Anglo American aún espera lucrar con un megaproyecto en Brasil
CONCEICÃO do MATO DENTRO, Brasil—Las montañas que rodean esta ciudad rural del interior de Minas Gerais contienen un rico filón de mineral de hierro, pero también fueron testigos de uno de los errores más costosos en la historia de la minería.
Anglo American PLC está gastando US$8.800 millones en un inmenso proyecto minero aquí, más que el triple de lo que pro-yectó inicialmente, y aún no ha extraído ni una tonelada de mineral de hierro. El proyecto, concebido por algunos de los mejores geólogos e ingenieros del mundo y que actualmente emplea a 12.000 personas, lleva tres años de retraso.
"Todo el tiempo pienso en lo que podríamos haber hecho diferente", afirmó la ex presidenta ejecutiva Cynthia Carroll a The Wall Street Journal. Carroll, quien aún cree que la mina será rentable, dejó el mando de la Anglo American en abril luego de que los accionistas protestaran por los costos adicionales, principalmente en esta mina, bautizada Minas Rio.
Anglo American sabía que extraer mineral de hierro de debajo de tierras agrícolas y luego procesar y despachar la producción sería un desafío logístico. Y no es la única minera bajo presión. Con las reservas en las zonas costeras casi agotadas, las multinacionales del sector están teniendo que excavar cada vez más en áreas remotas, a menudo en países con monedas inestables, economías volátiles y sistemas judiciales inciertos.
El principal motivo para estas grandes apuestas era la sólida demanda de China. La rápida urbanización convirtió al país en un consumidor voraz de acero y su principal ingrediente, el mineral de hierro. En 2012, China importó 745,5 millones de toneladas del commodity, casi seis veces más que diez años antes. Eso hizo que los precios subieran más del triple desde que Anglo American compró Minas Rio. Sin embargo, la economía china se ha desacelerado y los economistas prevén que la demanda de acero crezca entre 2% y 3% en 2013, en comparación con un crecimiento de alrededor de 10% al año entre 2006 y 2011. Eso está impactando los precios del mineral del hierro, que cayeron este año a alrededor de US$111 la tonelada desde un máximo de US$159 en febrero.
Anglo American ha redoblado su apuesta y se ha comprometido a continuar a pesar de los obstáculos que surjan en el camino. "Aún creemos en un mundo donde el mineral de hierro puede ser rentable a un costo de US$50 la tonelada", afirma el presidente ejecutivo Mark Cutifani, quien asumió las riendas en abril.
La evolución del proyecto ha sido un difícil proceso de aprendizaje. Entre otras cosas, Anglo American no previó completamente la dimensión de las negociaciones con decenas de agencias, alcaldes y abogados locales brasileños, así como cerca de 1.600 propietarios de tierras en 32 pequeños municipios. Tampoco anticipó encarar una batalla en los tribunales por causa de una araña albina ciega. Sólo el año pasado, tres demandas, incluida la ligada a la araña, le costaron a la compañía US$1.000 millones en retrasos, honorarios legales y estudios.
Carlos Nogueira da Costa, secretario de Geología, Minería y Transformación Mineral de Brasil, afirma que podría haber alertado a la empresa. "Anglo American nunca nos consultó antes de realizar la primera inversión para entender cómo funcionaría el proceso de permisos", dice Costa, quien recuerda que se enteró de la adquisición por los periódicos en 2007.
Carroll afirma que las políticas y las regulaciones de Brasil han estado cambiando constantemente y que no está segura de que hubiera podido anticipar algunos de los problemas.
Los críticos, incluidos accionistas de Anglo, que cotiza en Londres con una capitalización de mercado de US$33.000 millones, también opinan que la inversión se realizó en un mal momento, durante una escalada de los precios de los activos justo antes de la crisis financiera global.
En los últimos seis meses, más de una decena de grandes mineras anunciaron grandes sobrecostos, que en muchos casos retrasaron proyectos. El año pasado, BHP Billiton PLC canceló una planeada expansión de US$30.000 millones de su mina de cobre, oro y uranio Olympic Dam en Australia. La empresa atribuyó la decisión al aumento de los costos y los menores precios de los commodities.
Anglo American prevé que la mina sea rentable una vez que comience a producir en 2014. Si bien ejecutivos de la empresa admiten que llevará seis años sólo recuperar el precio inicial de compra de US$4.600 millones más US$8.800 millones en costos de capital, indican que la compañía generará un fuerte flujo de caja durante al menos 45 años después de eso. La pregunta, señalan los analistas, es si ese cronograma les permitirá a los inversionistas obtener el retorno de su inversión.
Minas Rio comenzó como el proyecto mimado de Carroll. Cuando asumió la presidencia ejecutiva de Anglo American en 2007, irrumpiendo en un sector principalmente masculino, su primera iniciativa fue comprar los derechos de Minas Rio del magnate brasileño Eike Batista por US$4.600 millones.
Situada en un frondoso valle, Minas Rio tiene más de 5.800 millones de toneladas de mineral de hierro atrapadas en rocas de itabirito, apodadas "polvo azul" porque brilla como el acero en el que se transforman.
"La primera vez que fui allí, pateé la tierra roja y ahí estaba, el polvo azul", relata Paul Gait, que fue parte del equipo que salió a evaluar el lugar. "Uno podía ver inmediatamente que aquello tenía un potencial enorme".
El mayor desafío que enfrentaron los ingenieros de Anglo American fue cómo transportar el mineral de hierro desde un pueblo rural a unos 500 kilómetros de la costa hasta un barco que pudiera llevarlo al otro lado del mundo, a las fábricas chinas.
Anglo American no tenía una red ferroviaria en Brasil. Podía usar la de Vale, pero eso hubiera significado depender de un rival que podría cobrar un alquiler alto.
La empresa decidió construir un ducto para transportar mineral de hierro aguado unos 500 kilómetros hasta el puerto. Una vez completado, será el mayor ducto del mundo.
Anglo American no ofrece un desglose de sus costos en Minas Rio y los excedentes. Afirma que el ducto se ha convertido en la parte más onerosa del proyecto.
Anglo American también se vio perjudicada por el mismo aumento de costos que afectan a sus rivales. Los camiones, por ejemplo, cuestan ahora 70% más que en 2007, cuando Anglo presupuestó el proyecto. Los precios de la tierra están 10 veces más altos.
En octubre de 2012, Carroll anunció que renunciaría, bajo la creciente presión de los accionistas sobre los sobrecostos.