue presidente de la Fundación Caja de Madrid y de la Fundación General de la Universidad Complutense, y miembro del patronato del Museo Thyssen. Fue coautor de varias obras sobre impuestos y tributación y, entre otros galardones, recibió la Medalla de Oro de la Real Academia de la Historia.
Aquel hombre que de joven había compartido departamento con quien luego sería presidente de España, era ahora millonario, dirigía una de las entidades más importantes de su país y gozaba del respeto de todo el mundo. Estaba en su mejor momento. Tocando el Cielo con las manos. Pero... siempre hay un “pincelazo” que lo arruina todo.
Algo no salió bien
Poco después de abandonar su cargo como mandamás, empezó a ser investigado por el uso de fondos de La Caja Madrid para gastos personales, entre los que se contaba una mansión en Miami y un auto de lujo. Pero lo que terminó por derrumbarlo fue la publicación de más de 8000 correos electrónicos enviados desde su cuenta personal de Caja Madrid, en los que se constataban algunos de los excesos cometidos desde su puesto, incluidas las tarjetas black, con las que había gastado 436.700 euros.
Se le embargaron todos sus bienes y tras dos años de diligencias fue condenado a seis años de prisión. Luego de ser condenado, llegó a afirmar algo que pocos le creyeron: “No tengo un euro, tengo todo embargado; me hago yo todas las labores de la casa”.
Eso no era todo. Según se consigna en el diario español El Mundo, el banquero tenía pendiente otra causa instruida en los juzgados en Plaza Castilla por un delito de administración desleal, derivado de los sobresueldos irregulares que causaron un perjuicio económico de 14,8 millones de euros. En este nuevo juicio enfrentaba una petición de cárcel de 4 años por parte de la Fiscalía Anticorrupción.
Finalmente, el 19 de julio de 2017, cuando faltaban tres semanas para que cumpliera los 70 años, fue encontrado muerto en una finca a la que solía ir a cazar con sus amigos. El caso se cerró como suicidio. Así dio la noticia el diario español El País: “El cuerpo sin vida del expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha sido hallado con un tiro en el pecho en la finca de Puerto de Toro, en Villanueva del Rey (Córdoba), donde solía ir a cazar. Blesa ha fallecido a las 8.40, según certificaron los servicios sanitarios desplazados a la zona tras recibir una llamada de alerta efectuada a las 7.50, según fuentes de la Guardia Civil”.
El mismo diario resumió así su final: “El que fuera presidente de Caja Madrid entre los años 1996 y 2009, tenía licencia para 15 armas. Es el final de un algo ejecutivo llamado al éxito por José María Aznar, pero que recientemente fue condenado a seis años de cárcel por gastar dinero de forma indebida con las llamadas tarjetas black, uno de los grandes escándalos financieros de los últimos tiempos”.
En tanto, la entidad que él había utilizado para convertirse en todopoderoso y millonario hacía unos años que también se había quebrado: Caja Madrid murió financieramente en 2012, tal como recordó el diario El Confidencial, cuando el gobierno español tuvo que intervenir Bankia (holding en el que quedó integrada la entidad madrileña) con un agujero de 22.400 millones de euros.
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