Alemania se opone, pero es la que más ganaría con el estímulo europeo
Alemania, el mayor opositor al nuevo programa de estímulo del Banco Central Europeo (BCE), podría cosechar beneficios inmediatos del esfuerzo de la zona euro, una ironía que pone de relieve lo complejo que resulta diseñar una política monetaria para el bloque de 19 miembros.
El programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) que el BCE anunció en enero en un intento por sacar a la zona euro de su letargo económico, provocó aplausos de muchos inversionistas, políticos y empresarios de la región y de todo el mundo.
Pero en Alemania, la mayor economía de Europa y una de las más saludables del continente, la decisión fue recibida con la desaprobación de los líderes políticos y el público en general. Eso, a pesar de que el dominio exportador del país, sus bancos bien capitalizados y la buena salud de sus mercados laborales crean las mejores condiciones dentro de su economía para canalizar las políticas de dinero fácil del banco central hacia el crédito, el gasto y la producción.
Jens Weidmann, presidente del tradicionalmente conservador banco central de Alemania, dice que el masivo estímulo no resolverá los problemas de deuda y competitividad de la zona euro. El programa, advierte, podría aliviar la presión que hoy recae sobre países como Italia y Francia para que modernicen sus mercados laborales y encaren otras reformas económicas. La canciller Angela Merkel, así como un gran sector de la prensa y la industria de Alemania, han subrayado el mismo punto.
La oposición germana, en parte, refleja la disparidad económica que ha complicado la formulación de una política monetaria única para 19 países dispares. También subraya el desacuerdo filosófico persistente entre Alemania y la mayoría de sus pares de la zona euro sobre cómo hacer frente a la crisis que estalló en 2010.
La experiencia de Berlín, con la transformación de su rígido mercado laboral y el recorte del estado del bienestar en 2003, junto con la prolongada y relativamente robusta recuperación que siguió, han jugado un papel clave en su insistencia en que otros gobiernos de la zona euro hagan lo mismo.
Los beneficios del programa de estímulo pueden palidecer frente a los riesgos a largo plazo, dicen los críticos en Alemania. "No hace falta inundar toda la zona euro para combatir incendios en países individuales", dice Karl-LudwigKley, presidente ejecutivo de la compañía farmacéutica alemana Merck KGaA.
"Alemania siempre ha tenido un horizonte a largo plazo y ha sido más crítica acerca de los efectos secundarios y terciarios" de las políticas, dice Dirk Schumacher, economista europeo de Goldman Sachs. "Otros han tendido a decir: ‘Vamos a abordar los efectos secundarios más adelante’".
Dados los efectos esperados de la flexibilización cuantitativa del BCE sobre el crecimiento —desde el alza de los precios de las acciones y de las propiedades hasta un crédito más flexible y mayores exportaciones— la oposición alemana ha dejado perplejos a algunos economistas.
"Es un gran rompecabezas", dice el profesor Marcel Fratzscher, jefe del Instituto DIW para la Investigación Económica, con sede en Berlín, y uno de los pocos economistas alemanes prominentes que recibió con agrado el anuncio del BCE.
Los mercados alemanes han aplaudido la medida del BCE. El índice DAX, que representa a las empresas de primera línea que cotizan en bolsa, se ha apreciado 10,43% este año y 5,13% desde que el programa de flexibilización cuantitativa se dio a conocer la semana pasada.
La anticipación del programa de compra de bonos del BCE ha impulsado una masiva demanda de bonos del gobierno alemán. Los rendimientos a 10 años, que eran superiores a 1% en septiembre, tocaron un mínimo histórico de justo debajo de 0,3% el día después de la reunión del BCE. Los rendimientos son negativos para los vencimientos de hasta cinco años, lo que significa que los inversionistas están pagando efectivamente a Alemania para prestarle dinero.
El plan de estímulo también ha tenido un impacto dramático en el euro. La moneda común ha caído más de 15% frente al dólar en los últimos seis meses, lo que ayudará a los exportadores alemanes. El lunes, se transaba en alrededor de 1,13 dólares.
Carsten Brzeski, economista de ING Bank, estima que si en un modelo teórico se supone una caída del euro de 10% frente a una canasta de monedas, la economía de la zona euro, de US$13 billones, ganaría 0,3 puntos porcentuales de crecimiento.
Pero los efectos podrían variar ampliamente entre las distintas economías de la región. Alemania y Holanda, que exportan ampliamente fuera de la zona euro, recibirían el mayor beneficio, con crecimientos de 0,5% o más en sus PIB, mientras que economías más débiles como las de España y Francia se verían menos favorecidas.
Economistas de Nomura prevén que Alemania se beneficiaría aproximadamente el doble que Francia por la depreciación del euro. Con un comercio exterior que representa más de 70% del PIB alemán, las exportaciones son vitales para la riqueza del país.
Según Gert Peersman, profesor de economía en la Universidad de Gante, en Bélgica, un aumento de 2% en el monto de los activos que adquiera el BCE elevaría el PIB alemán en torno a 0,3%, casi el doble del efecto que se espera para España e Italia. La razón: los bancos de Alemania están mejor capitalizados que muchos de sus pares europeos, lo que les da mayor margen para dar préstamos.
Los hogares alemanes también parecen mejor posicionados para canalizar la generosidad del BCE en nuevos gastos. En enero, la confianza del consumidor alcanzó un máximo de 13 años, según datos publicados el miércoles pasado por el grupo de investigación GfK; el mismo índice se mantuvo estable en Francia y muy por debajo de su media a largo plazo.
Otros activos alemanes también saldrían beneficiados. Los precios de las propiedades en ese país cayeron entre 2001 y 2007, pero ahora están aumentando hasta en 10% al año en algunas ciudades.
De todos modos, críticos alemanes del BCE insisten en que el alza de los precios de esos activos tendrá un efecto limitado.
—Josie Cox en Londres contribuyó a este artículo.