Arturo Porzecanski: "La economía se va a reactivar en un algún punto de 2019"
WASHINGTON.- Días atrás, Arturo Porzecanski escribió una carta al diario Financial Times en la que afirmaba que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había derrochado los 15.000 millones de dólares que giró al Banco Central argentino a fines de junio. El staff se había equivocado al avalar las proyecciones argentinas, indicó. Ahora, con ese acuerdo reciclado y ampliado, Porzecanski es más optimista: dice que el nuevo programa es "muy bueno", y si bien prevé una recesión dura, cree que la economía trazará una V y saldrá rápido del pozo.
Porzecanski, profesor en la American University, conocedor de la Argentina, el mundo de Wall Street y el de los organismos internacionales de crédito, dijo en una entrevista con LA NACION que el nuevo plan subsana un error de su antecesor: suma, finalmente, un ancla monetaria al ancla fiscal.
Guido Sandleris puede ser el Paul Volcker argentino, sugiere, en referencia al expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos que quebró el proceso inflacionario que vivía la economía norteamericana -a costa de una recesión profunda- durante la presidencia de Jimmy Carter. En el nuevo escenario, el dólar, pronostica, "es mucho más probable que vaya a 30 pesos que a 50".
Así y todo, el experto advierte que el peor escenario sigue siendo "que se desborden las presiones sociales" y la oposición no acompañe el proceso encarado por la actual administración. ¿"Cuántas veces en épocas anteriores hemos visto al peronismo socavar, antes al radicalismo, quizá ahora a Cambiemos? Es un peligro latente en la Argentina que se juegue sucio y que el descontento social que va a haber sea aprovechado por agentes políticos para derrocar a este gobierno. Es el peor escenario", señala el economista uruguayo, que está radicado en los Estados Unidos desde los años 60.
-¿Qué le parece el nuevo acuerdo con el Fondo que acaba de ser anunciado?
-Me parece muy bueno. Hace tiempo que vengo diciendo que la Argentina precisa un Paul Volcker o por lo menos un presidente del Banco Central con el convencimiento y el apoyo político para hacer una política monetaria muy restrictiva, así de una vez por todas apagamos este incendio inflacionario. Creo que el compromiso de no permitir que la base monetaria aumente de aquí al año que viene impone la disciplina que faltaba. Es un severo compromiso y es la pata que estaba faltando. La pata fiscal ya está. La crisis de confianza en junio, julio y agosto no fue por falta de apoyo fiscal. No falló la parte fiscal, falló la parte monetaria. Había que arreglarlo. Sé que el mercado buscaba claridad cambiaria, y a mí eso era lo último que me importaba.
-¿Que piensa de las bandas?
-Mucho ruido y pocas nueces, menos mal.
-¿Por qué?
-Porque eso de las bandas cambiarias ya deberíamos haber aprendido que no funciona, que son un estorbo, que al principio funcionan, como al principio funcionó el uno a uno, y después no funcionan. Cuánta experiencia ya tienen la Argentina y otros países con bandas y otras fijaciones artificiales del tipo de cambio que eventualmente fallaron... ¡menos mal que le pusieron una tremenda banda! De 34 a 44 pesos. Adentro debieran caber todos los elefantes que quieran pasar por ahí. Por las dudas, tienen un permiso de intervenir. Me alegro. Me preocupé muchos por los rumores que había sobre que se venía una banda cambiaria de esas angostas, que tanto dolor de cabeza nos han dado, la tasa prenunciada, ¡la tablita! Yo pensé que se venía otra tablita. Acá se vino una banda muy amplia.
-¿De qué sirve, entonces?
-Sirve, creo, para dar cierta indicación del camino de la tasa de cambio, que ojalá estabilice las expectativas, pero no del tipo que compromete los objetivos monetarios, ni que hablar de las reservas de divisas del Banco Central defendiéndola día a día, porque es demasiado angosta y no se ajusta a los cambios de la balanza de pagos o los flujos de capitales u otros que inexorablemente se dan.
-¿Ya se corrigió el rumbo equivocado?
-No, hay muchísimo más por hacer. Especialmente a nivel micro, más que macro. Toda esa maraña de intervencionismo estatal que tanto desincentivó la nueva inversión. Los controles, los contratos rotos, la injerencia estatal... La macro la estamos arreglando ahora, pero en la micro todavía no veo el nivel de liberalización y corrección que el país precisa después de doce años de populismo.
-¿Se corrigieron los errores del primer acuerdo?
