Alfonso Prat-Gay: "No sabemos si lo peor de la crisis ya pasó"
WASHINGTON.- Alfonso Prat-Gay ofrece una lectura crítica del gobierno de Mauricio Macri. Cree que el desafío de la Casa Rosada es recuperar la confianza, que gobernar la Argentina requiere de una mayor predisposición al diálogo a la que tuvo el oficialismo, y que se debería buscar un "gran acuerdo social" para superar la crisis. El acuerdo con el Fondo "no está lo suficientemente adaptado a las necesidades argentinas. Pedirle paciencia a la gente, como hizo Macri, "no es suficiente". Y, cuando se le pregunta si ya pasó lo peor, responde: "No lo sabemos".
Sin candidaturas ni cargos en el horizonte, Prat-Gay recorre el país y viaja al exterior a dar conferencias. En Washington, habló ante unos 140 estudiantes argentinos en el encuentro Masters Argentina, donde coincidió, entre otros, con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el presidente del Banco Nación, Javier Gonzáles Fraga. Luego, habló en exclusiva con LA NACION.
-Criticó el acuerdo con el Fondo, ¿qué hay que cambiar?
-El acuerdo del Fondo está teniendo los resultados que se podían esperar. Después de un ajuste fiscal de tres o cuatro puntos del PBI y un apretón monetario que implica una caída muy fuerte del crédito, lo raro sería que la economía no estuviera en recesión. Si no fue un objetivo deseado, por lo menos fue un efecto colateral aceptado y asumido. Nunca es una buena medicina, sobre todo con una economía que ya estaba atravesando una situación de estrés y recesión. La preocupación ahora es que tampoco generó lo que el Fondo creía que iba a generar, que era una baja contundente en la inflación.
-¿El acuerdo no funciona?
-El acuerdo ya está, no hay vuelta atrás. No viene al punto discutir si se pudiera hacer otra cosa. El Fondo ya está. Yo cuando fui presidente del Banco Central tampoco podía discutir si lo tenía o no al Fondo, el Fondo ya estaba. Creo que lo mejor sería una discusión más pareja entre el Fondo y las autoridades argentinas, y que surja un programa que sea compatible con las dificultades no solamente económicas, sino las dificultades políticas.
-El Fondo dice que el plan es argentino, ¿no es así?
-El Fondo dice eso, pero las autoridades argentinas dicen "el Fondo no me deja vender dólares". Entonces, que se pongan de acuerdo. El Fondo quiere flotación limpia. Y es un mantra, y es una regla sagrada, y, en general, la flotación como régimen cambiario es superior a cualquier otro esquema. Pero, en general. Cada país tiene su particularidad. El caso de la Argentina es muy especial por la historia, porque es una economía más bimonetaria que monetaria, y en ese sentido me parece bastante peligroso, teniendo en cuenta la historia argentina, las apetencias de los ahorristas y lo importante que es el dólar como señal de estabilidad, tener flotación limpia, o con una zona de no intervención tan, tan ancha en medio de un año electoral, agregó a lo que dije antes de la política fiuscal y monetaria. El programa puede ser coherente para los técnicos del Fondo, pero no está lo suficientemente adaptado a las necesidades argentinas.
-¿Cómo hay que adaptarlo?
-El Fondo dio la concesión de que, si la Argentina entra en recesión, se podía incrementar el gasto social. Pero no es una cuestión marginal. Es una cuestión de una economía que viene cayendo, y muy fuerte, y que a pesar de esa recesión no está revirtiendo la situación de la inflación.
-¿Las bandas hay que achicarlas, o dejar que el Central intervenga?
-Es algo que tienen que discutir las autoridades. La banda es demasiado ancha, y cuanto más ancha es la banda, más inefectiva es la tasa de interés. Cuando el esquema funciona por las malas, la tasa de interés es el garrote para que el ahorrista se pase de dólares a pesos. Pero si el tipo de cambio puede subir un porcentaje muy alto hasta llegar al techo de la banda, no hay tasa de interés que te convenza de quedarte en pesos.
-¿Por qué el plan no bajó la inflación?
-Porque la inflación es un fenómeno más complejo que déficit cero y emisión. Es muchísimo más complejo. Hay un componente muy grande de inercia inflacionaria, inflación por expectativas, que es parte de la cultura argentina. Durante el segundo mandato de Cristina, todos los años tuviste inflación arriba del 20 por ciento. Eso ya te pone en una velocidad donde los ajustes de hoy atienden la inflación del pasado pero a su vez generan inflación para el futuro. Este es un aspecto que no fue considerado por el Gobierno. Faltó desde el principio. Nosotros lo teníamos muy claro, y un componente importante de nuestro plan era un gran acuerdo social para ordenar las expectativas y neutralizar y amortiguar el impacto de las subas de tarifas y el tipo de cambio.
-¿Es tarde para hacerlo?
