Ante la ansiedad, solo señales de Martín Guzmán
La ansiedad de la hora hizo que no pocos observadores se quejaran de la falta de anuncios concretos en la primera conferencia de prensa de Martín Guzmán. En tren de concederle al ministro la tolerancia del debut, cabe destacar que la visión que planteó sonó equilibrada entre la ortodoxia a rajatabla y los desbordes que el kirchnerismo había planteado cuando le tocó gobernar.
Como él mismo lo planteó ayer (del mismo modo que lo había hecho el presidente Alberto Fernández el día de su asunción), la economía argentina tiene tantos flancos críticos (extremos, sobre todo en el caso de la pobreza) que obligan a encarar soluciones urgentes. Es cierto que todo el equipo de funcionarios acaba de asumir, pero tal vez si en lugar de esperar al último día para tomar contacto con sus antecesores lo hubieran hecho antes podrían haber conocido de antemano los números reales para encarar soluciones mucho más rápido.
"La falta de definiciones tiene un costo, como ya le venía sucediendo a Mauricio Macri", planteaba anoche la economista Marina Dal Poggetto en Terapia de noticias, el programa que conduce Diego Sehinkman en LN+.
Era lógico que no se conocieran los detalles de la propuesta para reestructurar la deuda pública (otro de los temas que requieren urgente resolución, ante la escasez de recursos para pagar). Ningún jugador más o menos experimentado muestra sus cartas antes de la partida final.
El objetivo de atender a los más necesitados sería atendido con una ley cuyo proyecto enviará al Congreso "en los próximos días", con el nombre de "solidaridad y reactivación productiva". Tampoco dio detalles, pero dejó entrever que será la vía de financiamiento para pagar las sumas adicionales prometidas a jubilados, empleados públicos y beneficiarios de la AUH.
Todo indicaría que los fondos provendrán de la mayor recaudación que traería un aumento de impuestos, si se atiende a que en varios tramos de su exposición Guzmán se refirió a la necesidad de alcanzar el superávit fiscal como muestra de salud macroeconómica. Buscando el equilibrio entre las demandas, a veces contradictorias, de los votantes del Frente de Todos y, sobre todo, de algunos dirigentes de ese espacio, concedió que ese objetivo "no se puede alcanzar de golpe", descartando que vaya a encarar un proceso de ajuste fiscal el año próximo.
Pero del mismo modo descartó recurrir a la famosa "maquinita" de fabricar pesos, en momentos en que casi nadie los quiere.
Fue contundente: "Querer financiar la reactivación con emisión monetaria desestabilizaría la economía", enfatizó, para desalentar a quienes aún sostienen que "un poquito" de emisión no sería inflacionaria por las actuales condiciones de la economía argentina.
Entre las incógnitas que se irán develando en los próximos días quedó flotando la idea de una reforma del sistema jubilatorio. Luego de criticar en duros términos los cambios que introdujo la administración Macri a fines de 2017 ("es inaceptable y muy grave", calificó), dijo que se incluirán medidas en aquel proyecto de ley "para resolverlo". Habrá que ver los detalles para evaluar el resultado. La estrechez fiscal que él mismo reconoció no daría mucho margen para mejorar los haberes de los jubilados, dado que el gasto previsional implica el 62% del presupuesto nacional.
Sobre la inflación, señaló la necesidad de reducirla a un dígito en forma paulatina, pero no dio detalles de cómo se encarará el acuerdo de precios y salarios que vienen pregonando desde el triunfo electoral. Respecto del dólar, uno de los temas más sensibles, esperó la última pregunta de la conferencia para confirmar lo sabido: seguirá el cepo, mientras se evalúa el régimen cambiario más conveniente.
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