Ajústense el cinturón: la volatilidad se vuelve a instalar en los mercados
La repentina racha de pérdidas en los mercados mundiales demuestra que, a pesar de más de un año de recuperación bursátil, la confianza de los inversionistas tras la crisis financiera sigue siendo muy frágil.
Hasta hace unas semanas, el mercado parecía haber recuperado su comportamiento anterior a la crisis. Varios indicadores que muestran la ansiedad de los inversionistas habían caído a niveles previos a la crisis y el crecimiento económico y las ganancias corporativas mostraban una sorprendente resistencia.
Pero las dificultades europeas para resolver sus problemas de deuda, la abrupta caída de casi 1.000 puntos del Promedio Industrial Dow Jones el 6 de mayo y el debate sobre el papel que deben desempeñar los principales bancos han puesto a los inversionistas de nuevo a la defensiva, haciendo aflorar el temor y la ansiedad de la crisis financiera.
Las bruscas caídas del jueves hicieron perder a los principales indicadores estadounidenses un 10% frente a sus máximos, una corrección prevista hace tiempo por los analistas. A pesar de un repunte de 125 puntos el viernes, el Dow Jones cerró la semana en 10.193,39 puntos, un descenso de 9% frente a su máximo del 26 de abril.
Incluso algunos inversionistas profesionales que habían comprado acciones durante el repunte bursátil tienen dudas sobre la duración del rebote, dado los persistentes problemas con la deuda, el desempleo, la vivienda y el frágil sistema financiero mundial.
Ahora, algunos están reduciendo sus posiciones. Hace una semana, Wilmington Trust Investment Management recomendó a sus clientes que vendan una tercera parte de sus acciones en compañías en Europa y otros países desarrollados, excluyendo Estados Unidos.
La firma instó a todos sus inversionistas —exceptuando a los más arriesgados— a poner su dinero en bonos. Wilmington Trust considera los problemas de deuda de Grecia como una señal de alerta temprana de que los niveles excesivos de deuda frenarán el crecimiento económico mundial, incluyendo el de EE.UU.
"Nuestras expectativas son mucho más débiles que hace seis u ocho meses", explica Samuel Fraundorf, presidente de Wilmington Trust Investment Management. En cuanto a la bolsa estadounidense, Fraundorf vaticina "muchos extremos... Creo que vamos a tener muchos días de 300 puntos al alza o a la baja".
Otros son más optimistas. El veterano gestor de capital Steve Leuthold, presidente de la junta directiva de Leuthold Group en Mineápolis, tranquilizó el jueves pasado a sus clientes. "Que no cunda el pánico. Creo que es una gran oportunidad de compra para los operadores y los inversionistas a largo plazo", dijo Leuthold a sus clientes en un correo electrónico, añadiendo que los daños serían temporales.
Quienes creen que todo es sólo una tormenta pasajera argumentan que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés de referencia a niveles excepcionalmente bajos en los próximos meses, que la entidad revisó recientemente al alza su pronóstico de crecimiento económico y que las compañías están divulgando ganancias superiores a las previstas.
A pesar de las turbulencias bursátiles, los pronósticos de utilidades de los analistas para las compañías del índice Standard & Poor’s 500 apenas han cambiado en las últimas dos semanas, según Thomson Reuters. El problema es que los inversionistas están menos dispuestos que antes a apostar a que se van a cumplir esas previsiones, señala Don Rissmiller, economista jefe de Strategas Research Partners en Nueva York.
Ahora quieren una prima más alta para compensar el riesgo bursátil. O, en la jerga de los analistas, los inversionistas pagarán menos por cada dólar de ganancia corporativa prevista. Se trata de un problema particular porque la relación precio-ganancia ha subido mucho durante la recuperación.
Hasta hace unas semanas, los inversionistas estaban dispuestos a pagar un alto precio por las acciones ante las expectativas de un salto en las ganancias. También estaban pagando caro sobre una base histórica. Hacia fines de abril, los inversionistas estaban pagando casi 22 veces las utilidades de las acciones en el S&P 500, según datos del profesor de la Universidad de Yale Robert Shiller. Durante el punto más bajo del mercado bursátil en marzo de 2009, la cifra era de apenas 13 veces.
Shiller ha estudiado las relaciones precio-ganancia desde el siglo XIX, equilibrando los altibajos a corto plazo al usar un promedio de ganancias de 10 años. Incluso después de las caídas de mayo, la relación precio-ganancia era de casi 20, muy por encima del promedio histórico de unos 16.