Alivio de deudas, el nuevo estímulo de China
BEIJING—En otro paso de su vasta batería de medidas para reanimar el crecimiento, China está lanzando un nuevo paquete de estímulos para ayudar a los gobiernos provinciales y municipales a reestructurar billones de dólares en deudas y a la vez incitar a los bancos a que otorguen más préstamos, ante nuevas señales de una mayor desaceleración de la segunda economía del mundo.
En una directriz conjunta clasificada como "extra urgente", el Ministerio de Finanzas, el banco central y el principal regulador bancario presentaron un paquete de medidas para impulsar una de las iniciativas de recuperación económica más importantes del gobierno: un programa de canje de deuda por bonos que apunta a darles a las provincias y las ciudades más margen para pagar deudas.
La parte central de la directriz es un plan, más grande de lo previsto, del Banco Popular de China para permitir que los bancos comerciales usen como garantía para todo tipo de créditos de bajo costo del banco central los bonos de rescate de gobiernos locales que compran. El objetivo es proporcionar más fondos a los bancos para que concedan nuevos préstamos. La orden, a la que tuvo acceso The Wall Street Journal, fue emitida esta semana a gobiernos a lo largo del país.
Se trata de la más reciente de una serie de medidas tomadas por Beijing para estimular la actividad económica, incluidos tres recortes de tasas de interés desde noviembre. Sin embargo, esas medidas no han logrado impulsar la demanda, en parte debido a que empresas y gobiernos locales sufren para reducir sus altos niveles de deuda. A su vez, los costos de financiación continúan siendo altos, puesto que la baja inflación dificulta los pagos de deuda por parte de las compañías y los consumidores. Los bancos son renuentes a reducir las tasas de interés de sus préstamos ante el incremento de los costos de financiación y de las cesaciones de pagos.
El sentido de urgencia para resolver los crecientes problemas de deuda del país es palpable en el Consejo de Estado, el máximo órgano del poder ejecutivo de China. En las últimas semanas, el ente ordenó a las principales agencias económicas del país que conciban un plan para ayudar a los gobiernos locales a lidiar con su deuda, según funcionarios al tanto. Eso llevó al banco central a ampliar considerablemente los tipos de préstamos que otorga a bancos comerciales al aceptar bonos locales como garantía, agregaron.
"El banco central está usando esta oportunidad para proveer financiación barata a bancos y guiar las tasas de interés a la baja", señala Zhu Chaoping, economista del banco de inversión de Singapur UOB Kay Hian Holdings Ltd. "Esto tendrá efectos similares a la relajación cuantitativa", dice en referencia a los programas de compra de bonos implementados por los bancos centrales de Estados Unidos y Europa para fomentar la actividad económica.
Funcionarios del banco central han desestimado en los últimos días la necesidad de recurrir a herramientas monetarias poco convencionales. Dicen, por ejemplo, que las tasas de interés pueden reducirse más, como sucedió este domingo. No obstante, abundan las señales de que la economía no está a la altura de lo que el gobierno y los economistas habían previsto y de que las autoridades tratan de encontrar soluciones.
El miércoles, China anunció una serie de cifras económicas decepcionantes. En particular, la inversión en fábricas, edificios y otros activos fijos creció un deslucido 12% en los primeros cuatro meses del año frente al mismo lapso de 2014, el ritmo más lento desde diciembre de 2000. La producción fabril y las ventas minoristas también estuvieron por debajo de las expectativas en abril.
Mientras tanto, los bancos chinos tampoco están emitiendo nuevos préstamos como esperaba el mercado. En abril, los bancos concedieron 707.900 millones de yuanes (US$114.000 millones) en nuevos créditos, frente a 1,18 billones de yuanes en marzo y por debajo de la proyección media de 950.000 millones de yuanes de 11 economistas encuestados por The Wall Street Journal.
La desaceleración está obligando a las autoridades a idear medidas más enérgicas para apuntalar el crecimiento para que Beijing alcance su meta de expansión anual, que ya ha sido reducida a 7% este año, el nivel más bajo en un cuarto de siglo. En público, el gobierno chino mantiene una postura "neutral" sobre la política monetaria, ya que no quiere parecer como si estuviera recurriendo a la vieja táctica de abrir el grifo del crédito para rescatar la economía.
En realidad, según algunos economistas, ya se está gestando un nuevo estímulo comparable con el paquete de US$586.000 millones lanzado a fines de 2008. Durante los últimos seis meses, el banco central ha bajado las tasas de interés tres veces y en dos ocasiones liberó las reservas de emergencia que tenían los bancos comerciales en el banco central. El Banco Popular de China también proporcionó más de US$161.000 millones en fondos a bancos mediante un conjunto de herramientas.
Sin dudas, el impacto de esas medidas en la oferta de dinero ha sido reducido comparado con el que tuvo el estímulo de 2008. Según Zhu, las iniciativas de flexibilización hasta ahora han dado lugar a un aumento de 7,7% en la cantidad total de dinero en circulación en el primer trimestre, frente a un salto de 19,2% en el primer trimestre de 2009 tras el lanzamiento del paquete anterior.
Ahora, sin embargo, "hay una lista completa de herramientas de relajación lista para lanzarse", afirma Jianguang Shen, econo-mista de Mizuho Securities. "La escala de este estímulo será tan grande como la previa", agrega.
—Liyan Qi contribuyó a este artículo.