América Latina gira, y todos miran a Brasil
SÃO PAULO—Después de un año en el que el real se hundió, la economía se contrajo y el Congreso dio comienzo al proceso de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, muchos brasileños se preguntan: ¿cuán peor podemos estar?
"Va a empeorar antes de que empeore", decía un reciente titular de periódico. "Oscuridad al final del túnel", decía otro. Los pronósticos dicen que la mayor economía de América Latina se reducirá 2,8% en 2016, después de haberse contraído un estimado de 3,7% en 2015. La inflación y el desempleo van en aumento.
Brasil todavía se está recuperando del final del auge mundial de los commodities. El aumento de la inversión extranjera que alimentó el gasto público y el consumo interno se ha desvanecido. En su lugar se encuentra el pesimismo económico y una crisis política que complicará la recuperación en 2016.
Uno de los temas es la amplia investigación sobre el escándalo de presunta malversación de US$2.000 millones en Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras. El escándalo en la petrolera de control estatal, en el que están implicados políticos y empresarios de alto nivel, ha paralizado la administración del país y sectores de la economía. La posibilidad de que haya más arrestos de alto perfil o de que la investigación judicial se expanda a otras partes de la economía sólo añade incertidumbre a las perspectivas.
Rousseff, que no está entre los acusados en el escándalo de Petrobras, enfrenta un juicio político y podría no sobrevivir este año en su cargo. El Congreso inició el procedimiento de destitución en diciembre, alegando que Rousseff permitió implementar una inapropiada contabilidad presupuestaria. Ella rechaza la acusación y dice que ha sido fabricada por sus opositores. Sin embargo, con apenas 12% de aprobación, la mandataria tiene una difícil batalla por delante.
El panorama es tan sombrío que Brasil podría superar algunas expectativas. Por ejemplo, sea cual sea el resultado, el juicio político a la presidenta debería eliminar en parte la incertidumbre política. O una pequeña concesión a la ortodoxia fiscal de parte del nuevo ministro de Hacienda, Nelson Barbosa, podría desatar un movimiento alcista en los mercados. Hoy, los inversionistas temen que este economista de izquierda permita que aumenten la deuda, el déficit y la inflación.
Un debilitamiento de la moneda brasileña, el real, haría más atractivos los activos locales para los inversionistas. Ciertamente sería bien recibido por los turistas extranjeros que planean asistir a los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio de Janeiro, donde los precios de hoteles se han desplomado en términos de dólares.
El oficialista Partido de los Trabajadores, que ha estado en el poder durante 13 años, no es el único movimiento populista lati-noamericano sacudido por el fin del auge de las materias primas. En Argentina, Venezuela y Cuba, un alejamiento del populismo podría cambiar el diseño político de la región por muchos años.
En Argentina, los votantes eligieron en noviembre como presidente al ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el político de centroderecha Mauricio Macri, rechazando al candidato respaldado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien nacionalizó industrias e impuso controles de divisas. Macri se ha movido rápidamente para desmantelar las políticas económicas de su predecesora. Desde que asumió el cargo en diciembre, su gobierno ha eliminado las restricciones cambiarias y la mayoría de los impuestos a las exportaciones agrícolas, y ha anunciado nuevas inversiones en el sector energético.
Reformar las políticas populistas de los últimos 12 años en Argentina no será fácil. Se espera que este año el nuevo gobierno enfrente una dura oposición en el Congreso y los poderosos sindicatos, dominados por el peronismo.
En Venezuela, rica en petróleo, los votantes dieron hace poco la mayoría en la Asamblea Nacional a una coalición opositora, repudiando 17 años de chavismo, el movimiento socialista iniciado por el fallecido presidente Hugo Chávez. Los representantes de la coalición, que asume el control hoy, han dicho que se concentrarán en arreglar una economía sumida en una inflación de tres dígitos y una escasez de productos de primera necesidad, en lugar de tratar de sacar del poder al presi-dente Nicolás Maduro.
La liberalización de la economía va a ser una batalla cuesta arriba, ya que Maduro y su Partido Socialista Unido de Venezuela se han comprometido a no dejar pasar nuevas políticas. En diciembre, sus aliados en la Asamblea Nacional saliente nombraron 13 jueces del Tribunal Supremo de Justicia, lo que podría bloquear la agenda de la oposición.
Los problemas económicos de Venezuela son una de las razones por las que Cuba está renovando lazos con Estados Unidos y relajando parcialmente sus estrictos controles económicos y políticos. La isla comunista ya no puede contar con las dádivas de su viejo aliado y protector. Los viajes a Cuba probablemente aumenten este año después del acuerdo recientemente firmado con EE.UU. para comenzar vuelos comerciales directos. Muchas empresas, incluyendo cadenas hoteleras como Marriott International, dicen que el embargo de Washington sigue entorpeciendo el aumento de lazos comerciales con Cuba.
—Ryan Dube en Lima contribuyó a este artículo.