Arriazu: las definiciones de uno de los economistas más escuchados por el establishment
El economista Ricardo Arriazu, socio fundador de Arriazu Macroanalistas, participó del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF)
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El economista Ricardo Arriazu, socio fundador de Arriazu Macroanalistas, es uno de los analistas más escuchados por el empresariado argentino. En su participación en el Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), si bien no quiso referirse a la coyuntura, aseguró que el tipo de cambio (el dólar oficial y los alternativos) se mantendrá “con relativa tranquilidad” hasta las elecciones, ya que el Banco Central compró alrededor de US$7000 millones en el mercado de cambios.
“El principal instrumento de la política antiinflacionaria del Gobierno es bajar la tasa de devaluación. Y casi con certeza tienen las suficientes reservas como para aguantar este ritmo de devaluación. En el peor momento del año pasado perdieron US$4500 millones y ahora, ya compraron US$7000 millones en el mercado cambiario. Por lo tanto, se puede esperar que haya una relativa tranquilidad durante junio y julio, y a partir de agosto, cuando se acerquen las elecciones, se perderá un poco de esa tranquilidad, pero no lo suficiente para hacer cambiar la política monetaria”, dijo el economista.
Además, señaló que se sorprendió con el frente fiscal en los primeros cinco meses del año. “La prioridad para el Gobierno son las elecciones y van a tomar todas las medidas adecuadas para traer agua a su molino. A veces hay sorpresas, como fue la mejora fiscal que hubo desde diciembre a mayo. Ahora lo están atacando [al ministro de Economía, Martín Guzmán] por hacer esa mejora fiscal, y lo más probable es que no se mantenga”, indicó.
“Es absolutamente cierto de que es una mejora fiscal basada en los ingresos, pero el aporte solidario no está incluido en las cuentas fiscales porque decidieron contabilizarlo cuando se gaste. Por otro lado, la cobranza de retenciones está más alta que las exportaciones; eso quiere decir que están liquidando más divisas de las que exportan. Esto puede ser más por un temor a una caída de los precios internacionales que a movimientos cambiarios. Además hubo mayores ingresos por todos los aumentos de bienes personales, que generan muchas distorsiones”, agregó Arriazu.
El analista también explicó que en los últimos 40 años, el crecimiento económico promedió el 1,44%, mientras que la población creció a un ritmo de 1,2%. “Invertimos poco, creamos poco empleo y la productividad de lo que invertimos es malísima”, comentó.
Luego se preguntó qué debemos hacer para revertir la historia. “Tenemos que restaurar los equilibrios macroeconómicos, que es una condición necesaria, pero no suficiente. Esto implica eliminar los déficits gemelos (fiscal y externo); estabilizar el tipo de cambio; erradicar la inflación (no emitir para cubrir el déficit, que haya un tipo de cambio estable y frenar la indexación); establecer reglas de juego estables, creíbles y claras, y que haya estabilidad institucional y funcionamiento eficiente de la Justicia”, enumeró.
A su vez, señaló que todo eso permite bajar el riesgo país, disminuir la tasa de descuento e incentivar la inversión. “Se disminuye la inestabilidad y se eleva la tasa de crecimiento. La política monetaria, además, debe satisfacer la demanda de pesos contra la adquisición de reservas. Si el incremento de la demanda de base se refleja en un crecimiento excesivo de crédito, habría que tomar medidas para moderarlo, de modo tal que haya crecimiento de la demanda agregada y sea gradual y sustentable”, recomendó.
Por último, dijo que “la restauración de los equilibrios macroeconómicos tiene que ser acompañados por reformas estructurales que mejoren la asignación de recursos, incrementen el empleo y mejoren la competitividad del país”.
Entre las reformas estructurales, explicó que, para que una empresa sea más competitiva en el exterior, más allá del tipo de cambio real, se deben bajar los costos labores y los impuestos. “Tengo enormes problemas para contratar, enormes impuestos y tengo que competir con otros países que nos los tiene. Me vuelvo no competitivo y se termina bajando el salario. Además, la Argentina tiene una presión tributaria del 42% del PBI, una de las más altas del mundo, y no tiene en cuenta el impuesto inflacionario y la gente que no tributa. Por lo cual, la tasa de que realmente cumple es del 60% del PBI. ¿Cómo se compite con Asia, si tiene impuestos por 20% del producto?”, preguntó.
“Los intereses también son altísimos; la Argentina paga 20% en dólares, mientras Corea,1,2%. Por otro lado, por cada un punto del producto que crece un país, el empleo crece 0,2% en las economías desarrolladas, 0,4% en las emergentes y 0% en la Argentina, ya que emplear es muy costoso. Es necesario hacer un blanqueo laboral, para bajar los costos y reducir la conflictividad”, recomendó.
Finalmente, dijo que el rebote económico “se da cuando hay confianza”. “La confianza es la base de economía: es cuando gasto, invierte y tomo riesgo. Cuando tengo desconfianza, protejo lo que tengo. Para salir antes de la crisis sin tener estabilidad macro, hay que restaurar la confianza, eliminar el miedo a que me estafen. La Argentina es una historia permanente de estafas. Tenemos una larga historia y eso cada vez hace que perdamos más la confianza. Necesitamos mucho tiempo de hacer las cosas bien para que nos vuelvan a creer”, concluyó.
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