¿Apaga la motosierra?: El Gobierno desacelera el ajuste fiscal tras el superávit que alcanzó a comienzos del año
Según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, la reducción del gasto interanual hasta marzo fue un 11,2% menor que la registrada en enero; el mayor descongelamiento de partidas presupuestarias fue absorbido por asignaciones familiares, subsidios energéticos, salarios y programas sociales
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El presidente Javier Milei exhibe como uno de sus grandes logros al superávit del primer trimestre del año. Bajo los lemas de “no hay plata” y la “motosierra”, redujo drásticamente el gasto del Estado. Sin embargo, el ajuste inicial perdió potencia. De acuerdo a los números del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el ahorro en las cuentas públicas fue cada vez menor desde enero hasta marzo. Visto de otro modo, el Gobierno comenzó a ejecutar más dinero de su billetera llamada Presupuesto. De esta manera, surge un gran debate sobre la sustentabilidad de la estrategia oficial para llegar a fin de año sin los números en rojo.
Según el informe del IARAF, basado en cifras oficiales, la intensidad del ajuste acumulado hasta marzo es un 11,2% menor que en enero. En el primer mes del año, el Gobierno redujo su gasto primario un 39,4% en comparación al mismo mes de 2023; a fines de febrero esa cifra cayó al 38% y siguió su descenso hasta marzo, cuando cerró en un 35%. Existen diferencias pequeñas entre estos últimos números pero proporcionalmente muestran que el Gobierno dejó de recortar 1 de cada 10 pesos de los que recortaba ni bien comenzó 2024. De hecho, el superávit de marzo fue menor que el de febrero, y el de febrero fue más chico que el de enero. Es decir, cada vez sobró menos dinero.
Esta semana el Ministerio de Economía confirmó que pospuso los aumentos de luz, gas y combustibles, y su titular, Luis Caputo, publicó en redes sociales: “Estamos cómodos en lo fiscal”.
Una visión similar tiene el presidente del IARAF, Nadín Argañaraz quien comentó: “El Gobierno arrancó enero ajustando 8 puntos del PBI, en el primer bimestre bajó a 7 y en el primer trimestre a 6,2″. Este economista catalogó como “lógica” dicha evolución porque consideró que hubo un “sobreajuste” al indicar que para evitar caer en déficit el Estado necesitaría terminar el año con un recorte de 5 puntos del PBI. Sin embargo, para otro especialista, Gabriel Caamaño, la administración de Javier Milei “no sobreajustó porque la ejecución es estacional, el superávit se concentra a principio de año y el déficit hacia final”.
En los cuatro ítems que más gasto estatal concentran (jubilaciones, salarios, programas sociales y subsidios energéticos) se observa esta pérdida de potencia de la motosierra entre enero y el acumulado hasta marzo. Los datos del IARAF consignan que en jubilaciones la reducción del gasto cayó 6,3%; en salarios de la administración pública, 28%; en programas sociales, 22,6%; y en subsidios energéticos, 34,5%.
“Los subsidios a la energía es uno de los rubros donde aflojó bastante el ajuste”, sostuvo Argañaraz. Por su parte, Caamaño afirmó que “en enero no se pagaron muchos gastos (vinculados a este área) pero ya en marzo el gasto en subsidios energéticos subió, es decir se empezó a pagar”. Este es un tema delicado para el Gobierno, que mantuvo esta semana una reunión con las empresas generadoras de electricidad para negociar deudas del Estado acumuladas entre diciembre y enero, que según fuentes oficiales, serían equivalentes a $600.000 millones.
A propósito de las jubilaciones, este es un ítem cuyo gasto continuará en ascenso dado que se actualizarán según inflación. Algo similar puede ocurrir con los salarios y el desarrollo de las paritarias. En este punto, además, asoma junio como un mes de mayores erogaciones por el pago de aguinaldos. Al considerar estos factores, en la Casa Rosada también adelantan que el sexto mes del año puede venir con desequilibrios fiscales.
En contraposición a los ítems que absorben el mayor caudal de recursos del Estado, en los subsidios al transporte el Gobierno pisó el acelerador del ajuste. De hecho, el informe del IARAF muestra que en enero de este año había gastado un 17,1% menos que en el mismo mes de 2023 pero en el acumulado hasta marzo el recorte interanual ascendió a 31,7%.
Las transferencias corrientes y de capital a las provincias es un ítem que se mantuvo prácticamente sin variaciones entre enero y marzo. En este apartado, el Gobierno casi no ha gastado un peso. Ajustó, en comparación al mismo período del año pasado, alrededor del 76% y 98% respectivamente.
En tanto, las transferencias de capital son las vinculadas a la obra pública. De esta manera, se logra comprender por qué entre diciembre y febrero se registraron 2117 proyectos menos en el Banco de Proyectos de Inversión Pública (BAPIN).
“Ese es un conflicto porque al haber sobreajustado les cayó más la actividad. Al ir desajustando permitís que la actividad económica no esté tan reprimida”, sostuvo Argañaraz. En este sentido, el objetivo de superávit del Gobierno se topa con un triángulo cuyas tres puntas están compuestas por: el ajuste, los ingresos y lo “socialmente aguantable”.
En relación a esto último, Luis Caputo escribió en sus redes sociales: “Priorizamos bajar la inflación y no cargar de más gastos a la clase media”. En este contexto se enmarcan medidas como la de la postergación de los aumentos de tarifas que ceden ante la exigencia del ajuste y lo “socialmente aguantable”, factor afectado por la menor capacidad de compra. De hecho, según precisa la consultora MAP, en promedio, el consumo acumuló una baja del 10% en los primeros tres meses del año y proyecta para todo 2024 una caída del 6% con una recuperación que empezaría a llegar a comienzos del próximo año. Por lo tanto, esta situación supone una mayor exigencia para la otra punta del triángulo: los ingresos.
En este sentido, la recaudación tributaria en marzo cayó 16% interanual en términos reales, según cifras oficiales. Pese a esto, para Argañaraz el paquete fiscal aprobado en Diputados “puede ser positivo” para aumentar la recaudación, aunque también lo catalogó como “recesivo”.
“Hoy tenés ancla fiscal y es el corazón de mucho de lo que lograste pero el tema es que lograste ese ancla fiscal porque, en parte, subiste el impuesto PAIS”, señaló Caamaño.
En AFIP precisaron que el impuesto PAIS, aquel que se paga para acceder al mercado de cambios oficial, generó $694.903 millones. Representó al 8,9% de la recaudación de marzo y fue el que mayor incremento interanual tuvo, con una variación de 1552,5% en términos nominales. Esto quiere decir que si el Gobierno avanzara en la eliminación del cepo al dólar, también suprimiría este tributo de gran aporte para las arcas del Estado.
En una entrevista que concedió a El Observador, el presidente Milei dijo que “la idea es que en algún momento del año” el Gobierno elimine el cepo. “Pero para abrirlo necesitamos hacer unas cuantas cosas”, advirtió.
Para Caamaño ahí podría haber un punto de inflexión porque “mientras no se salga del cepo va a ser difícil que la actividad económica y la recaudación se recuperen”. Aunque al mismo tiempo consideró que para lograrlo “hay que hacer que el ancla fiscal no sea impuesto PAIS dependiente”. Por lo tanto, el especialista analizó que el Gobierno estará ante el desafío de cambiar la matriz de su superávit que, según su visión, llegó hasta aquí con “impuesto PAIS, licuadora y motosierra” y debería modificarla por una “sustentable, con la producción como tractor”.
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