Ataque a Ucrania: los negocios y expectativas de la Argentina con Rusia
La posibilidad de inversiones es lejana y son “promesas futuras”, según los especialistas; sin embargo, la expectativa de aumentar el intercambio con el país de Vladimir Putin sigue vigente y Gabriela Cerruti, la portavoz, dijo hace unas horas que seguirán avanzando los acuerdos económicos
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Las tropas de Vladimir Putin avanzan sobre Kiev y se multiplican los países que condenan la ofensiva de Rusia sobre Ucrania. No es el caso del Gobierno, hasta ahora. Esta mañana Gabriela Cerruti, la portavoz, leyó un comunicado que definió la posición del Estado argentino: “Las soluciones justas y duraderas solo se alcanzan por medio del diálogo y compromisos mutuos que aseguren la esencial convivencia pacífica. Por ello llama a la Federación de Rusia a cesar las acciones militares en Ucrania”. Los especialistas lo leen como una “no condena”.
Rusia es un país cercano a los intereses del Frente de Todos. En abril de 2015 Cristina Kirchner visitó Moscú. El tamaño de su comitiva sorprendió hasta a los trabajadores con más años de servicio en la embajada argentina en Rusia. Estuvo acompañada de 200 funcionarios, entre ministros, secretarios, subsecretarios y asesores. Se sumaron cerca de 60 empresarios de diversos rubros. El viaje presidencial de Macri, en contraste, contó con la presencia de entre ocho y nueve personas, según relató a LA NACION un exempleado de la representación diplomática.
La relación comercial entre las economías rusa y argentina se redujo desde 2014 a la fecha. En 2013 el intercambio llegó a un pico de casi US$2500 millones, comenzó a descender a menos de US$900 millones hacia 2017 y tocó un mínimo durante la pandemia.
En 2021, volvió a crecer y se ubicó en cerca de los US$1300 millones, en parte producto de la importación de vacunas contra el coronavirus. En términos de comercio exterior, Rusia no es uno de los socios más importantes de la Argentina, aunque el saldo es superavitario.
Las importaciones son, mayormente, de fosfato, gasoil, crudo y algunos pesticidas, mientras que la mayoría de las exportaciones son de productos primarios como manteca, maní, pescado, algunos cítricos o peras. “Hace muchos años que no está a la altura de ser una relación importante”, aseguró Ricardo Lagorio, exembajador en Rusia entre 2017 y 2021 y profesor de la Universidad Austral, a LA NACION.
Sin embargo, los especialistas en relaciones internacionales aseguran que el Gobierno aspira a engrosar el nivel de intercambio comercial, una política que puede ponerse en jaque por la guerra con Ucrania y por la falta de interés de la contraparte. Rusia ha logrado un alto nivel de independencia económica a través de un intenso programa de sustitución de importaciones con el que desarrolló su agroindustria. Hoy, no necesita commodities del campo. Más bien al contrario, busca exportar cereales como el trigo. De acuerdo con Lagorio, “a Rusia le sobran recursos naturales”, potenciados por el descongelamiento de Siberia que le permite mayor extracción de minerales disponibles en la Argentina, como el litio.
Inversiones
“Con Rusia se están llevando una cantidad de acuerdos, que se alcanzaron y se siguen alcanzando en temas de inversiones de empresas rusas, y con respecto a lo que Rusia ayudó a la Argentina en la pandemia, a través de acuerdos para poder tener vacunas, cuando no teníamos otras”, dijo Cerruti hace unas horas.
Los intereses más importantes del Gobierno se concentran en la posibilidad de recibir inversiones del país. En los últimos meses, y con la visita de Alberto Fernández a Putin, surgieron múltiples propuestas y expectativas para avanzar en proyectos vinculados con la industria pesada, infraestructura, la energía nuclear e hidroeléctrica. También se confirmó la licitación para la compra de material ferroviario por US$700 millones.
“A Rusia le interesa establecerse en distintos lugares, proyectar su presencia”, explicó un diplomático que trabajó en Moscú entre 2015 y 2018. Su expertise se focaliza en la industria pesada más que en cuestiones financieras y las inversiones las concentra el Kremlin. “No nos cruzamos con representantes de la industria privada. Sale todo del Gobierno. No hay relaciones con empresas de otros países que no pasen por Putin”, agregó.
“Las inversiones proyectadas son de gran magnitud en lo ferroviario, el desarrollo y mantenimiento del material; la posibilidad de la construcción de la quinta central nuclear (idea que avanzó durante el gobierno de Cristina Kirchner) que es más interesante que la china porque usa agua liviana y no pesada; un proyecto en el puerto de Ramallo; la central hidroeléctrica Chiuido, en Neuquén”, explicó Ariel González Levaggi, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica Argentina.
Las expectativas de inversiones son promesas a futuro. La agenda económica actual es “bastante raquítica”, según la opinión de González Levaggi, y Rusia no se concentrará, por lo menos en los próximos años, en realizar grandes inversiones en otros países. La pregunta que surge entre los especialistas se centra en si una condena a Rusia podría alejar a la Argentina del tándem Rusia-China, dado que la potencia oriental tiene mayores probabilidades de concretar importantes proyectos en el territorio nacional. Para el profesor de la UCA, la concertación entre los países antioccidentales no es rígida, y una reprobación a la ofensiva de Putin no le cerraría oportunidades con Xi Jinping.
“Hay expectativas de alguna hipótesis de involucramiento, pero nada de eso se está moviendo actualmente. Es poco concreto. Rusia es un inversor mínimo, la mayoría en los US$80.000 millones invertidos históricamente son de origen estadounidense o europeo”, explicó Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, quien no descarta que haya algunos negocios ocultos entre los países.
Lagorio considera que Rusia podría y debería ser un gran actor de inversión. Entre los proyectos pendientes, mencionó el interés de Gazprom, la megaempresa de gas fundada en la época soviética, en Vaca Muerta, en represas, en el puerto de Bahía Blanca y en el complejo químico. Sin embargo, destaca que el país no tiene capacidad de financiamiento actualmente.
Por otro lado, fuentes del Gobierno aseguraron a LA NACION que se reactivaron conversaciones para el desembarco de bancos rusos en la Argentina a partir de la firma de un memorándum de entendimiento entre los bancos centrales, en 2020, y la reunión entre Martín Guzmán y su par ruso. Desde el Ministerio de Economía confirmaron que se iniciaron los trámites para la aprobación de las credenciales necesarias para operar, aunque negaron esta información en el Banco Central.
Durante la gira presidencial, los funcionarios de la comitiva de Economía conversaron con los rusos sobre la posibilidad de engrosar las reservas argentinas a través de un préstamo que se concretaría por medio de un fondo de resiliencia que todavía requiere la aprobación del FMI.
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