Alberto F. ya maneja borradores para enfrentar la mayor urgencia de la economía
De un lado, una posición "ortodoxa" por parte de su socio político Sergio Massa. Y del otro, una sugerencia de entendidos en temas financieros –entre los que se encuentran exfuncionarios de Carlos Menem e incluso de Mauricio Macri- que proponen una salida más agresiva para el mercado, con borradores de renegociación incluidos.
El candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, está tironeado en medio de una puja entre posiciones encontradas con respecto al punto más urgente de la economía argentina en, al menos, los próximos seis meses. Se trata de la renegociación de la deuda pública en manos de bonistas, el primer tema que le tocaría abordar en caso de quedarse con la conducción de la Casa Rosada.
El diagnóstico general del Frente de Todos es compartido: es necesario renegociar la deuda porque en la situación actual no es viable. Pero ese acuerdo choca con miradas antagónicas al momento de definir cómo llevar adelante el trabajo, según reconstruyó LA NACION en base a fuentes que participan de la discusión.El punto clave es la manera en que se les pagará a los acreedores. La discusión se puede expresar en términos binarios: con o sin quita de capital. Para sorpresa de desprevenidos, algunos actores a quienes desde el prejuicio podría identificarse con posiciones más heterodoxas se inclinan por una salida que no dañe a los acreedores, mientras que otro grupo de técnicos acostumbrados a las finanzas sostienen propuestas más agresivas. Negociar hoy con la mano liviana, piensan, hará trastabillar al país más adelante.
Uno de los que tallan en el tema es Sergio Massa. El primer candidato a diputado por el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires le recomendó a Fernández avanzar en la renegociacion de la deuda sin quita de capital (sólo se tocarían plazos y, eventualmente, intereses). Es una posición similar a la de Martín Redrado, cercano al tigrense, pero también hombre de consulta periódica de Alberto Fernández. Antes que la propuesta para renegociar, el ex banquero central insiste en armar un programa fiscal adecuado.
Massa está en el proceso de una metamorfosis para consolidarse en una especie de vocero albertista con los factores de poder y las finanzas norteamericanas. Viene oficiando en los últimos días de nexo entre el candidato y Washington. Quizás por eso le da prioridad a evitar el stress en la relación con los acreedores.
Algo similar deslizó tiempo atrás Emmanuel Alvarez Agis, exviceministro de Economía en la gestión de Axel Kicillof y lanzado en el último tiempo por su cercanía al candidato presidencial.
Fernández agita la bandera de un regreso kirchnerista "para ser mejores", un paraguas que también abarca la normalización de la relación con los acreedores. El denominado mercado lo mira con desconfianza, pero él espera reducir esa tensión -dentro de los límites que le pone la política y sus propias ideas- en caso de ganar las elecciones del domingo próximo. Es el sustrato que lo llevó, hace algunas semanas, a inclinarse por una salida "a la uruguaya" para la crisis de la deuda.
La receta rioplantense implicó, en 2003, asegurarles a sus acreedores que el país tenía la voluntad de pagar, para lo que requería más tiempo, pero sin la necesidad de avanzar en una quita de capital. El último punto es clave: en términos de credibilidad, no es lo mismo pedir más tiempo que ofrecer menos dinero al que ya lo prestó.
Adiós a la salida "a la uruguaya"
Un banquero recordó la semana pasada en Mar del Plata, donde se hizo el Coloquio de IDEA, las diferencias entre ambas renegociaciones. En 2003, Uruguay reestructuró US$5000 millones y el país se comprometió a tener un superávit primario del 3%. El primero es un número nimio en comparación con una deuda pública total de US$315.000 millones de la Argentina y también contra los US$75.000 millones de vencimientos hasta 2023 en manos de bonistas (sin contar al FMI y la deuda al interior del sector público).
El segundo, en cambio, parece inalcanzable. Dicho de otra manera: para la Argentina, el caso uruguayo es una inspiración antes que un molde.
Fernández pensaba de una manera similar a Massa hasta hace poco. Pero hoy, sostienen dirigentes enrolados en el Frente de Todos, no lo tiene definido. Quienes le sembraron una idea distinta son un grupo de economistas acostumbrados a transitar el terreno fangoso de las renegociaciones de deuda pública. Fernández les hace consultas puntuales y recibe respuestas crudas.
El último llegado a ese grupo es Daniel Marx, hasta ahora un tapado entre los hombres de consulta del equipo de Fernández. Marx habla como la persona que ya estuvo ahí, dado que fue jefe de la negociación de la deuda argentina de 1989 a 1993 – integró los gobiernos de Raúl Alfonsín y de Carlos Menem- y secretario de Finanzas con Fernando De La Rúa. Hoy es director de la consultora Quantum Finanzas. Días atrás, Marx le hizo llegar a los equipos técnicos de Fernández una propuesta de renegociación de los bonos argentinos con una quita que en la mayoría de los casos ronda el 20% a partir de una combinación de capital e intereses, según la reconstrucción del documento que hizo LA NACION. La propuesta, sin embargo, contempla que se les aplique un porcentaje distinto a algunos papeles.
A diferencia de Massa, el equipo de Quantum eligió el camino pedregoso. Quienes armaron la propuesta reconocen que una renegociación sin quita es mucho más amistosa, pero descuentan que el foco va a ser la sostenibilidad de la oferta argentina. Es decir, si el país podrá mantenerse como pagador a largo plazo.
La propuesta con quita de Marx va de la mano de un plan económico que ponga como prioritario mantener un programa fiscal superavitario. En ese punto coincide con Redrado.
Una idea similar a la del exfuncionario delaruista le hizo llegar a Fernández Carlos Melconian. Cercano al presidente Mauricio Macri, exfuncionario de Cambiemos -pasó por el Banco Nación-, marginado del manejo de la economía por sus críticas al gradualismo y luego expulsado del Gobierno dice y repite que en la situación actual de la Argentina no alcanza con una extensión de plazos, sino que es necesaria una quita. Lo hizo varias veces en público, pero también muchas otras en privado a Fernández.
Melconian tiene un punto que hace pensar al compañero de Cristina Kirchner. Si no hay quita, será imposible armar un plan de pagos que no impida el supuesto retorno al crecimiento económico, lema electoralista del Frente de Todos. Y hasta que no se despejen los nubarrones sobre el futuro de la deuda, no habrá crédito que apalanque la actividad y el consumo.La renegociación de la deuda pública argentina está hoy al tope de las inquietudes del sector empresario. En un almuerzo con periodistas, por caso, el presidente del Banco Santander, Enrique Cristofani, deslizó la semana pasada que resolver la cuestión debería ser una exigencia de la sociedad.
Los banqueros creen que tendría que pasar rápido para ocasionar los menores perjuicios, y ponen como requisito para que funcione el hecho de alcanzar el superávit primario, una tarea que le resultó esquiva en sus dos gobiernos a la compañera de fórmula de Fernández.
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