Ante el temor de una nueva crisis, la Fed reevalúa su estrategia
Los miembros de la Reserva Federal de Estados Unidos, cada vez más inquietos por los riesgos en los que están incurriendo con su política de bajas tasas de interés, están divididos sobre cuándo poner fin a los programas experimentales diseñados para reactivar la economía del país.
La publicación el miércoles de las minutas de la reunión de enero de la Fed reveló que las autoridades temen que las políticas actuales de relajación monetaria puedan desembocar en la toma de riesgos excesivos y causar inestabilidad en los mercados financieros.
La Fed está invirtiendo unos US$85.000 millones mensuales en la compra de créditos hipotecarios y valores del Tesoro con el fin de reducir las tasas de interés de largo plazo. Ben Bernanke, el presidente del organismo, ha prometido mantener las tasas de corto plazo en su actual nivel de casi cero hasta que se normalice la tasa de desempleo. Las medidas no han provocado los brotes inflacionarios que algunos vaticinaron y muchos economistas al interior del banco central se inclinan a seguir apoyándolas.
No obstante, algunos de los participantes en la reunión de política realizada el 30 y el 31 de enero manifestaron su preocupación de que las políticas de crédito barato desemboquen en una toma excesiva de riesgos e inestabilidad en los mercados financieros, según las minutas.
Algunos economistas al interior de la Fed opinan que la entidad tendrá que moderar o poner fin a sus polémicos planes de compra de bonos antes de que se recupere el mercado laboral, según los documentos. La Fed revisará los programas durante su próxima reunión, fijada para el 19 y 20 de marzo, lo que sienta las bases para un debate de suma importancia.
Detrás de las crecientes dudas de la Fed radica un cambio profundo en el banco central desde la crisis financiera de 2008. Numerosos economistas consideraban las crisis financieras como problemas que sólo afectaban a los países en desarrollo y que la mejor forma de abordar las burbujas de activos era esperar a que reventaran para después afrontar las consecuencias.
Ahora, en las palabras del propio Bernanke durante una aparición en la Universidad de Michigan el mes pasado, la Fed "necesita pensar acerca de la estabilidad financiera y monetaria, económica, como, en cierto sentido, los dos grandes pilares de lo que trata de hacer un banco central".
Últimamente, la lectura de lo que está ocurriendo en los mercados financieros ha sido perturbadora. Los bancos y los inversionistas han asumido deuda de mayor riesgo, las empresas están emitiendo montos récord de bonos chatarra y se están expandiendo los rincones más exóticos de los mercados de valores hipotecarios y de créditos a empresas.
La posibilidad de un cambio antes de lo previsto en las políticas de estímulo de la Fed repercutió el jueves en los mercados de Asia y Europa. El Índice Compuesto de la Bolsa de Shanghai cayó 3% mientras que el Stoxx 600, que agrupa a las principales empresas europeas cedió 1,5%, afectado por los débiles datos económicos y las noticias de la Fed. A su vez, el Promedio Industrial Dow Jones cerró la jornada del jueves con un descenso de apenas 27 puntos en 13.900 unidades, después del tropiezo de 0,8% el miércoles.
El impacto también se sintió en América Latina, donde el índice Ibovespa, que agrupa a las principales empresas de la Bolsa de São Paulo, perdió 2% para quedar en 56.177,60 puntos, su nivel más bajo desde el 16 de noviembre. La Bolsa de Santiago también fue presa del efecto Fed y su índice IPSA de acciones líderes cayó 0,5%. El petróleo para entrega en abril, a su vez, cerró con una baja de 2,5% en Nueva York y quedó en US$92,84 el barril, al paso que el cobre para entrega en marzo se ubicó en US$3,5530 la libra en Nueva York, un descenso de 1,5% que lo dejó cerca de sus mínimos de los últimos dos meses.
Algunos analistas latinoamericanos, sin embargo, creen que el mercado está sobrerreaccionando y que las probabilidades de que la Fed empiece a retirar los polémicos programas de compra de bonos antes de tiempo son bajas. "Creemos que la situación de la economía de Estados Unidos no justifica un repliegue de las políticas de la Fed", dijo Luis Oganes, responsable del grupo de estudios de América Latina y Mercados Emergentes de J.P. Morgan Chase, en Nueva York. El analista cree que se trata de una corrección y no de un cambio de tendencia y que el entorno actual caracterizado por las tasas bajas y las políticas de estímulo incluso se puede acentuar.
El banco de inversión estadounidense no prevé que la Fed empiece a retirar sus políticas de relajamiento cuantitativo hasta el primer semestre de 2014.
El banco central no está convencido de que estas señales apunten a un peligro inminente para el sistema financiero estadounidense. El debate, más bien, gira en torno a si los programas de la Fed podrían producir turbulencias y si, a medida que se expanden, se vuelve más difícil cerrar las compuertas del crédito barato.
La Fed ha indicado que las tasas de corto plazo seguirán bajas hasta que el desempleo caiga desde su actual nivel de 7,9% a 6,5%, siempre y cuando la inflación siga siendo moderada. Las compras de bonos continuarán hasta que se produzca una mejora sustancial del empleo. El organismo, sin embargo, ha dejado en claro que el actual cuadro podría cambiar si surgen nuevas amenazas al sistema financiero.
Las mismas tasas de interés bajas que intentan estimular el crecimiento y el empleo están creando vastas sumas de crédito barato y desatando una carrera por parte de los inversionistas para encontrar retornos más altos que, por definición, acarrean un mayor riesgo.
"En este momento, tenemos un mercado de bonos bastante robusto", señaló en una entrevista Richard Fisher, presidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas y un ex gestor de inversiones. La formación de estos mercados robustos es precisamente lo que busca la Fed, aclaró, pero el salto del mercado crediticio lo ha puesto en guardia contra la aparición de un nuevo auge de crédito.
Jeremy Stein, gobernador de la Reserva Federal, comparó el desafío de la Fed con el de la tripulación de un barco que debe distinguir entre los pedazos sueltos de hielo y los icebergs. Agregó que hay mucha actividad en los mercados financieros que transcurre sin que los reguladores se den cuenta. "Tenemos que ser humildes acerca de nuestra capacidad para ver todo lo que está pasando y debemos interpretar las claves que observamos de forma correspondiente", aseguró.
Identificar las amenazas al sistema financiero es más difícil que en los casos de la inflación o el empleo, que tienen indicadores más uniformes. Hasta hace poco, la principal crítica hacia la Fed era que sus políticas de estímulo iban a generar una inflación alta, pero los precios al consumidor siguen por debajo del 2% que el banco central tiene como meta.
El peligro es que las tasas bajas alienten a algunas personas e instituciones a asumir demasiada deuda o demasiados activos riesgosos. En el peor de los casos, ese tipo de conducta del mercado puede arruinar a los bancos e instituciones financieras con mayor exposición.
Iván Rothkegel contribuyó a este artículo
The Wall Street Journal