Aníbal Fernández: un incidente ambiental en la empresa que maneja abrió una investigación interna
El 21 de julio pasado hacía un frío extremo en Río Turbio, una localidad de Santa Cruz que ganó popularidad por la mina de carbón que bajo el mismo nombre funciona allí. Es un enclave cercano al corazón kirchnerista. Quizás ese fue uno de los motivos por los cuales las gestiones de Néstor y de Cristina Kirchner le destinaron varios millones de dólares para levantar una central eléctrica. Y el mismo motivo puede haber pesado para que la gobernadora Alicia Kirchner le pidiera a Alberto Fernández que designara como presidente de YCRT (la empresa que reúne a esos negocios del Estado) a Aníbal Fernández, con quien compartió la mesa del poder cuando era ministra de Desarrollo Social.
El exjefe de Gabinete recibió una alarma inesperada hace tres meses. La central termoeléctrica de 21 megawatts (MW) que funciona en el complejo carbonífero tuvo un incidente ambiental. Las bajas temperaturas provocaron la rotura de una válvula que tiró 2000 litros de aceite a los canales internos de agua fría que se usan para refrigerar la usina. Por motivos que son parte de una investigación interna, terminaron en el canal que une la instalación con el Arroyo San José unos 300 litros que contaminaron aguas y suelo del primero.
LA NACION vio un informe oficial del incidente. Allí sostiene que los empleados de YCRT llegaron al lugar y corroboraron el derrame, con lo que activaron el protocolo por el cual intentaron contenerlo. Para eso colocaron barreras en diferentes puntos del canal capaces de absorber el hidrocarburo y cerraron todas las fuentes de agua para evitar la propagación del contaminante.El trabajo de la empresa que maneja Aníbal Fernández continuó en los escritorios. YCRT comunicó el incidente ambiental a las secretarías de Medio Ambiente y de Minería de Santa Cruz, que luego revisaron las instalaciones e hicieron actas.
La recuperación del terreno también llevó esfuerzo. YCRT ordenó retirar el suelo superficial, que estaba congelado, hasta una profundidad de 30 centímetros. Se supone que no infiltró aceite, algo que se verificará en el monitoreo del suelo y del agua. Todo terminó el 3 de agosto pasado.
El incidente ambiental en Río Turbio le trajo a Fernández recuerdos de sus trabajos anteriores. Si bien nunca se especializó en cuestiones medioambientales, no se siente del todo ajeno a esos temas. Sucede que cuando era Jefe de Gabinete tenía bajo su órbita a la secretaría que manejaba el área. Un ejemplo: en marzo de 2015, Fernández regresó a su viejo puesto de ministro coordinador en reemplazo de Jorge Capitanich y nombró como secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable a Sergio Lorusso, hombre de su confianza.
El raviol en su organigrama le dio un conocimiento práctico: las cuestiones ecológicas, dijo varias veces en conversaciones privadas, se resuelven desde el sentido común. En otras palabras, según el manual de Fernández, si la actividad no tiene impacto, no hay tampoco problema. Y si lo tiene, hay que actuar para repararlo.
El manual de Aníbal
Aníbal Fernández elaboró a lo largo de sus años al lado del matrimonio Kirchner su propia teoría sobre la pertenencia al poder. Lo importante no es tanto dónde estás, sino estar dentro del Gobierno, se podría resumir su lema. El ofrecimiento de Alicia Kirchner para manejar Río Turbio le volvió a dar la posibilidad de poner en práctica el enunciado. Así se lo reconoce a quienes se lo preguntan.
Aunque está lejos del organigrama central del Gobierno, mantiene vínculos cotidianos con la cúspide. Suele intercambiar mensajes de Whatsapp con la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien lo define simpáticamente y con estima como un "border". Y ocasionalmente se reúne con el presidente Alberto Fernández.
Si se cumple su lema original, nadie debería descartar el regreso del viejo jefe de Gabinete a la plana central. En agosto pasado hubo rumores de que eso podría ocurrir. Sergio Lanziani, misionero y cercano a Alberto Fernández, fue desplazado de la Secretaría de Energía. Su lugar fue finalmente ocupado por Darío Martínez, otro hombre cercano a Cristina Kirchner, aunque el nombre de Aníbal sonó hasta el final.
La obra patagónica está envuelta en polémicas. Una de ellas: en septiembre de 2015 la carrera electoral marcaba los tiempos en la Casa Rosada y la expresidenta Cristina Kirchner aceleraba los cortes de cinta mientras la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini hacía campaña. Uno de esos viajes la llevó a Río Turbio, donde rodeada de trabajadores puso en marcha de la central termoeléctrica del mismo nombre (mucho más grande que las actuales).
El apuro tuvo su precio. Un informe oficial de la administración macrista sostiene que la unidad fue "inaugurada"sin estar terminada ni apta para funcionar de acuerdo con su proyecto original, algo que ocasionó daños en las instalaciones, como la rotura de tubos y problemas en los ventiladores.
Hasta ahora, ya se desembolsaron US$ 1.600 millones. Aníbal Fernández está comprometido a terminarla. Para eso, le faltan otros US$ 240 millones. Para hacer rendir el dinero Fernández -contador y abogado- espera sacar a flote su experiencia laboral en Rigolleau, la fábrica de Berazategui dedicada a la producción de artículos de vidrio, donde dio sus primeros pasos en el mundo laboral. También colabora con su objetivo el hecho de que la Casa Rosada le haya transferido sumas cuantiosas en medio de la pandemia.
El exjefe de Gabinete hizo carrera en el sector público, pero reivindicó varias veces su capacidad para salir a flote en el negocio privado. No le fue difícil conseguir empleo. Por ejemplo, estuvo entre los abogados que defendieron a Cristóbal López y Fabián de Sousa y celebró su excarcelación diciendo que se trató del "final de un proceso de un montón de cosas que creíamos injustas". Coincidencia en el mundo privado del pasado, también el presidente Alberto Fernández, quien en el pasado alternó con Aníbal la Jefatura de Gabinete kirchnerista, le prestó servicios en algún momento al dueño de C5N.
Mientras recorre canales de televisión en defensa de la gestión del Frente de Todos y discute por Twitter, Fernández le puso su sello a la conducción de Río Turbio. Dice que el incidente ambiental quedó solucionado hace tiempo y se dedica a terminar la central eléctrica, como le prometió a Alicia Kirchner. Quizás es la mejor manera de pasar el tiempo a la espera de que una marejada del poder lo vuelva a poner en la cresta de la ola.
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