-No sé porque no tenemos la letra chica [del nuevo]. Pero si me preguntás, estoy bien impresionado. Estoy más optimista sobre la Argentina de lo que he estado en años, porque desde que asumió Macri viví preocupándome por el hecho de que en una de esas la soga le quedaba corta y no llegaba. Primero, a octubre de 2017, y después, a octubre de 2019. Y se cumplieron cada vez más mis mayores preocupaciones. Y como muchas veces me ocurrió cuando estaba en Wall Street, cuando todo el mundo se pone pesimista, me pongo optimista. Siempre estoy mirando más allá del horizonte.
-¿Cuándo se va a reactivar la economía?
-Creo que la economía se va a reactivar en algún punto en 2019. Ahora, si va a ser suficientemente temprano y vigorosa como para afectar la opinión de la gente que va a ir a las elecciones, no lo vamos a saber. No se puede hacer una omelette sin romper huevos. Ya está lo fiscal, ahora falta la omelette monetaria. Que va a ser recesiva, va a ser recesiva. Las mejores opciones ya no existen. La gente tiene que darse cuenta de eso. El gobierno argentino se quedó sin capacidad de endeudarse. En ese escenario, es optar entre Guatemala y "Guatepeor". Es un proceso tipo J, en que hay una recesión leve, pero larga, o una recesión tipo V, que es profunda ahora y en algún momento en la primera mitad del año que viene toca fondo. Esta combinación de política económica te debiera dar una V.
-¿Llega la reactivación antes de las elecciones presidenciales de 2019?
-Quién sabe... Además, las percepciones son rezagadas. Puede ser que para septiembre del año que viene la gente todavía esté frustrada, nerviosa, aunque la economía ya haya rebotado meses atrás.
-El presidente Macri dice que no hay plan B, ¿coincide con esta visión?
-Estas son las mejores cartas, son las cartas indicadas. Y ya estamos en plan D o C. A esta altura, hablar de plan B me parece un poco ingenuo.
-¿Cuál es el nubarrón en el horizonte?
-El nubarrón de siempre es que la clase política no acompañe al gobierno argentino y que se terminen desbordando las presiones sociales. ¿Cuántas veces en épocas anteriores hemos visto al peronismo socavar, antes al radicalismo, quizás ahora al gobierno de Cambiemos? Es un peligro latente en la Argentina que se juegue sucio y que el descontento social que va a haber sea aprovechado por agentes políticos para derrocar a este gobierno. Es el peor escenario.
"Muchos del equipo estaban corriendo detrás de la pelota"
Arturo Porzecanski reniega de la explicación oficial que dice que la crisis económica se debió a los "shocks" externos. La crisis se armó en la Argentina, dijo hace poco, en una charla en el Consejo de las Américas. El equipo económico, cree, ha estado "corriendo detrás de la pelota". Con la salida de Luis Caputo del Banco Central, la llegada de Guido Sandleris, un Nicolás Dujovne fortalecido y el programa reciclado, dice que, más allá de los nombres, se requiere "un ministro de Economía austero y un presidente del Banco Central austero".
-¿Fue mala la gestión de Luis Caputo?
-Hizo una cosa bien, que fue permitir que aumentara la tasa al 60%. Eso hacía mucha falta y lo hizo él. [Federico] Sturzenegger siempre estuvo detrás de la pelota y, al contrario, pateó en contra, en enero, cuando bajó la tasa y había que subirla, si es que algo había que hacer. El tema de la intervención cambiaria, si funcionó o no, creo que no fue claro. No era Paul Volcker. Por eso se debe haber ido, porque no habrá estado de acuerdo, supongo, con hacer esto que se está haciendo. Y como pienso que esto es lo que el país precisaba, entonces bienvenida la salida de toda persona clave que no está de acuerdo con un programa que tuviera, por fin, un ancla monetaria, porque claramente el ancla fiscal no alcanzaba.
-¿Qué le parece la designación de Guido Sandleris?
-Son todos gente de bien. En este equipo económico desde el principio son todos gente de bien, bienintencionados, pero claramente muchos de ellos, no solo Sturzenegger, han estado corriendo detrás de la pelota en vez de anticiparse. Además, quizá los otros eran demasiado ingenuos al pensar que realmente no se tenía que lidiar frontalmente con la herencia maldita que dejó Cristina Kirchner y pensaron que podían diferir el ajuste fiscal y endeudarse. La promesa era que después de las elecciones se iba a hacer. Cuando los inversores se dieron cuenta de que si algo pasaba, era patear la pelota aún más para no perder las elecciones de 2019, ahí empezó a desmoronarse el edificio.
-¿Es bueno que Dujovne tenga más poder?
-Precisamos un ministro de Economía austero y un presidente del Banco Central austero. Cuando uno no tiene más crédito, eso, lamentablemente, es lo que queda. Si él y el nuevo presidente del Central están comprometidos con esa actitud y con los objetivos, no me importa el apellido.