Alberto Fernández tiene problemas para “llenar” la parrilla de Olivos y Casa Rosada
El Gobierno intenta comprar 33 toneladas de carne de vaca, cerdo y pescado, pero no logra conseguir quien le venda
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El Estado registra cada vez más problemas para comprar. Los largos plazos de pago y los precios bajos a los que solicitan los productos en numerosos procesos de adquisición hace que para los prestadores no sea negocio venderle al Gobierno. Eso le pasó a Presidencia cuando quiso adquirir más de 33 toneladas de comida para seis meses (con posibilidad de ampliación), con destino a la Quinta de Olivos y Casa Rosada. En el listado para el changuito había asado, mejillones, abadejo, solomillo, bola de lomo, carne picada sin grasa, osobuco y todo tipo de cortes de carne.
Los típicos cortes de parrilla tienen su propio “grupo”, como se le llama a la categoría en una compra sobre la cual el oferente presenta su propuesta. Totalizan 6,53 toneladas de cortes de vaca (a los que se le suman otras 2,1 toneladas de cerdo). Incluyeron media tonelada de vacío y entraña; 720 kg de roastbeef y lomo sin cordón; casi tres toneladas y media de carne picada especial (sin grasa); 60 kg de entraña; 200 kg de matambre; 100 kg de chinchulines; 40 kg de chorizo colorado y 60 kg de osobuco, morcilla bombón y riñonada, entre otros.
En porcinos y pescados se requirieron 45 kg de mejillones (7,5 kg por mes), 630 kg de abadejo, más de una tonelada de merluza, media tonelada de bondiola y 100 kg de costillita de cerdo y matambrito de cerdo. El alimento más pedido es la pechuga de pollo (10 toneladas).
La licitación pública quedó desierta por falta de oferentes. “No te pueden mantener los precios o te ofertan cualquier barbaridad”, explicaron fuentes cercanas a Olivos. Dos proveedores participaron, pero luego no confirmaron sus ofertas. Otro detalle: no aparece el presupuesto asignado porque “no es público”, según fuentes oficiales. En este tipo de licitaciones suele estar incluido un monto en el pliego, pero en este caso detallaron que “no se publica el precio estimado”.
En este proceso, las condiciones de pago eran a 30 días corridos a partir de la presentación de cada factura, luego de la conformidad de recepción, que se estimaba hacer en cada entrega los lunes, una vez por semana. Eso en los papeles. En la realidad, “todos saben que son 120 días”, explicó una conocedor. Sin embargo, el plazo del contrato sería por seis meses, con un precio cotizado que sería el final por todo concepto.
En el precio, el oferente debe considerar incluidos todos los impuestos vigentes, derechos o comisiones, gastos de traslado, fletes, seguros, beneficios, gastos de personal, sueldos y jornales, cargas sociales, gastos y costos indirectos, gastos y costos generales y todo otro gasto o impuesto o concepto que pueda incidir en el valor final del servicio, incluso los acuerdos paritarios aplicables al rubro en el futuro.
“No se aceptarán ofertas condicionadas a futuros aumentos paritarios o a cualquier otra condición, bajo apercibimiento de desestimar por esa única causal la oferta en cuestión. Se entenderá que antes de presentar su oferta, el oferente se ha asegurado que su cotización cubrirá todas las obligaciones emergentes del contrato, incluidas las eventuales subcontrataciones. Se entenderá en consecuencia que se encuentran incluidas en su oferta las prestaciones que, de acuerdo a su juicio y experiencia, deberá realizar para el fiel y estricto cumplimiento de sus obligaciones, aunque las mismas no estén explicitadas en la oferta”, explica el pliego.
Debido al rechazo, fuentes oficiales informaron que se continuará proveyendo de estos alimentos a la Casa Rosada y Quinta de Olivos con un contratista anterior, hasta que se adjudique otra licitación.
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