Argentinos en Minnesota: pusieron US$200 cada uno y hoy tienen un negocio exitoso
Un cordobés y un porteño empezaron vendiendo sus productos por la web; tienen dos locales, un camión y 25 empleados
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CORDOBA.- Hace siete años el cordobés Diego Montero y el porteño Nicolás Nikolov pusieron US$200 cada uno y crearon una plataforma web para vender empanadas en Minnesota, en el medio oeste de Estados Unidos. Las primeras semanas en “Empanadas del sur” vendían algunas docenas entre argentinos; ahora fabrican 50.000 al mes, tienen un food truck y dos locales. Los primeros años todo lo hacían ellos, desde las empanadas al armado del camión; en la actualidad cuentan con 25 empleados.
Los dos habían llegado por su cuenta a Estados Unidos; Montero en 1997 para aprender inglés. “Era por un par de años; pasaron 25 y acá estamos”, dice a LA NACION. Nikolov en 2001, porque tenía familia y quería probar suerte.
Se conocieron en la cena de un amigo en común y descubrieron que ambos tenían la idea de “hacer algún negocio de comida”. Los US$400 que pusieron los usaron para el sitio web y las primeras compras. Cocinaban en un espacio común de alquilar a la vez que mantenían sus empleos, Montero en Cargill y Nikolov, en su empresa de remodelaciones.
“Nunca habíamos tenido un negocio de comidas; yo había trabajado en algunos en Córdoba -dice Montero- y él había estudiado en Buenos Aires, pero nunca lo había aplicado. Las empezamos a vender frescas, listas para hornear, pero se complicó mal. Se pegaban, no funcionaba. Las congelamos y mejoramos”.
A las ventas por la web, le sumaron el empezar a ir a cervecerías artesanales con “una mesita, un horno y la canasta. Íbamos dos o tres veces por semana y con lo que vendíamos empezamos a comprar todo para el food truck”.
Los US$70.000 que salía el camión fueron determinantes para que los primeros pasos fueran por la web. Al año de empezar compraron uno y, aunque era “muy chico” lo hicieron funcionar. “Todo lo íbamos aprendiendo sobre la marcha”, sintetiza Nikolov.
El camión le abrió más posibilidades, ya que podían participar de eventos más grandes; el volumen fue creciendo y ellos seguían haciendo “todo”, incluido la masa porque no querían depender de ninguna logística externa. “Tener masa casera siempre es un punto a favor”, señalan.
Con el food truck empezaron a fabricar 800 empanadas mensuales y fue el empujón para el primer local, que abrieron en 2018. Sumaron siete empleados y más opciones a las empanadas y sándwiches de carne y choripanes que ya tenían. Hoy cuentan con 15 variedades de empanadas (siempre hay unas diez en el menú, incluyendo variedades salteñas y tucumanas con carne cortada a cuchillo; libres de gluten y veganas).
Los chorizos los fabrican ellos y, aseguran, que el choripán “bien tradicional, con mayonesa y chimuchurri” se vende “muy bien”. Venden empanadas a una cadena de supermercados con diez locales que las comercializa cocinadas y mantienen el food truck. De cerrar las empanadas a mano pasaron a hacerlo con una prensa y con el sello de “Empanadas del sur”.
Cuando comenzó la pandemia del covid-19 enviaron a sus casos a los empleados, pero a la semana regresaron a trabajar porque la demanda repuntó. La venta de congeladas “creció fuerte con las órdenes online; nos rindió el sistema que ya teníamos aceitado”, explica Montero.
Cuenta que este año, por la inflación en Estados Unidos -en mayo marcó 8,6% anual- subieron sus precios por primera vez desde que empezaron: las empanadas cuestan US$3,75 cada una y US$39 la docena.
Por sus locales pasan argentinos que viven en la zona, turistas y famosos. Recuerdan que Pablo Prigioni los llevó a Manu Ginóbili y Leandro Bolmaro; también era cliente Wanchope Ábila cuando vivía allá, al igual que Bebelo Reynoso y Franco Fragapane.