Apenas habrá crecimiento en 2014
Los gerentes afinan el lápiz en estas semanas para proyectar el 2014 que viene. La macro es un insumo valioso para armar los excel de presupuestos. Hace ya varios años que desde posiciones "ortodoxas" se viene cuestionando el "modelo", presagiando equivocadamente su colapso. Las razones son coherentes, pero incompletas, y quizá muchas veces se confunden deseos con la estricta lógica económica.
El nuevo escenario de suba de tasas en los Estados Unidos con depreciación de monedas de varios emergentes parece por ahora prematuro para diagnosticar con certeza el impacto. El fin de la política monetaria laxa es sin duda un dato a procesar.
Los agentes económicos descuentan, por otra parte, la repetición de la derrota oficialista, que en buena medida se debe a un nivel de actividad económica pobre, junto con un alto nivel de inflación. Existe un riesgo probable de que un mal desempeño electoral del oficialismo en octubre pueda afectar aún más al ciclo económico (recordemos el 6 de septiembre de 1987, cuando Alfonsín perdió en casi todos los distritos del país). En su decenio al frente del poder, el kirchnerismo siempre ha tenido la iniciativa, pero el riesgo de que pierda gobernabilidad con su consecuente impacto en la inversión existe.
La duda implícita a medida que se acerca el final del mandato de Cristina Kirchner es si el ajuste lo hará el mercado de manera caótica o si el Gobierno encarará de manera pragmática las distorsiones que se han ido acumulando en pos de sincerar el sistema económico. La decisión política, que siempre durante la última década ha recurrido a redoblar la apuesta en clave populista, será seguramente la de postergar los desequilibrios y apuntar a medidas que no son de fondo sino simplemente cortoplacistas, tal como aconteció esta semana con la suba electoralista del mínimo de Ganancias.
Bajar la inflación a un dígito, la principal distorsión, no supone necesariamente recesión. La nuestra es una inflación en parte inercial que podría ajustarse mediante una coordinación armónica de expectativas a partir de un plan creíble de estabilización que incluya una necesaria moderación en la emisión monetaria.
La brecha comercial energética es clave para entender la macro (las importaciones crecen al 42% anual en 2013). Los subsidios energéticos, al 70% anual. El déficit fiscal es casi coincidente con un monto de subsidios creciente, financiado en buena medida por el Banco Central, en un contexto que la literatura económica denomina "dominancia fiscal".
El saldo comercial caería un 30% en 2013 y quizás termine cerca de cero en 2014 debido a que las exportaciones prácticamente no van a estar creciendo.
Las reservas proyectadas para fines de 2014 estarán cerca de US$ 25.000 millones expuestas a un goteo de US$ 1000 millones por mes. Es un número complicado para enfrentar el año 2015 en medio de la incertidumbre electoral por las presidenciales. Históricamente, cuando las reservas pasan la zona crítica, hay riesgo de corrida. Las reservas han caído mucho en 2012 y 2013, entre otras razones, por el pago de deuda pública (US$ 15.000 millones durante estos dos años). El próximo pago más importante de deuda pública con reservas será poco antes de las elecciones presidenciales de 2015: los US$ 6200 millones del Boden 2015. El tema holdouts es una espada de Damocles compleja, aún sin solución a la vista.
El cepo cambiario surgió para frenar la fuga de capitales, que estaba en un nivel de US$ 20.000 millones en 2011 y para evitar el descenso de reservas. Fue parcialmente eficaz en el primer objetivo. Para la actividad económica fue, por lo demás, claramente perjudicial. El cepo que llegó para quedarse hasta el final del mandato supone un problema análogo al del final de la convertibilidad. Es difícil desactivarlo sin incurrir en costos que son inciertos. En este contexto de desconfianza y alto riesgo país es complejo salir del cepo como difícil fue salir del 1 a 1. El desdoblamiento podría ser complejo de administrar si no cambia la orientación de la política económica.
La tasa de devaluación del dólar oficial en 2014 será igual o superior a la tasa de inflación, que estará en 28 por ciento. No se quiere un ajuste del dólar a la venezolana poselecciones.
La inversión de 2014 seguirá siendo frágil debido a la inflación, la inseguridad jurídica y el pobre nivel de actividad. Será cercana a 19% del PBI. Las bombas del populismo se están activando y afectan a la inversión. No hay almuerzo gratis...
Asumiendo una cosecha en 100 millones de toneladas con precio de la soja en US$ 450 y Brasil creciendo al 2%, el crecimiento en 2014 será del 1% anual.
No hay Rodrigazo ni helicóptero de 2001 ni "híper" del ´89. La situación actual es más manejable. Sin embargo, la herencia para 2016, una vez más, será pesada, con un 2015 más volátil. Salvo en el tema deuda pública hay muchos indicadores adversos equivalentes a los del fin de la convertibilidad (por ejemplo, retraso cambiario, déficit gemelos, pobreza). Para corregir el rumbo hay que mirar mucho más el ejemplo valioso de América latina.
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