América Latina debe subirse al tren de la realidad virtual
Diez expertos internacionales debatieron sobre la importancia de poner esta tecnología en la agenda política y lanzar una estrategia nacional; en los últimos 18 meses, 21 países ya lo hicieron
Cuando alrededor del año 825 el matemático, astrónomo y geógrafo persa Abu Abdallah Muhammad ibn Musa al-Juarismi se dispuso a redactar su tratado sobre el sistema numérico que los indios habían desarrollado cuatro siglos antes, ignoraba que su nombre (al-Juarismi), latinizado, se convertiría en una palabra clave del futuro lejano: algoritmo.
Tampoco sabían los persas, medio siglo antes, en 773, que la embajada india que había llegado a Bagdad traía en sus cofres y maletas lo que Denis Guedj denomina en su delicioso libro El Imperio de los Números, "un tesoro": el cálculo y las cifras. Más precisamente, el cero, creación genial de los matemáticos de la India que al-Juarismi difundiría por Occidente.
Aunque solemos pasarlo por alto, las actuales maravillas que nacen en el Silicon Valley tienen raíces muy hondas y antiguas. La palabra algoritmo es testimonio de esa milenaria tradición. La diferencia, en todo caso, es que en estos más de 1500 años que nos separan de la invención del cero en la India, pasamos del ábaco a los cerebros electrónicos, que, en última instancia, hacen eso, matemática. Solo que a velocidades que ni siquiera el sabio al-Juarismi habría podido imaginar.
Los cerebros electrónicos están, además, en todas partes. Desde la computadoras personales hasta las gigantescas granjas de servidores de los colosos de Internet, así como en los aires acondicionados, los automóviles y, claro está, el smartphone que llevamos en el bolsillo. "Vivimos en un nuevo mundo, un mundo de algoritmos -dijo el miércoles Gustavo Beliz, al presentar un trabajo sobre inteligencia artificial producido por el Instituto para la Integración de América latina y el Caribe (Intal), que él dirige y que depende del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)-, ese mundo se llama Algoritmolandia".
"El mensaje final de nuestro informe -dice Beliz al concluir su discurso de apertura, en el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires- es que ese mapa de América Latina en poco tiempo más deje de estar en color gris y se llene de estrategias nacionales y regionales de inteligencia artificial. El mensaje final es que necesitamos consolidar una marca de América Latina en inteligencia artificial".
Algoritmolandia, tal el nombre del libro, reúne en casi 400 páginas los trabajos de expertos en muy diversas áreas, que analizan el impacto que la inteligencia artificial tiene (y, sobre todo, podría tener) en nuestra región. Es, de hecho, el único lugar del mundo en el que todavía no existen políticas públicas relacionadas con estas disciplinas que no son nuevas, pero que la miniaturización a catapultado como las nuevas rockstars de la tecnología.
"La inteligencia artificial no solo nos ofrece enormes posibilidades, sino también peligros -había alertado Beliz durante su discurso-. En los últimos 18 meses, 21 países han lanzado estrategias nacionales de inteligencia artificial, incluidos los Emiratos Árabes, que nadan en petróleo, y Kenia, en el continente más atrasado del mundo. Francia está proponiendo un panel intergubernamental sobre inteligencia artificial, equivalente al panel de cambio climático". Es, definitivamente, hora de que América Latina tome consciencia.
El volumen, publicado por Editorial Planeta y que estará en las librerías a partir de este fin de semana, es una forma de poner en la agenda de las clases dirigentes un asunto cuya capacidad de disrupción es enorme. Tanto, que ni siquiera los países que tenemos por más avanzados han podido enfrentar el desafío sin tropiezos. Kristina Persson fue ministro de Futuro de Suecia, pero el experimento quedó trunco. Persson había señalado en su discurso que es menester que haya creatividad en el sector público, algo que no parece presente en la Argentina. "Tampoco en Suecia -dice Persson a LA NACION-. Mi gestión como ministra de Futuro no pudo continuar, y no sólo me sacaron a mí, sino a todos los equipos que trabajaban en ese área conmigo. Solo duró dos años. Es halagador tener esta imagen de Suecia en el mundo, pero nosotros tenemos muchos problemas también. Fuimos exitosos durante unos 100 años, estuvimos en las áreas correctas y usamos nuevas tecnologías. Pero no somos tan buenos como deberíamos ser para adaptarnos a los nuevos tiempos".
Quizá, pues, este puede ser un tren al que todavía tenemos la oportunidad de subirnos, como región. Casi nadie posee respuestas probadas en ninguna parte del mundo. La inteligencia artificial, por ejemplo, podría potenciar uno de nuestros motores económicos clave. "Creemos que las pymes son unos de los principales actores de la economía de la región que pueden beneficiarse de estas nuevas tecnologías de inteligencia artificial -dijo durante su discurso de bienvenida Antoni Estevadeordal, gerente del Sector de Integración y Comercio del BID-. En el banco estamos desarrollando una plataforma llamada ConnectAmericas, junto con Sealand, Google, DHL, Facebook y Mastercard, y en la que ya hay más de 200.000 pymes interactuando".
Como todo cambio paradigmático, las computadoras, la nube de Internet y, ahora, los algoritmos de inteligencia artificial tienen la capacidad de alterar todos los escenarios. No sólo el laboral, sino también, por ejemplo, el educativo, un tema que el miércoles fue abordado por Débora Schapira, de las universidades nacionales de Tres de Febrero y San Martín.
Para Beliz, los temas sociales son una obsesión. Durante su discurso ha clamado por "una alta gerencia pública especializada en inteligencia artificial". ¿Es algo así posible en la Argentina? Lo explicará luego en diálogo con LA NACION: "Tener una alta gerencia especializada en inteligencia artificial en todos los ámbitos sería tal vez demasiado demandante, pero se podrían identificar sectores claves, y algunos de ellos tienen que ver con los servicios sociales. Cómo la inteligencia artificial puede actuar de manera positiva, por ejemplo, sobre la educación. Lo mismo ocurre en el nivel médico. La alta gerencia pública especializada en inteligencia artificial debería estar focalizada prioritariamente en temas sociales", sostuvo.
Con el impresionante marco del domo del Planetario, la presentación ante unas 250 personas de Algoritmolandia es uno de los esfuerzos pioneros por sacar a la inteligencia artificial de su reducto académico y ponerla en la agenda política. Porque en nuestras vidas ya hace rato que está presente, en algoritmos de búsqueda, asistentes de voz, navegación asistida y hasta la elección de nuestra próxima serie favorita. Con sus beneficios y riesgos, ya está aquí. El futuro del gran al-Juarismi se ha hecho realidad.
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