Aldo Ferrer: heterodoxo y coherente con sus ideas, sintetizadas en el eslogan "Vivir con lo nuestro"
Aldo Ferrer, quien falleció ayer a los 88 años, ya no tenía tantas coincidencias con su amigo y colega Marcelo Lascano acerca de las políticas kirchneristas cuando estalló el conflicto con el campo, en 2008. Pero poco después Lascano seguía hablando de él con mucho afecto y lo recordaba como "un buen tipo y honesto" que estaba muy decaído y entristecido desde el fallecimiento de su esposa.
Ferrer tuvo una vasta trayectoria: encabezó la cartera de Hacienda durante los gobiernos de facto de Roberto Marcelo Levingston y de Alejandro Agustín Lanusse; presidió el Banco Provincia entre 1983 y 1987, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, fue titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica bajo la gestión de Fernando de la Rúa, y embajador en Francia en la administración de Cristina Kirchner, entre otros cargos.
Su concepto económico central fue sintetizado en el eslogan "Vivir con lo nuestro" en los tiempos en que los economistas heterodoxos en la Argentina seguían a Raúl Prebisch y hablaban del "deterioro secular de los términos de intercambio". Es decir que, por siempre jamás, lo que la Argentina exportaba (materias primas) valdría cada vez menos en los mercados internacionales, mientras lo que demandaba, fundamentalmente tecnología, valdría cada vez más. Un esquema de desarrollo debía basarse en capitales propios en un país de la periferia que debía ser una economía relativamente cerrada y protegida de los flujos internacionales, en especial, de los de capitales y las deudas.
Las curiosidades de la vida hicieron que tuviera una altísima exposición por sus actividades en los gobiernos de los Kirchner en momentos en que la situación internacional cambió dramáticamente y hubo una mejora difícil de igualar de los términos del intercambio durante la cual la Argentina, por ejemplo, optó por prohibir las exportaciones de carne vacuna. No hubo oportunidad de debatir si no se había alcanzado la paradoja que formuló en los 60 Carlos Díaz Alejandro, según la cual cerrar la economía no sólo no era progresista, sino peligroso porque podía orientarse sólo a la sustitución de importaciones, mientras dejaba creciendo la pobreza, por ejemplo.
Hubiera sido interesante discutirlo con Ferrer, sobre todo ahora que parece haber una nueva ola de acceso a los mercados a la que él, por supuesto, se oponía, insistiendo en "vivir con lo nuestro".
Seguramente, en su gestión pública lo menos lucido haya estado en su participación en el directorio de la fantasmal y controvertida Enarsa, una empresa estatal que a la hora de ser auditada por los organismos de control se transforma en privada y los rechaza.
Hasta último momento escribió para las publicaciones ultra K Infonews y Buenos Aires Económico defendiendo los postulados K y criticando la política supuestamente "neoliberal" de Mauricio Macri.
Probablemente haya faltado un poco a los debates más calientes entre los seguidores de los Kirchner y sus opositores porque no hay en sus escritos opiniones personales, agravios. Prefería, y lo decía, hablar de las ideas y de sus consecuencias, no de las personas en particular. Era frecuente verlo en programas del canal de cable TN, cuando la pelea entre el Gobierno y el Grupo Clarín era de la más alta intensidad. Y mantenía su tono moderado y reflexivo, que eran condiciones menos que escasas en otros discursos heterodoxos, kirchneristas o lo que en ese momento estaba planteado como el keynesianismo en la Argentina. También aplicado de modo extraño, pero con el apoyo de sus ideólogos locales. El estímulo monetario aparecía en condiciones de bonanza, no en medio de una situación de inminente crisis.
Ferrer fue además uno de los impulsores del grupo Fénix, formado en 2000 por economistas opuestos a las políticas de los 90.
En sus ratos libres iba al Club de Amigos. Era común encontrarlo practicando natación en la piscina cubierta o disfrutando de las charlas para socios que daba, organizadas por la institución, con buena asistencia a pesar de que pueda pensarse a los socios como poco afectos al kirchnerismo.