-Nunca es tarde para hacer lo que conviene hacer. Pero, en ese momento, claramente el plan nació rengo. Sin eso, en el 2016 tuvimos más inflación y más recesión de que la podríamos haber tenido. Faltó ese componente. Al faltar eso, toda la responsabilidad de la política antiinflacionaria cayó en la tasa de interés. Este ha sido el error del Gobierno, confiar en que hay una bala de plata que resuelve el problema. Eso generó atraso cambiario, eso generó un déficit inmenso de cuenta corriente, y encima de eso te llegó la sequía y demás. Creo que el problema lo hubiéramos tenido sin sequía y sin shocks externos. El esquema te llevó a ese lugar porque se cometió el error político de no contemplar la posibilidad de hacer un gran acuerdo.
-¿Cómo se baja las expectativas de inflación?
-No hay un ancla porque no hay confianza. Lo que vivimos en la Argentina desde finales de 2017 en adelante es la pérdida de confianza de las autoridades.-¿Macri perdió la confianza?-No, yo lo que digo es que cuando el instrumento es la tasa de interés, la cosa funciona por las malas. La tasa de interés es una medida de la desconfianza en el manejo de la situación macroeconómica. Cuando estábamos en el Banco Central, bajamos la tasa de interés al 1% anual. El desafío ahora es cómo recuperar la confianza, cómo puede el Gobierno recuperar la confianza. Después podemos discutir cómo se hace. Pero hace falta más diálogo dentro de la coalición del gobierno, y más dialogo con la oposición. La pregunta que se hace el que mira a la Argentina desde afuera no es cómo fue la encuesta de ayer, sino cómo va a gobernar el próximo gobierno, sea quien sea.
Cuando se le pregunta si Lavagna puede gestar el acuerdo del que habla, Prat-Gay responde que "más allá de nombres", a él le interesa ver "razonabilidad en los espacios que se disputan el poder". El peronismo federal, sigue, puede hacer una "gran contribución" a la discusión de los próximos cuatro años.No cree que el proyecto de Macri esté agotado: "Nada se agota hasta que queda demostrado", afirma. Pero Prat-Gay lanza una crítica al macrismo cuando dice que quedó demostrado que para gobernar la Argentina hace falta tener "una predisposición al diálogo más grande de la que ha tenido este Gobierno".
Dice además que hubo una mala lectura del resultado de las elecciones de 2017. "Hubo integrantes del equipo de Macri que hablaban de 16 años de macrismo. La realidad es bastante más compleja", afirma. "Países como el nuestro no se gobiernan de a uno. Tenés que estar permanentemente negociando con la oposición. Y si tu postura es que todo lo que vino antes es viejo, y vos sos el representante de lo nuevo, hay un punto donde no se juntan las dos cosas. No confío demasiado en la filosofía de que todo lo que vino antes no sirve para nada. Se gobierna con lo que hay", agrega.
-Macri pidió "paciencia", ¿lo ve así?
-Lo más importante no es la paciencia de los argentinos, sino la empatía del Gobierno con los argentinos que la están pasando mal. Son muchos. Lo más importante es que el Gobierno pueda empatizar con aquellos que están sufriendo la recesión y la inflación. En ese sentido, hay mucho trabajo por hacer. Hay una diferencia en la que María Eugenia Vidal demuestra esa empatía, u Horacio Rodríguez Larreta. Es un momento muy complejo. Pedirle paciencia a la población no es suficiente. Hay que ponerse en lugar y entender que no es solamente los últimos cuatro años, sino también que la Argentina tiene el mismo ingreso per cápita que doce años atrás. Entonces esto requiere de un mayor esfuerzo de toda la dirigencia política, el sindicalismo, los empresarios. El gran acuerdo nacional es algo que hay que empujar independientemente de quién gobierno.
-¿Va a repuntar la situación?
-Siempre estoy dispuesto a pensar que la cosa va a mejorar, en todos los órdenes de la vida. Creo que hay que ayudarla. El Gobierno en las últimas semanas ha mostrdo cierta apertura a reconsiderar algunas cuestiones. Vamos a ver los anuncios que hace Macri esta semana. Pero no estamos condenados al éxito, como decía Duhalde. Es muy temprano. Además, una cosa es el número, y otra la sensación térmica. Y la sensación térmica de una gran mayoría de argentinos es que no llegan a fin de mes. Si el Gobierno no se pone a trabajar en esa dirección, sus chances electorales van a ser bajas.
-¿El acuerdo del que habla no es para el próximo gobierno?
-Apelaría a la generosidad de la oposción, y lo pondría a Macri en otro lugar si ofreciera un acuerdo antes de las elecciones, y me parece que la situación es lo suficientemente delicada como para elecciones electorales. Gane quien gane, lo va a tener que hacer. ¿Para qué demorarlo?
-¿Lo peor de la crisis ya pasó?
-No lo sabemos. La verdad, no lo sabemos. Vos me preguntas, pasó lo peor de la crisis, no lo sé.
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